Fue como resultado de las negociaciones del gobierno con los financistas de la city. Entre julio de 2008 y el mismo mes de 2013 las transacciones sumaron U$S 33 mil millones. En la CNV subordinan la vuelta de esta modalidad a la evolución del mercado cambiario.
El "contado con liqui" o "dólar fuga" era una de las herramientas financieras más fáciles de utilizar para lograr el depósito de dólares en el exterior, pero la panacea legal de la dolarización se terminó tras las reuniones del gobierno nacional con los operadores de la city porteña. La liquidación de bonos y acciones en otro país cayó a cero en agosto y ahora la única puerta para acceder a la moneda extranjera en la Bolsa es aquella que abren las operaciones realizadas en entidades financieras locales.
Datos de la Comisión Nacional de Valores (CNV) muestran que entre julio de 2008 y el mismo mes de 2013 se operaron U$S 33 mil millones en la compra de títulos en pesos para su venta en dólares en otros países. Del total, casi 13 mil millones de dólares se fueron sólo entre julio y octubre del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, lo que provocó que se diera un paso formal para ponerle un límite al agujero.
Si bien lo que se enviaba al exterior era un bono o una acción y no exactamente billetes norteamericanos que previamente habían estado en Argentina –no había impacto sobre las reservas internacionales del Banco Central– se mostraba una voluntad de formar activos dolarizados en el exterior, lo que, además, construía un tipo de cambio implícito alto que generaba expectativas devaluatorias.
El primer paso regulador fue una decisión formal del Banco Central en 2008 que obligó a los actores a tener los papeles en su cartera al menos 72 horas entre su compra y su venta, lo que logró desplomar el ritmo de transacciones pero no terminar con la historia. La reacción de los operadores fue comercializar sólo U$S 167 millones en noviembre de 2008, pero luego se alcanzaron picos de U$S 1178 millones en septiembre de 2010 y de U$S 1039 millones en enero de 2012.
Desde julio del año pasado las aguas se calmaron en torno de los U$S 150 millones mensuales, cifra menor pero que no terminaba de satisfacer el objetivo oficial de cerrar la canilla y obtener un mejor tipo de cambio, razón por la que se decidió avanzar hacia un límite más fuerte.
Si bien las fuentes oficiales negaron en todo momento las versiones que indicaban que se planeaba emitir una resolución para prohibir formalmente la operatoria, las negociaciones con los hombres de la city llevaron a que el también llamado "dólar cable" se operara por U$S 49 millones en julio y no contara con presencia alguna en agosto.
Los resabios de la actividad pasaron hacia la llamada "rueda D", que contempla operaciones entre partes que compran y venden valores negociables en pesos y en dólares, pero cuyas transferencias son sólo entre cuentas en entidades financieras locales.
El tipo de cambio en el costado abierto estuvo por debajo del techo acordado por el gobierno y los privados en $ 7,60, muy lejos de los más de $ 9 que todavía arroja la operación que termina en el exterior.
La visión oficial plantea que sólo el primer valor del dólar es válido ya que se realiza sobre "operaciones efectivamente concretadas", mientras que el otro precio implícito "se obtiene en base teórica y no incorpora costos transaccionales ni de liquidez".
Fuentes de la CNV, organismo que encabeza Alejandro Vanoli, apuntaron que "hablando con los operadores del mercado se llegó a la conclusión de que lo más prudente es mantener abierta solamente la rueda D –con liquidación local– y recién cuando tome una mayor robustez empezar a abrir gradualmente otras ruedas".
Lo ideal en el plan oficial sería que en algún momento el tipo de cambio que arroje la Bolsa converja con el arrojado por el mercado único de cambios.
"La evolución del dólar se va a manejar prestándole mucha atención a cómo evolucionan los distintos tipos de cambio de los países con los que la Argentina tiene vínculos de alguna manera", subrayaron.
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