Los talleres del 30º Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) que se desarrollan en Mar del Plata continuaron ayer en el marco de dos nuevos femicidios conocidos el sábado en esa ciudad, mientras miles de mujeres expresaban con fuerte énfasis y revelando experiencias directas de violencia los reclamos de #Niunamenos.
"Dijimos en la apertura que éste era el Encuentro del #Ni una menos y que a partir de esa marcha había habido 40 femicidios, pero ahora son 42 y los tres últimos fueron en Mar del Plata, dos de ellos en esta semana, el martes fue Carmen Salinas de 38, cuya ex pareja tenía restricción y la mató delante de sus hijos, y ayer (por antes de ayer) fue Claudia Sposetti de 47, una compañera de un gremio que estaba desaparecida hacía dos días y se presume que fue su ex pareja", señaló Ester Daye, una de las coordinadoras del Encuentro y añadió que "esto colma los femicidios, hay una responsabilidad y decimos que faltan políticas públicas, no hay refugios, no hay prevención, pedimos emergencia nacional en violencia sexual y doméstica".
No obstante, Fernanda Raverta, del FpV de Mar del Plata, participante del encuentro, expresó que estos femicidios "son una paradoja, justo donde nos juntamos 60.000 mujeres contra la violencia de género, tenemos esta violencia extrema, que nos genera una contradicción porque por otro lado tenemos políticas de estado, una legislación a favor de los derechos de la mujer", y agregó que "esto nos pone en el lugar de todo lo que nos falta".
En este contexto, una de las problemáticas más sentidas en los debates fue la violencia de género en todas sus formas y ámbitos, institucional, doméstico, sexual, que abrió el debate acerca de qué modo "logramos que el año que viene en vez de contar que mataron a otra mujer o logramos una condena para un asesino, podemos evitar otros femicidios", coincidían en los talleres atestados de gente en los que se trataron estos temas, algunos de los cuales se realizaron en la vía pública, con corte de calle, porque no cabían en las escuelas.
"Tenemos que hacer que caigan los femicidas, es a nosotras a las que están matando", se planteaba en un clima de fuerte empoderamiento e invocando permanentemente la marcha del 3 de junio que juntó a un millón de mujeres en todo el país, donde "dijimos basta de femicidios; no es una cuestión privada, es un problema social", al tiempo que pugnaban por "un plan de lucha nacional y la formación de coordinadoras en todo el país".
Bajo este clima, hubo mujeres que alzaron su voz para contar sus propias experiencias de violencia de género, como Angelina Bellotti, de 38 años, de la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, que estuvo al borde de la muerte tras un balazo de su ex marido que "con una escopeta me disparó luego de un mes de habernos separado, y perdí un riñón, medio hígado, mis pulmones quedaron mal, y me salve de milagro".
"Esto fue en mayo del año pasado, y el 3 de junio desperté en terapia intensiva como si la energía de esa marcha llegaba a mí, por eso ahora en la Plaza San Martín en Santa Rosa todos los 3 de cada mes marchamos a las 17 y vienen familiares y víctimas de violencia; yo les digo que lleven fotos que hay que escracharlos, que es lo peor que les podes hacer, a mí me decía 'callate la boca, no cuentes eso'", relató Angelina, quien, además, habló del miedo cuando precisó que "yo tenía terror, pensaba que me iba a matar porque veníamos con agresiones y yo hacía las denuncias pero después las retiraba por miedo; por eso sé que hay que entender por lo que pasa una, nadie es tonta por no separarse". Asimismo, explicó que la carátula de la causa judicial es "tentativa e homicidio doblemente calificado, y el mes que viene es el juicio".
Los talleres de Femicidio, Trata, Violencia de Género, Abuso Sexual, Estrategias para el Aborto trataron o confluían en estas mismas temáticas porque "la problemática de fondo es la misma", coincidían al tiempo que afirmaban que "es el gran problema que tenemos las mujeres".
En uno de los talleres de Trata, Ivana, de Rosario, de 29 años, contó su experiencia a pesar de que "es la primera vez que vengo y no pensaba hablar, venía a ver cómo era, pero hablé cuando vi chicas que no conocen la realidad del problema, porque una cosa es lo que te cuenta alguien que le contaron, y otra haberlo vivido" y manifestó que "a los 17 años comencé a trabajar en Cañada de Gómez, en un lugar que durante el día era una parrilla y a la noche un prostíbulo; yo sabía donde iba porque ya conocía esto desde los 15 por una situación económica muy baja que me llevó a esta vida mala".
"Ahí vi situaciones terribles de mis compañeras, que les sacaban el documento, todo, y cuando podían se escapaban pero después volvían porque no tenían ninguna posibilidad de otra cosa, ahí conocí chicas de Córdoba, Santa Fe, Venado Tuerto, Rosario, Paraguay que estaban secuestradas; a mí me rescató un cliente que me dijo 'tenés que irte de acá, yo conozco a los Taberna'", dijo tras añadir que "el dueño estuvo preso y la madre también pero siempre volvían a abrirlo".
"Yo pude recuperarme sola -agregó- y ahora sé que se puede salir adelante sin volver a lo mismo, pero cuando una persona ya conoció esto y no tiene nada, sabe que es lo más fácil, lo más rápido para tener plata", enfatizó.
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