EL HUMORISTA Y DIBUJANTE JUAN CARLOS COLOMBRES, AUTOR DE CÉLEBRES PERSONAJES COMO EL SEÑOR PORCEL Y EL SEÑOR CATEURA, DEJÓ UNA CUANTIOSA OBRA DE LA SÁTIRA SOCIAL.
Juan Carlos Colombres, más conocido como Landrú, el autor de Tía Vicenta, El Señor Porcel y El Señor Cateura, falleció en la jornada de ayer a los 94 años.
El seudónimo que lo acompañó durante toda su carrera surgió un consejo del humorista Jorge Palacio (Faruk) por su parecido físico con el célebre asesino francés, Henri Désiré Landru, un criminal que fue ejecutado el mismo día en que Colombres nació: el 19 de enero de 1923. Empezó a usarlo como firma de su obra en 1947.
El humorista había nacido ese día en la ciudad de Buenos Aires, y en 1945 publicó su primer dibujo en la revista Don Fulgencio, de Lino Palacio, y un año más tarde empezó a colaborar como dibujante humorístico en distintas revistas.
Su obra de humor político y social estuvo en las páginas de Rico Tipo, Vea y Lea, El Hogar, Loco Lindo, Medio Litro, Leoplán, Dinamita, Mundo Argentino, Popurrí y Patoruzú, entre otras.
Además fue el primer libretista de Tato Bores; conformó un grupo musical llamado Jacinto W y los Tururú Serenaders junto a Santos Lipesker; trabajó en Clarín desde 1972 hasta 2007 y antes pasó por La Nazión donde publicó durante 1971 Los grandes reportajes de Landrú, en la revista dominical de ese pasquín de derecha.
Landrú creó en 1957 uno de los símbolos del humor argentino: la revista Tia Vicenta. Realizada junto al ilustrador Oski, se publicó entre 1957 y 1966 y buscaba en sus páginas satirizar las costumbres y usos idiomáticos de la sociedad argentina.
Hasta que en 1966, el presidente de facto, el militar Juan Carlos Onganía, molesto por una caricatura en la que lo retrataban, ordenó su clausura.
La publicación había llegado a vender más de 450.000 ejemplares semanales. Fue suplantada por las revistas María Belén y luego, por Tío Landrú, mientras que en 1977, reapareció como Tía Vicenta pero con menor repercusión.
"El humor siempre es una crítica, la revista, si le daba un espíritu y una línea de humor homogénea, era difícil que fracasara", explicó Landrú sobre la revista en la web en la que están digitalizados varios de los números.
"No había nada de eso en el humor argentino hasta Landrú. Y supo darle, a esas referencias primeras, carácter propio", dijo Juan Sasturáin sobre el maestro.
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