La directora de la Feria del Libro, Gabriela Adamo, se mostró entusiasmada tras la inauguración. “Ofrecemos una gran variedad de libros. Hay para todos los gustos y exigencias literarias”, describió. Durante la apertura, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi y el de Educación nacional Alberto Sileoni se cruzaron sobe el supuesto freno a la importación de publicaciones.
“Tenemos cubierta la misma superficie en La Rural que el año pasado. Los expositores más importantes están presentes”, contó la directora de la Feria del Libro, Gabriela Adamo, luego de inaugurar la exposición que durará hasta el 7 de mayo.
"Ofrecemos una variedad muy grande de libros. Hay para todos los gustos y para exigencias literarias de alto nivel", describió sobre esta 38° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que, además de textos, ofrece una amplia gama de actividades como charlas, presentaciones de publicaciones y muestras de arte.
Adamo destacó que durante los últimos diez años "la coyuntura económica ayudó mucho al sector y hubo un aumento en la producción”.
Sobre el conflicto alrededor del abastecimiento de textos, consideró que se trata de una "situación confusa" pero dejó en claro que en la Feria "no hay problemas con los libros". "Muchos editores prefieren no importar y eso sí puede traer problemas a largo plazo", planteó.
Por su lado, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, insistió con la supuesta falta de títulos y el bloqueo a las publicaciones importadas. “Es imponerse a la circulación de ideas. Solamente vamos a poder leer el 12 por ciento de los libros que se imprimen en español", lanzó y agregó que "hay una escasez absoluta de libros de idiomas y de poesías”.
El jueves, durante la inauguración de la 38ª Feria, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, fue contundente sobre el supuesto conflicto. "No parece ser éste un país ganado por el miedo cuando hay un 30 por ciento más de expositores", sostuvo al tiempo que aseguró que "sorprende escuchar algunas intencionadas diatribas en torno a una restricción: no hay un solo libro que esté parado en la Aduana o impedido de ingresar" al país.
Al pobre Hernán Lombardi se le ve incómodo, desorientado, como si encontrar su lugar en el mundo. Y es lógico. Ser ministro de Cultra del gobierno del PRO es algo así como ser marinero en Bolivia.
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