El ministro de Trabajo se despidió como jefe de la delegación gubernamental durante un brindis ante los organismos multilaterales. "Me queda para toda la vida haber sido el ministro de Trabajo de Néstor y Cristina”, dijo.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, se despidió ayer como jefe de la delegación gubernamental en las conferencias de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) durante un brindis ante los organismos multilaterales en Ginebra, en el que resaltó que el clima del diálogo social tripartito (gobiernos, trabajadores y empleadores) que vivió durante 12 años en las reuniones anuales de la entidad le quedará “para toda la vida”.
“Este clima me queda para toda la vida, y sobre todo me queda para toda la vida haber sido el ministro de Trabajo de Néstor y Cristina”, distinguió Tomada en un improvisado discurso ante los delegados de gobierno, trabajadores y empleadores que participan en la 104 Conferencia de la OIT, durante la recepción ofrecida por el embajador Alberto D’Alotto, en la sede del organismo, a la que asistió Télam.
El ministro bromeó ante las palabras de reconocimiento a su gestión del jefe de la misión diplomática, entre otros, sobre su “falta de costumbre a los elogios” y a estar “más bien acostumbrado a los cachetazos” en referencia a su rol en las habituales negociaciones entre sindicatos y empresarios en el país.
En contraste y con el mismo tono de humor, Tomada ponderó el “espíritu de Ginebra”, donde los delegados de los tres grupos “nos encontramos, trabajamos en las comisiones, vamos a comer, nos vemos con las CGTs, las CTAs, con empresarios, industriales, sectores de gobierno, nos quedamos enamorados y nos vamos con ese espíritu hasta el avión”, aunque “en el medio del Atlántico vamos aflojando y cuando llegamos a Buenos Aires queda poco de ese espíritu".
“Pero el espíritu de Ginebra es una acumulación” puesta en evidencia en “todos los que han venido acá” y que “tiene que ver con lo mucho que hemos aportado al diálogo” y a que “todos aprendimos y aprendemos cada año de ese espíritu”, valoró.
Antes, D’Alotto resaltó el “gran respeto” cosechado por el ministro en sus doce años al frente de la cartera laboral, y lo describió como una persona de militancia y convicciones de integración democrática y social.
El ministro “pudo desarrollar esos ideales con acciones para lograr mayor equidad y justicia para los trabajadores”, destacó D’Alotto, quien calificó a Tomada como “un gran servidor del Estado, capaz de escuchar y dialogar”, que “goza del respeto de toda la dirigencia”, en definitiva, “un gran ministro de la democracia”.
En representación del Grupo de los Trabajadores, el secretario general de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), Andrés Rodríguez, sostuvo que el movimiento sindical “agradecerá siempre” al ministro que “más allá de los matices y de su conocimiento técnico, haya respondido con la responsabilidad del gobierno democrático, encontrando la conducción rectora para solucionar los problemas”.
En tanto, en nombre del Grupo de Empleadores, el director de Recursos Humanos de Corporación América, Luis Marchese, agradeció la actitud “siempre dispuesta” de Tomada durante su gestión “cada vez que íbamos a golpear la puerta de su oficina” y relevó que Argentina “está un paso arriba” en el espíritu del diálogo social postulado por la OIT, del que el ministro “es el fiel exponente”.
Tomada pronunció ayer mañana su último discurso como ministro de Trabajo ante el plenario de la Conferencia de la OIT en el Palacio de las Naciones, en el que resaltó su orgullo por haber sido el representante gubernamental de Argentina durante los últimos doce años, tarea reconocida con un cerrado aplauso por las delegaciones presentes.
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