Las repercusiones por los exabruptos de Pepe Mujica, que significaron agravios a Cristina y al fallecido presidente Néstor Kirchner, no cesan. En Uruguay temen por eventuales "represalias" económicas y creen que la ruptura de la relación bilateral no tiene retorno.
Mientras el presidente uruguayo afirmó que "nada ni nadie" podrá separar a su país y a la Argentina, ni el vice Danilo Astori ni los ministros hablan públicamente sobre el estado de las relaciones entre ambas naciones tras los exabruptos de Mujica y la dura respuesta de la Cancillería argentina.
Pero es desde el partido al que pertenece el mandatario de Uruguay, el MPP -integrante del gobernante Frente Amplio- donde hablan por lo bajo y califican el hecho como "una metida de pata" que preocupa a sectores políticos, sociales y económicos del hermano país.
"Es una metida de pata hasta el cuadril", apuntó un legislador del Movimiento de Participación Popular (MPP) citado por el diario El País; mientras que en el entorno presidencial las perspectivas no son las mejores. Por el momento, prefirieron optar por un profundo hermetismo ante la prensa local.
Mientras tanto, el presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay, Alvaro Queijo, se lamentó porque "la situación ya venía complicada. En la época que congeniaban los modelos y las personas, la relación no funcionaba; creo que no va a seguir funcionando ahora", dijo.
Sería bueno que en ambas orillas del charco entendamos que -más allá de la decepción que muchos sentimos por la actitud de Mujica- esta es una cuestión personal que no debería enturbiar las relaciones bilaterales entre dos naciones hermanas -mucho menos en el contexto de la construcción de la Patria Grande- ni generar tirantez entre los pueblos uruguayo y argentino.
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