Uno de los más famosos refugios de los tangueros jóvenes, el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF), del barrio porteño de Abasto, fue clausurado por el gobierno porteño a horas de que los milongueros realizaran una milonga a cielo abierto frente al Palacio Municipal, contra los cierres de los lugares de tango de la ciudad, informaron hoy los organizadores del lugar de encuentro, donde se ofrecen recitales de las nuevas orquestas del género.
El CAFF, un viejo taller mecánico de Sánchez de Bustamante 764, donde habitualmente toca la orquesta de jóvenes, entre una gira y la siguiente, fue intervenida en la tarde del viernes y de inmediato las páginas del club y la orquesta confirmaron que este fin de semana ya no iban a trabajar allí ya que hoy se realizan las elecciones en la ciudad.
El CAFF, como lo llaman los habitués, jóvenes de 30 años de promedio, fue reconvertido por los músicos, militantes de un tango moderno sinfónico pero “duro”, con miles de seguidores en la ciudad y en el mundo, al punto que junto a la milonga La Catedral, es un lugar de culto para los jóvenes que bailan tango en todo el planeta.
La nueva clausura se produjo cuando el gobierno de la ciudad todavía trata el caso de la milonga Sunderland del barrio porteño de Villa Urquiza, al que le pidieron que instale mangueras contra incendio, “instalaciones fijas”, cuando la ley sólo obliga a contar con matafuegos, “instalaciones móviles”.
En tanto que la milonga Salón La Argentina del centro porteño continúa cerrada, luego que intervinieran en la tradicional milonga Sin Rumbo, también de Villa Urquiza, ambas con más de 95 años de vigencia.
En el CAFF los jóvenes se reunían para escuchar a la orquesta, pero al poco tiempo se empezó bailar y a dar clases de tango, en tanto que al lugar comenzaron a ir otras orquestas de jóvenes con nuevas propuestas de tango, tan sinfónicas como las tradicionales, pero ahora con una mayor fuerza, acorde al siglo XXI.
Este nuevo movimiento en el tango porteño es seguido por los cultores de este arte en el mundo entero y tiene la capacidad de incorporar a más jóvenes día a día, lo que incluso produce cierto rechazo en los milongueros de mayor edad.
Después de la creación del CAFF, en el año 2004, el Café Vinilo, del barrio porteño de Palermo, siguió ese camino generacional con gran repercusión, pero este último lugar también sufrió una clausura la semana pasada, aunque este fin de semana pudo volver a trabajar, confirmaron los organizadores.
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