Así lo aseguró Hebe de Bonafini. Además repasó la historia de una dinámica de reclamo que más tarde se convertiría un símbolo de lucha. Ayer se realizó la tradicional ronda con el discurso de la titular de la organización.
Comenzaron el 30 de abril de 1977, reclamando por sus hijos desaparecidos. Y ayer realizaron la marcha 1800 alrededor de la Pirámide en Plaza de Mayo. “Esa cifra es una patriada. Sufrimos muchísimo, pero a pesar de todo conservamos la Plaza”, aseguró Hebe de Bonafini, titular de las Madres de Plaza de Mayo.
La necesidad de marchar en torno a la pirámide surgió hace 35 años, tras la advertencia de los policías que custodiaban a ese grupo de mujeres congregadas para buscar a sus hijos desaparecidos.
Como el país estaba bajo estado de sitio quedaron prohibidos los grupos de tres o más personas reunidas en lugares públicos, por lo que los agentes les pidieron a las Madres que circulen. Y de esa manera comenzó a tomar forma una dinámica de reclamo que más tarde se convertiría un símbolo de lucha.
“La idea de la marcha de hoy, que lleva el número 1800, es reunir a todos los que nos acompañan. Y como durante la ronda no conversamos con la gente que se nos acerca, propusimos armar una mateada después de la marcha”, comentó Hebe.
La caminata circular alrededor de la pirámide congrega jueves a jueves a unas 20 Madres, que ya tienen entre 80 y 90 años. Si bien Plaza de Mayo es el lugar central donde se realiza la movilización (porque es allí donde surgió) Hebe asegura que "en cualquier lugar donde haya Madres se marcha los jueves”.
El histórico reclamo, que ayer alcanzó el número 1800, comenzó en la puerta de una Iglesia. Las Madres esperaban que alguna autoridad eclesial les diera respuestas ante la desaparición de sus hijos. Como la respuesta nunca llegó decidieron trasladarse hasta Plaza de Mayo, con el objetivo de enviarle una carta al presidente de facto, Jorge Rafael Videla.
“Cuando la policía nos vio dijo que el país estaba en estado de sitio, y nos pidió que caminemos. Nos llevaron al Monumento Belgrano para que nadie nos vea. Todos los jueves además, terminábamos presas. Pero seguimos y logramos llevar nuestro reclamos al centro de la Plaza”, recuerda Hebe.
“Le agradezco a Azucena Villaflor por haber tenido la lucidez de proponer que juntemos el reclamo, que nos encontremos en la Plaza, porque solas, de manera aislada, no hubiéramos logrado nada”, aseguró Adelina de Alayes, una de las Madres que participó de las primeras rondas.
Adelina recordó que antes de que la marcha tome forma, las Madres se reunían en la Capilla de la Marina para pedir datos sobre el paradero de los hijos. “Pero yo me negué. Los propios militares no nos iban a dar información”. Sin embargo, tiempo después se sumó a las reuniones en la plaza. “Recuerdo cuando vi a una mujer, que estaba parada con un pantalón verde oliva. Era Hebe”, relató la señora que lleva más de 30 años de lucha.
“Si viene a la reunión hay que ir a la Plaza de Retiro”, advertía una mujer que parecía hablar sola, una de las primeras veces que Adelina llegó a Plaza de Mayo. Cuando miró a la Iglesia San Francisco, donde habían quedado en reunirse, estaba siendo apuntada por uniformados. “¿A dónde vamos el próximo jueves?”, preguntó una de las Madres, ya en Retiro. “Volvamos a la Plaza de Mayo”, contestó otra compañera. Y desde entonces volvieron a congregarse en ese espacio público, que hoy es símbolo de Memoria, Verdad y Justicia.
El respeto, el cariño, la admiración y el agradecimiento de siempre a las Madres del amor.
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