Con una demora de seis años, el gobierno porteño relocaliza a 108 familias de la manzana dos de la Villa 26 del barrio porteño de Barracas, ubicada a la vera del Riachuelo, en un complejo habitacional del mismo barrio.
En medio del ajetreo típico de una mudanza, las familias cargaban esta tarde sus muebles en camiones para "hacer efectivo el derecho a la vivienda digna, algo que es conmovedor de ver", dijo Horacio Garcete, coordinador del Equipo de Trabajo "Causa Riachuelo" de la Defensoría General de la Nación.
El organismo trabaja desde junio del año pasado en el territorio para resguardar que se cumplan los derechos de las personas que deben ser reubicadas, como lo dispuso en 2008 la Corte en su fallo de la Causa Mendoza.
En su decisión en el expediente "Mendoza, Beatriz Silvia y otros contra el Estado Nacional y otros sobre daños y perjuicios derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza – Riachuelo", el máximo tribunal responsabilizó por daños y perjuicios al Estado Nacional, a la provincia y a la Ciudad de Buenos Aires, a 44 empresas y a los 14 municipios bonaerenses por los que se extiende la Cuenca Matanza-Riachuelo.
"La reparación para la gente de la Villa 26 llega tarde, seis años después", aseveró Garcete, quien lamentó que "aún no tengamos acceso a la información oficial sobre cuándo se concretará el traslado de las otras familias a los dos edificios que está construyendo, con mucho retraso, el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC)".
En tanto, un tercio del asentamiento se muda esta semana a un nuevo edificio luego "de una lucha de muchos años; con niños enfermos por la contaminación del Riachuelo y gente con cáncer, como mi hijo que murió hace cinco meses, sin poder ver que lo que parecía imposible y hoy está comenzando a ser posible", compartió Serafina Falagán, presidenta de la junta vecinal del barrio.
Ella recorre el pasillo de la manzana dos cuyas casas, a medida que son deshabitadas, son demolidas inmediatamente ya que allí, también por orden de la Corte, debe construirse el llamado "camino de sirga", es decir un acceso que permita limpiar las orillas del río para luego continuar con el curso de agua.
El clima es tranquilo. Mientras los adultos cargan enseres en camiones del IVC, los niños juegan a las bolitas y Serafina reconoce su emoción: "Es fuerte. Por fin llegó el día".
En el traslado "las autoridades porteñas están haciendo las cosas bien", destacó el funcionario de la Defensoría, cuyo equipo interdisciplinario, integrado por 10 profesionales, "viene trabajando en el barrio para garantizar que el proceso sea respetuoso".
También es tranquilo el clima en las torres de los flamantes departamentos que comienzan a ocupar los ahora ex vecinos de la Villa, donde una fuerte pero discreta presencia policial y de Gendarmería custodia el lugar y no se permite el acceso a la prensa para hablar con los nuevos habitantes.
En esta primera etapa de relocalización, quedaron excluidas por diversos motivos ocho familias, "las que están siendo acompañadas por la Defensoría, en tanto las autoridades se han ocupado de que no queden en situación de calle hasta que se resuelvan sus casos", aclaró Garcete.
El defensor destacó "la organización de los vecinos del barrio, su empoderamiento de derechos", ya que a pesar de que un sector aún no puede mudarse a los edificios en construcción de las calles Lacarra y San Antonio, "no hay conflicto entre los habitantes. Hay consenso y acuerdos".
Según un censo del año 2012, en la Villa 26 viven 360 familias "pero son datos no actualizados por el gobierno porteño; es impreciso por la natural dinámica que tienen estos asentamientos", destacó el profesional.
El dato es importante "para saber cuántas personas quedan por reubicar", añadió, situación que "esperemos se de a fines de este año, como máximo", pidió en tanto Falagán.
Los arquitectos que colaboran con la Defensoría "constataron que los dos edificios en construcción para terminar de relocalizar a las personas de este barrio no superan el 30 por ciento de su construcción, así que esperemos que ésto de un giro y tenga la velocidad que no tuvo en seis años y medio", enfatizó Garcete.
La Villa 26, ubicada en la margen norte del Riachuelo, surgió "hace más de 60 años", contó la dirigente social que espera llevar su centro comunitario "Los Angeles" a su nuevo hogar, porque es el lugar de reunión del barrio, donde se da de comer a 215 niños que además reciben apoyo escolar.
Ella es una de las que espera que los nuevos edificios estén terminados para mudarse, mientras acompaña a sus vecinos en la primera de las tres mudanzas.
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