De esta forma, en diálogo con el programa de Roberto Caballero en Radio Nacional, el dirigente Luis D'Elía se refirió al cacerolazo opositor. También habló del fallo de la Justicia que lo condenó por golpear a un ruralista entrerriano durante una marcha en 2008 contra la Resolución 125.
El dirigente social y líder del movimiento Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat, Luis D'Elía, se refirió al último cacerolazo y lo definió como una movilización golpista.
Según sostuvo, fue una marcha llevada a cabo por "la desesperación del Grupo Clarín y de algunos sectores de oposición corporativa y política".
"El único camino que tienen es el enfrentamiento para ellos imponernos sus intereses", sostuvo D'Elía, al tiempo que aconsejó que "no hay que hacerles el juego" y manejarse con tranquilidad.
“Hay que garantizar que se movilicen en paz, que digan sus consignas aunque sean absurdas o nos duelan, como desearle la muerte a la Presidenta” y remarcó que "no hay que entrar en el enfrentamiento”.
"El año que viene ponemos las urnas, votaremos y seguiremos adelante como pueblo. Aprendamos de los errores del pasado", aconsejó D'Elía.
El dirigente también se refirió al fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal que confirmó su condena a cuatro días de prisión en suspenso por golpear al ruralista entrerriano Alejandro Gahan durante una marcha en 2008 contra la Resolución 125 de retenciones a las exportaciones de granos.
Al respecto, sostuvo: "Es la misma cámara que alguna vez dejó libre al Tigre Acosta y a Astiz. Todos conocemos cómo funciona la Argentina cultural".
Además, adelantó que irá a la Corte Suprema y señaló que le “sorprende que hechos similares como los que sucedieron con los periodistas de Duro de domar, o 6,7,8, o la trompada de Camaño a Kunkel, no hayan estado en los estrados judiciales”. “Todo eso pasó con total impunidad”, disparó el dirigente, fiel a su estilo.
Queremos destacar la importancia de lo que dijo Luis: "no hay que entrar en el juego... no hay que entrar en el enfrentamiento". Esa es una de la claves.
Los que estamos "de este lado" tenemos en claro lo que queremos y cuál es el modelo que defendemos con orgullo. Los que están nerviosos son los otros y ni siquiera pueden decir abiertamente la verdad sobre lo que reclaman, porque hasta a ellos mismos les da vergüenza.
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