A diferencia de lo ocurrido en agosto, en Capital se votará también para legisladores porteños. Los votantes encontrarán menos boletas, pues las PASO cumplieron su función de “filtro”.
Conforme estableció la reforma política aprobada en 2010, los argentinos volverán a las urnas el próximo fin de semana, poco más de dos meses después de haber acudido al cuarto oscuro para las primarias. Allí podrán reiterar el voto que emitieron en agosto, o cambiarlo en parte o totalmente, conforme decidan.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, se encontrarán esta vez con un rubro más por el cual elegir, en la que representará la mayor diferencia respecto del 11 de agosto.
Las reglas de juego establecidas a partir de la creación de las PASO hacen que el ciudadano pueda hacer en esa elección lo que inexorablemente repetirá en las nacionales de octubre, o bien participar en alguna de las internas que plantean los frentes o partidos y luego modificar el voto a la hora de la verdad.
Llevará tiempo acostumbrarse a las primarias, máxime teniendo en cuenta que a los que más les cuesta adoptar el sistema es a los propios partidos, siempre remisos a resolver sus internas a través de una elección.
La experiencia le rindió bastante al frente UNEN en la Ciudad de Buenos Aires, donde cuatro listas definieron el ordenamiento de la nómina que presentan para diputados nacionales el 27 y los nombres de los candidatos a senadores. A nivel publicitario, resultó una decisión brillante, pues les dio un nivel de exposición importante y terminó encumbrando a ese frente como el más votado, tanto para senadores como para diputados, sumando a todas las listas que presentaron. Y ordenó lo que por separado hubiera redundado en una dispersión de votos que los hubiera dejado fuera de carrera.
Tan buena fue la experiencia que otros partidos analizan seguir el ejemplo dentro de dos años, y ellos mismos plantean extenderla a nivel nacional, definiendo de esa manera las candidaturas presidenciales.
¿Para qué sirvieron las PASO? Por un lado, para ordenar las listas en los casos que se plantearon internas, cosa que además de UNEN en Capital Federal hicieron todos los partidos en diversos distritos del país.
Pero por otra parte, para depurar la grilla de candidatos, pues la ley establece que sólo podrán intervenir para la elección de senadores y diputados cuando hayan obtenido como mínimo un total de votos, considerando los de todas sus listas internas, igual o superior al 1,5 por ciento de los votos válidamente emitidos en el distrito de que se trate para la respectiva categoría.Veamos qué sucedió en la Ciudad de Buenos Aires.
Los ciudadanos que concurrieron a votar se encontraron nada menos que con 24 listas, correspondientes a trece agrupaciones o frentes. De todas esas nóminas sólo siete atravesaron el escollo de las PASO para diputados y seis para el Senado. En rigor, fueron siete, pero Alberto Rodríguez Saá, precandidato a senador nacional en agosto, resolvió bajar su candidatura para octubre y Compromiso Federal sólo participará para la elección de diputados nacionales. Es que la experiencia de presentar muchas listas en una interna no es garantía de éxito en sí mismo.
Compromiso Federal presentó seis listas para diputados nacionales, todas con el mismo candidato a senador, Rodríguez Saá, pero la sumatoria para diputados dio apenas 2,06%, mientras que para el Senado cosechó apenas 2,20%.
Compromiso Federal presentó seis listas para diputados nacionales, todas con el mismo candidato a senador, Rodríguez Saá, pero la sumatoria para diputados dio apenas 2,06%, mientras que para el Senado cosechó apenas 2,20%.
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