domingo, 18 de enero de 2015

Una tragedia enlutó la visita de Francisco a Filipinas

El Papa Francisco afrontó ayer una fuerte tormenta tropical -que mató a una voluntaria- para poder celebrar una misa en Tacloban, en la isla de Leyte, junto a los sobrevivientes del tifón Yolanda, que en noviembre de 2014 arrasó Filipinas.



Con un piloto amarillo de plástico para protegerse de la intensa lluvia, Francisco habló frente a unas 200.000 personas, aunque debió suspender sus planes de pasar todo el día en Tacloban y sus alrededores, devastados por el tifón hace 14 meses.

Arruinados sus planes por la tormenta, el Sumo Pontífice debió volar de regreso a Manila, la capital filipina cerca de la hora del almuerzo.

"Pido disculpas a todos ustedes. Estoy triste por esto, realmente triste", expresó el pontífice de 78 años frente a miles de personas que se habían reunido en una iglesia poco antes de que debiera regresar al aeropuerto.

Por los fuertes vientos, una chica murió durante la misa, cuando le cayó un altavoz en la cabeza. Al ser informado sobre el hecho, el Papa expresó su sentido pésame, rezó por ella y pidió poder contactar con los familiares, informó el cardenal filipino, Luis Antonio Tagle.

La mujer, una voluntaria filipina de 27 años murió al caerle encima un andamio para uno de los altavoces que habían sido colocado al lado del escenario desde el que se ofició la misa, informó la agencia de noticias EFE.

El avión que transportaba a tres asesores del presidente filipino, Benigno Aquino, se despistó cuando intentaba despegar en Tacloban y cayó en picada en el barro. Nadie resultó herido de gravedad.

El viaje a Tacloban y sus alrededores fue una de las principales razones para que el Papa planeara una visita de cinco días a Filipinas, bastión asiático de la Iglesia Católica.

El tifón Yolanda fue la tormenta más poderosa jamás registrada en la tierra, dejó 7.350 muertos o desaparecidos, en noviembre de 2013, y devastó pueblos de pescadores y agricultores que ya estaban entre los más pobres de Filipinas.

Francisco celebró una misa truncada, pero aún así profundamente emocional, en el aeropuerto de Tacloban, tras recibir una cálida bienvenida de una multitud que la policía estimó en alrededor de 200.000 personas.

"¡Viva el Papa", cantaban en medio de la fuerte tormenta las miles de personas cubiertas con pilotos amarillos iguales al que vistió Francisco, entregado por los organizadores.

"Cuando vi en Roma esa catástrofe, yo sentí que tenía que estar aquí. Y en esos mismos días, decidí venir aquí. Yo estoy aquí para estar con ustedes", sostuvo el Pontífice ante una multitud que lloraba aferrándose a sus crucifijos.

"Algunos de ustedes han perdido parte de sus familias. Todo lo que puedo hacer es guardar silencio. Y caminar con todos ustedes con mi corazón en silencio", dijo.

Varias de los asistentes aseguraron que las palabras del Pontífice habían elevado sus espíritus. "No puedo explicar lo que siento. Estoy llena de gratitud. Nunca en mi vida creí que vería a un Papa", dijo Virginia Torres, una ama de casa de 68 años de edad.

Torres, cuya casa fue destruida por la tormenta, dijo que el discurso del Papa había "renovado" su esperanza, a la vez que su dolor.

Filipinas sufre un promedio de cerca de 20 grandes tormentas o tifones al año, pero Yolanda fue el más fuerte jamás registrado en la tierra, con vientos de 315 kilómetros por hora.

La tormenta tropical de ayer, con ráfagas de hasta 130 kilómetros por hora, fue la primera de este año. El ojo de la tormenta estaba a sólo 50 kilómetros de distancia cuando el avión del Papa despegó de Manila, según la agencia meteorológica nacional.


Se pronostica que la tormenta golpeará Manila hoy, día en que se espera una multitud de hasta 6 millones de personas en una misa que celebrará Francisco un parque.

De asistir ese número de personas, la multitud superará el récord anterior de 5 millones de personas durante una misa celebrada por Juan Pablo II en el mismo lugar en 1995.

Filipinas ha sido durante mucho tiempo bastión de la Iglesia en Asia, con los católicos representan el 80% de la población de la ex colonia española.

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