EL ESTALLIDO EN LA ZONA DONDE NAVEGABA EL ARA SAN JUAN FUE DETECTADO POR COMISIÓN PARA EL CONTROL INTEGRAL Y DE PRUEBAS NUCLEARES (CTBTO). SE TRATA DE UN ORGANISMO INTERNACIONAL CON SEDE EN VIENA, AUSTRIA, QUE MONITOREA LA EXISTENCIA DE EXPLOSIONES NUCLEARES EN LA SUPERFICIE TERRESTRE.
La información sobre la posible explosión del submarino ARA San Juan fue registrada por dos sensores subacuáticos de la CTBTO, un organismo internacional con sede en Viena, Austria, que monitorea la existencia de explosiones nucleares en la superficie terrestre, en la atmósfera, debajo de la superficie de la tierra y en los océanos.
Mario Zanpolle, ingeniero hidroacústico de la CTBTO, indicó que “el análisis detallado lo empezamos a hacer el sábado, una vez que estaba claro que nuestro sistema había recogido algo inusual que podía tener algo que ver con el submarino ARA San Juan”. El ingeniero explicó que los factores a partir de los cuales el sonido registrado por los dos sensores, ubicados en los océanos Indico y Atlántico Sur, pueden corresponder a la explosión del submarino son las características del sonido, el lugar en donde se lo ubicó y la hora.
La jefa de prensa del organismo, Elisabeth Wächter, señaló que la información fue brindada recién el jueves al embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, porque “el análisis de los datos implicó un proceso largo y complicado. Lo hicimos lo más rápido que pudimos; ni bien estuvimos seguros nos comunicamos con la embajada”.
“Nosotros registramos datos durante las 24 horas del día para ver si hay alguna explosión nuclear”, advirtió Zanpolle, y aclaró que “el informe sobre el ARA San Juan lo hicimos por nuestra propia iniciativa, cuando nos enteramos acerca de la desaparición del submarino y detectamos sonidos inusuales en algunas estaciones hidroacústicas cercanas”.
La CTBTO, Comisión para el Control Integral y de Pruebas Nucleares, cuenta con un Sistema Internacional de Monitoreo (IMS), conformado por 337 sensores en todo el mundo para detectar señales de explosiones nucleares.
Entre los diferentes tipos de sensores tiene 170 dispositivos para medir ondas sísmicas en la superficie terrestre; 60 para registrar ondas de sonido de baja frecuencia; 80 destinados a monitorear la presencia de partículas radiactivas en la atmósfera; y 11 estaciones hidroacústicas cuyo objetivo es “escuchar” ondas de sonido en los océanos.
Dos estaciones de este tipo fueron las que captaron la presunta explosión del submarino ARA San Juan. “La explosión fue registrada por los micrófonos que hay debajo del agua en dos de nuestras estaciones hidroacústicas: la HA10, en la Isla Ascensión, -que está ubicada en el medio del Océano Atlántico Sur, sobre la dorsal atlántica-, y otra en la Isla Crozet, la HA04, ubicada en el Océano Índico, entre Sudáfrica y la Antártida”, detalló el ingeniero.
Las características a partir de las cuales los especialistas del CTBTO concluyeron que podía tratarse del submarino fueron 3: “El primer elemento es el tipo de sonido. Tiene las características de una explosión; pareciera serlo, aunque podría no ser así. Sabemos que no es un sonido que pueda provenir de una ballena o cualquier otro animal, ni tampoco de un terremoto. Descartamos también que sea una explosión nuclear por la magnitud del sonido; las explosiones nucleares son mucho más potentes”, describió Zanpolle.
Sumado a esto, el ingeniero apuntó que “cruzando la información de las dos estaciones pudimos determinar el lugar, que coincide con la zona en donde desapareció el submarino”. El informe del organismo que se entregó al embajador ubicó la fuente del sonido en las coordenadas 46.12 grados latitud sur y 59.69 grados longitud oeste. El último aspecto que destacó Zanpolle fue el momento de la explosión: “las dos estaciones registraron la explosión el día 15 de noviembre a la misma hora, a las 13.51 GMT, es decir, 3 horas y 31 minutos después de la última comunicación del submarino”.
La CTBTO cuenta con sólo 11 estaciones hidroacústicas dado que, según el informe, “los sonidos subacuáticos pueden ser detectados a grandes distancias, incluso a miles de kilómetros de la fuente que los provocó”. Esa cantidad de sensores es suficiente “para monitorear efectivamente todos los océanos del mundo”.
Si bien su principal objetivo es “registrar sonidos submarinos de baja frecuencia que pueden provenir de pruebas nucleares”, los datos que recogen los diferentes sensores son utilizados por la comunidad científica para diversos temas, como, por ejemplo, para estudiar el cambio climático, la migración de mamíferos marinos, o la detección de posibles desastres naturales.
Los monitoreos con los que realiza el organismo pueden proveer alertas de tsunamis casi en tiempo real a partir de los terremotos que ocurren en el fondo marino y permiten advertir con mayor anticipación a los posibles países afectados. De la misma manera, sirven para alertar sobre actividad volcánica y eventuales erupciones. Cuando ocurrió el accidente en la central atómica de Fukushima, en 2011, la red de sensores del organismo logró rastrear la dispersión de la radioactividad a nivel global.
La CTBTO fue fundada en 1996, cuenta con más de 260 integrantes de 70 países y funciona en una sede ubicada en Viena. El presupuesto anual del organismo ronda los 130 millones de dólares.
Informe de Juan Funes para Página/12
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