Por Gerardo Fernández
El ataque a Amado Boudou se inscribe en un plan de hostigamiento general al gobiernoporque se avecinan tiempos de reformas estructurales.
El ataque a Amado Boudou se inscribe en un plan de hostigamiento general al gobiernoporque se avecinan tiempos de reformas estructurales.
Nuestro país viene atravesado en los últimos años por esa gran dicotomía que nos muestra en los titulares de los grandes medios opositores la idea de un barco que indefectiblemente se hunde mientras en la realidad se verifican indicadores absolutamente distintos. Cualquier persona que ojee por las mañanas los diarios de mayor tirada y los tome como información seria y chequeada sentirá que estamos al borde de la barranca y que el final es inexorable.
Entre tanto maridaje de malas noticias y operaciones de toda laya hay una sociedad que mayoritariamente aprobó los lineamientos generales del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner entendiendo que es por lejos la mejor conducción que puede darse hoy Argentina para desarrollar un modelo de país superador de lo que dejó el neoliberalismo, pero el lunes posterior al triunfo descomunal de Cristina del 23 de octubre pasado las usinas mediáticas no sólo no acusaron el impacto sino que imprimieron más potencia aún a la campaña denostadora de todo lo que se refiera al gobierno nacional. El caballito de batalla de esos días fue el dólar y la noción de que “la gente votó a Cristina y salió corriendo a comprar dólares”.
El dispositivo mediático había planificado con lujos de detalles su accionar sabiendo que el triunfo del oficialismo era un hecho y que por ende sólo le quedaba el recurso del hostigamiento incesante, un escenario en el que ya se colocó en 2008 y que puede sostener en el tiempo por muchos años más. Primero fue el dólar, luego la duda sobre el carcinoma de Cristina y ahora la campaña sobre la administración de comercio y Amado Boudou. Mientras tanto, día a día ponen fichas a todo atisbo de escisión que pueda producirse al interior del colectivo que comanda Cristina, así es que luego de injuriarlo salvajemente durante años, basta que Hugo Moyano manifieste algún desacuerdo táctico con Casa Rosada para esos mismo medios que lo maltrataron con una saña singular, lo transformen en un invitado de lujo de sus páginas y espacios audiovisuales.
En contraposición a este recrudecimiento de la ofensiva, daría la impresión que al kirchnerismo le costó hacer pie en su propia victoria. Es que contrariamente a lo que algún recién iniciado pueda suponer, no es sencillo asimilar una manifestación de voluntad popular tan contundente. De un día para otro sus militantes dejaron de ser el patito feo en la familia o la oficina y ahora eran la vanguardia de una mayoría espesa y aplastante. En consecuencia, pareciera que en estos últimos meses se combinó el recrudecimiento del hostigamiento mediático con un lógico período de cierta introspección por parte del oficialismo, obligado a abandonar las trincheras y posicionarse de ahora en más como mayoría ratificada, con todo lo que ello implica tanto en su funcionamiento para adentro como para afuera.
Pero como los intereses que expresan Clarín y La NaZion tienen muy claro que se viene un tiempo de definiciones estructurales en muchas áreas y descuentan que el gobierno, luego de los primeros meses de reacomodamientos, empezará a hacer valer el volumen político de que dispone tanto como de las mayorías parlamentarias, no escatimarán esfuerzos para embarrar la cancha todo lo que puedan y por ello profundizan hasta lo inimaginable su accionar mendaz.
Es en este contexto, entonces, que se debe leer la operación contra el vicepresidente de la Nación. Para ellos, todo lo que opere en contra del gobierno nacional es válido, desde un allanamiento a una propiedad del vicepresidente hasta una declaración del premier británico en torno a Malvinas.
Algunas espadas del dispositivo mediático decían ayer que Amado Boudou estaba solo mientras que hoy, cuando las figuras más emblemáticas del oficialismo cierran filas en torno al vicepresidente, se hacen los desentendidos, igual que en torno a la condena que realizó Cristina a la agresión que sufrió la embajada británica ¿Alguien puede dudar del alboroto que hubieran armado si la presidenta no se pronunciaba al respecto? Pero claro, como la primera mandataria puso las cosas en su lugar, no dicen nada. Una práctica ya por todos conocida.
La actualidad nacional se desenvuelve en un marco donde se visualiza a un gobierno enfocado en problemas estructurales y gestionando en medio de una crisis mundial fenomenal con el contrapeso de un dispositivo de medios masivos que no ahorra esfuerzos para demonizarlo, para mentir y calumniar, por supuesto que en nombre de la las instituciones de la república y la Libertad de Prensa. La oposición política, en tanto, aparece reducida a la confección de gacetillas de prensa y pedidos de informes tomando como base los titulares de los diarios y zócalos de los canales de cable.
Nada nuevo bajo el sol.
NdR: el reemplazo de la letra c por la letra z al hacer mención al diario La Nazión corre por cuenta de la redacciónde Currín On Line y no del autor de la nota.
NdR: el reemplazo de la letra c por la letra z al hacer mención al diario La Nazión corre por cuenta de la redacciónde Currín On Line y no del autor de la nota.
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