CINCO POLICÍAS MURIERON Y OTRAS SIETE PERSONAS RESULTARON HERIDAS, DOS DE ELLOS CIVILES, POR DISPAROS DE UN FRANCOTIRADOR AL CULMINAR UNA MANIFESTACIÓN CONTRA LA VIOLENCIA POLICIAL EN DALLAS QUE HABÍA SIDO CONVOCADA TRAS LA MUERTE A QUEMARROPA DE DOS AFROAMERICANOS.
La emboscada se produjo al final de la marcha en la que habían participado alrededor de 800 personas que marcharon por el centro de la ciudad y que fue convocada por grupos relacionados con el movimiento Black Lives Matter, en respuesta a la muerte a de los hombres negros cuyos videos se viralizaron rápidamente en las redes sociales. Se trata del acto más sangriento cometido contra la Policía de Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001.
"Los asaltantes dispararon de manera coordinada, con gran sofisticación y triangulando desde una posición elevada justo sobre el lugar donde iba a terminar la marcha. Algunos de los agentes murieron por disparos en la espalda", explicó inicialmente a la prensa el jefe de la Polic{ia de Dallas, David Brown.
La Policía arrestó a tres personas, dos hombres y una mujer, mientras otro se atrincheró en un estacionamiento de varias plantas desde donde intercambió disparos con las fuerzas de seguridad desplegadas en los alrededores hasta que un robot depositó y activó una carga explosiva que terminó con su vida, según narró Brown.
El francotirador fue identificado como Micah Xavier Johnson, de 25 años, residente en la calle Helen Lane, de Mesquite, un barrio al Norte de Dallas, domicilio que un equipo de funcionarios y detectives allanaron y registraron poco después de su deceso.
Johnson estuvo en Afganistán con el Ejército de EE.UU. entre noviembre de 2013 y julio de 2014, en una unidad auxiliar donde desempeñaba tareas como carpintero y albañil, oficios que aprendió en las Fuerzas Armadas. Pasó a la reserva entre marzo de 2009 y abril de 2015.
Recibió numerosas distinciones, entre ellas una medalla por la lucha global contra el terrorismo, según la cadena NBC y el diario local The Dallas Morning News.
Mientras disparaba contra la policía, Johnson profirió numerosas amenazas y dijo que "quería matar a gente blanca, especialmente a agentes de policía blancos", según detalló Brown.
A pesar de que el alerta general en Dallas finalizó, las fuerzas de seguridad pidieron a los ciudadanos que se abstengan de visitar la escena del crimen, mientras la Administración Federal de Aviación (la FAA) restringió temporalmente el espacio aéreo sobre el centro de la ciudad texana.
Si bien desde el primer momento las autoridades policiales culparon por el ataque a "francotiradores", finalmente la cadena CNN confirmó que fue una sola la persona que disparó, provocando la masacre.
Los hechos tuvieron lugar a escasas tres cuadras de la Plaza Dealey, el lugar donde hace 53 años fue asesinado el presidente John F. Kennedy.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró ayer cuatro días de luto y el izado de las banderas a media asta en señal de duelo.
"Como señal de respeto por las víctimas del atentado contra agentes de policía perpetrado el jueves 7 de julio de 2016 en Dallas (Texas), por la autoridad investida en mí como presidente, ordeno que la bandera de Estados Unidos ondee a media asta en la Casa Blanca y en todos los edificios públicos" hasta el 12 de julio, indicó Obama desde Varsovia, donde participará de una cumbre de la OTAN.
La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, por su parte, lamentó en la red social Twitter hoy la matanza y dijo estar "de luto por los oficiales tiroteados en el ejercicio de su sagrado deber de proteger a los manifestantes pacíficos".
Mientras tanto, su rival republicano Donald Trump, en el usual tono de campaña con que aborda toda contingencia, pidió un liderazgo "más fuerte" para evitar este tipo de sucesos y consideró "una agresión" contra Estados Unidos el ataque. Ambos candidatos cancelaron sus actividades de campaña tras el tiroteo.
La fiscal general, Loretta Lynch, calificó de "tragedia insondable" el tiroteo y pidió calma al país ante las muertes de afroamericanos a manos de policías en Luisiana y Minnesota el martes y miércoles.
Los familiares de Alton Sterling, el hombre negro al que dos policías blancos dispararon y mataron a quemarropa el martes en Luisiana, llamaron ayer a la calma tras la matanza en Dallas. "Creemos que los policías que violan la confianza pública y su formación no se deben tomar como representativos del sistema judicial del país", dijo en un comunicado la familia de Sterling.
También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el asesinato, pero insistió también en la necesidad de investigar "de forma integral" las recientes muertes de negros en incidentes con agentes en otros puntos del país.
Pero en un tono diametralmente opuesto, el vicegobernador de Texas, Dan Patrick, acusó a los manifestantes de "hipocresía" por huir de los disparos, y culpó por la masacre a Black Lives Matter -un grupo de activistas por la vida de los negros- y al "odio a la policía manifestado en las redes sociales".
Esta semana, una persona filmó desde adentro de su auto cómo dos policías blancos tiraban al suelo, inmovilizaban y mataban con cuatro balazos a Philando Castile, un hombre negro que estaba vendiendo CD's en un estacionamiento frente a una serie de locales comerciales durante la madrugada.
Un día después, en tanto, un policía del estado de Minnesota mató a tiros a otro hombre negro que estaba en un auto, Alton Sterling, y su novia, que estaba en el vehículo, posteó en vivo los momentos posteriores en un video de Facebook que se viralizó y en el que dice que su novio fue baleado "sin ningún motivo".
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