Jorge Lanata ya no sorprende; mucho menos a los medios como La Nazión que van a buscarlo para que defienda sus intereses entre algunos sectores "progresistas" que todavía le creen. ¿Hasta cuándo?
Alguna vez, años ha, Jorge Lanata era capaz de sorprender casi cotidianamente. Cual joven terrible e inteligente que parecía ser, sus ideas agradaban a vastos sectores populares y escandalizaban a los más conservadores.
Pero hoy nada queda de aquel Lanata revulsivo, sorprendente. Hoy, el Lanata actual, es perfectamente previsible: a nadie sorprende y a muchos menos puede sorprender que sean los sectores concentrados y conservadores los que lo convocan para que escupa sus diatribas antikirchneristas en los diarios monopólicos.
Del dicho al hecho. La Nación fue a buscarlo para que "opine" sobre la polémica alrededor de las palabras del ministro Florencio Randazzo y la autodefensa del derecho a la mentira y a la tergiversación ejercida tanto por el diario de los Mitre-Saguier como por el pasquín envuelve huevos de Noble-Magnetto.
"Están pidiendo que los periodistas tomemos nota y obedezcamos", resumió su opinión un presuroso Jorge Lanata al ser requerido, a lo que agregó "Randazzo parece Luis XIV diciendo «El estado soy yo». Me parece que se equivoca mucho si cree que la democracia es sólo él o sólo el Gobierno. La democracia no es el Gobierno, así hayan ganado con el 95%", sentenció.
Luego, se le dio por la burda ironía: "Me parece que lo que tendría que hacer el Gobierno es expropiar Clarín y La Nación para evitar las malas interpretaciones. Deberían sincerarse y darle Clarín a Spolsky, La Nación a Barone y Canal 13 a Electroingeniería. Sería lo más sano y evitarían los malos entendidos".
No conforme, aventuró: "Es probable que esto afecte en las elecciones", dijo el creador y co-vaciador de Crítica, quien habrá olvidado sus anteriores pero recientes vaticinios sobre "el fin de la era kirchnerista", previas a las primarias del 14.
Lanata no entiende nada. O entiende, pero lo que entiende no le conviene a los que lo compraron, vaya uno a saber por cuanto. Nadie pide que los periodistas tomen nota y obedezcan. Lo que todos los bien nacidos pedimos, es que los periodistas digan la verdad, que no mientan. Tan sencillo como eso Lanata.
Si los hijos de puta como vos quieren seguir mintiendo y traicionando convicciones, que lo sigan haciendo. Pero desde su lugar de hijos de putas; no de "periodistas independientes".
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