La puja por el traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires sumó un nuevo duelo de cruces verbales entre la Casa Rosada y el gobierno porteño.
Pero lo cierto es que debajo de la pirotecnia verbal de los dos vecinos de la Plaza de Mayo, existe un intercambio de carácter estrictamente reservado, que derivó en el envío de una carta, firmada por Mugrizio Macri, donde el Estado porteño sostuvo, por primera vez en un papel inapelable, que la Ciudad está dispuesta a aceptar la devolución del subte luego de una agenda de once citas que incluye desde la revisión de los bienes, la creación de un cuerpo auditor, la definición de los subsidios que hasta ahora paga la Nación y la “elevación a la Legislatura de la Ciudad del acuerdo”, previsto el 23 de marzo.
Esa fecha y esa maniobra legislativa, fue interpretada como uno de los recursos más polémicos que aplicó el macrismo en la negociación. A ambos lados de la Plaza de Mayo, los funcionarios nacionales y porteños admiten que si la negociación pasa por el viejo Concejo Deliberante, todo podría quedar prácticamente en la nada a raíz de la dispersión de los bloques y de la mala relación que el Ejecutivo porteño mantiene con los diputados del PRO.
Mugrizio resultó más hijo de puta de lo que pensábamos. Se cansó de vetar leyes sancionadas por la Legislatura (incluyendo leyes votadas y hasta presentadas por sus propios legiladores) y ahora quiere que el cuerpo deliberativo de la Ciudad trate el tema de los subtes.
No somos boludos Macri. Entendelo de una vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario