LA SITUACIÓN MÁS TENSA LA MANTIENE CON SU CONSUEGRO, A PUNTO
TAL QUE EVITAN ENCONTRARSE. Y CON UN HERMANO Y UN SOBRINO, CADA REUNIÓN SE TIÑE
DE CHICANAS QUE SE CORTAN SIEMPRE QUE LA DISCUSIÓN PASA A MAYORES.
Cada familia es un mundo. Esta frase popular no es ajena al núcleo familiar del CEO de Energía del régimen macrifascista porque la polarización partidaria manifiesta en la sociedad argentina en la última década alcanzó también a su círculo más íntimo.
Juan José Aranguren tiene dos hijos: Juan Patricio, economista a quien él definió en una entrevista como un joven con “un impresionante don de gentes”, y María Luz, ingeniera industrial que lo hizo debutar como abuelo con Luca Benicio.
Pero la llegada de su primer nieto trajo tanto felicidad como tensión a la familia. “El consuegro de Aranguren es kirchnerista”, dice una fuente amiga de la familia. “María y Juan Patricio tienen la misma posición que el padre, lo mismo el yerno, que de hecho ha subido fotos con Mugrizio”.
No así su consuegro. Eduardo -el otro abuelo de Luca, electricista de profesión y defensor del modelo kirchnerista- publica en las redes sociales su descontento con el actual régimen y, en particular, con la gestión de Aranguren. Al ser consultado, se excusó de hablar. “No sé qué se puede haber visto en Facebook, no tengo nada para decir. Es algo muy íntimo de lo que no voy a hablar”, dijo y luego borraría los posts donde criticaba la política energética actual. Esta “grieta” entre los abuelos llevó a celebrar dos veces y en fiestas separadas el cumpleaños de Luca.
La otra interna. En el seno mismo de los Aranguren hay otra "pica política” similar –no igual ni tan tajante– y se da entre hermanos y un sobrino.
“La posición política que tenemos mi papá y yo es totalmente contraria a la que tiene mi tío (Juan)”, cuenta Tomás Aranguren, uno de los sobrinos directos del ministro. “El tiene un pensamiento neoliberal formado por la trayectoria que tuvo en una multinacional como es Shell; yo tengo otros ideales y trato de construir desde otros lugares”.
Tomás es hijo de Gabriel Aranguren, uno de los dos hermanos del funcionario, y ambos –padre e hijo– simpatizan con el kirchnerismo. El otro hermano, Luis Fernando, no tiene una postura definida y es el que menos habla de política. En tanto, según cuenta el sobrino, nada permitió que las relaciones se deterioren. “En la familia hay una muy buena relación. Discutimos mucho la situación del país con esto del aumento de tarifas, pero no hay discusiones fuertes dentro del círculo familiar. Si pueden llegar a darse, dejamos el tema ahí. Yo soy muy crítico y él lo es sobre la gestión anterior, pero tratamos de intercambiar opiniones. A veces llegamos a un acuerdo, otras no, y otras jugamos mucho con las cargadas. Él (Juan) suele hacer chistes sobre Cristina, De Vido, Hebe de Bonafini; yo lógicamente con las figuras del PRO”.
También dice que su tío “es totalmente distinto a como se lo ve públicamente, es una persona muy cercana, muy familiar con sus hijos, sus hermanos y su padre”. Pero sobre la mencionada relación entre consuegros explicó que “no sé cuál es la posición de la familia del yerno, no los veo, desconozco. Cuando nos juntamos no están”.
Tomás tiene 22 años y está terminando la Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de General Sarmiento y, mientras estudia Periodismo en TEA, da sus primeros pasos en la profesión: trabaja como productor en la radio de la facultad, donde constantemente está vinculado con noticias que involucran a su tío. “Hace poco, de cinco días de la semana, en tres se habló de las tarifas en la radio y tuvimos que tocar el tema. Mis compañeros me piden que saque a mí tío al aire, pero todavía no se dio”, cuenta.
Igualmente son pocos los que conocen el parentesco que lo une al ministro. “Si me preguntan no lo niego, pero no me interesa andar diciendo que soy su sobrino porque yo quiero hacer mi propio camino”. Pero reconoce que hay varios que cuando escuchan su apellido quieren sacarse la duda, entre ellos algunos que entrevistó para la revista digital donde colabora. “Víctor Hugo Morales me preguntó si tenía algo que ver con Juan José Aranguren, y ante mi respuesta me dijo: ‘Uno no elige a la familia, pero se la quiere igual’”. Otra que reaccionó con gracia fue la ex ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi. Primero se rió, luego le dejó un mensaje: “mandale saludos, decile que baje las tarifas”.
Según cuenta Tomás –quien en su portada de Facebook tiene una foto junto a Víctor Hugo–, se acostumbró a escuchar en los medios y en las redes sociales las críticas a su tío, pero hay cosas que no le gustan. “Al principio me lo tomaba normal pero me preocupé bastante por él cuando lo empezaron a atacar después de que la Justicia frenó los primeros tarifazos. Es complicado que hablen mal de vos las 24 horas”, dice, pero aclara que “lo de las tarifas se debería haber hecho gradualmente, no de manera abrupta como se hizo. Igual, a lo que vivimos ahora, prefiero el modelo de país que teníamos antes. Sin duda, estábamos mejor con Cristina”.
Finalmente, pese a tener una postura de pensamiento contraria a la del funcionario, Tomás asegura que hay cosas que definitivamente lo unen a su tío y que van más allá de la política. “Los dos somos muy fanáticos de Boca. De hecho, él fue quien me hizo conocer la Bombonera”, recuerda entusiasmado.
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