Perdidos en sus laberínticos razonamientos, los mismos que trataron infructuosamente de inculcar a la sociedad, estos tres jinetes del apocalipsis buscan redimir su propia desmoralización en una ucronía: ¿que hubiera pasado si la oposición iba unida?
Desmoralización. Esta parece ser la profunda sensación que, como un espectro indeseable, recorre las redacciones de medios como Clarín y La Nazión; o, mejor dicho, las oficinas donde jerarcas y habituales columnistas introducen sus humanidades para trazar las líneas generales de esta campaña electoral.
Así lo dejaron traslucir ayer tres escribas estrellas del diario de Mitre-Saguier: Joaquín Morales Solá, Luis Majul y Carlos Pagni, quienes fueron durante estos tiempos las plumas con las que la prensa monopólica intentó derrotar -electoralmente- al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Un denominador común: los tres se la agarran con la "atomizada" oposición, que al no lograr un candidato común -independiente de ideas políticas, ideologías, proyectos, etc.-, tuviera alguna oportunidad de acercar un porcentaje al que finalmente sacó la presidenta, que arrasó en todo el país con Duhalde, Alfonsín, Binner, Carrió, etc.
Después, cada uno da su impronta. Así, Morales Solá, bajo el título "Una oposición incapaz y vapuleada", da el puntapié inicial al señalar que "el empate técnico entre Eduardo Duhalde y Ricardo Alfonsín por un lejano segundo lugar mostraba anoche a una oposición vencida por el fuego amigo y por la vieja propensión social a votar con la economía como prioridad", aunque aclara que "la economía mueve las elecciones aquí y en cualquier país del mundo".
"Quizás el primer error de la oposición haya sido la ruptura de las fórmulas que habían sido exitosas hace apenas dos años. El segundo traspié fue confiar (como los escribas opositores, aunque Morales Solá no lo admita) en una sociedad supuestamente fatigada de las formas del kirchnerismo y hasta de sus gastados íconos, de su reincidente autoritarismo, de sus distorsiones de la historia y del presente y de su módico afecto institucional".
"¿Dónde quedaron aquellos tres tercios en los que se dividió el electorado nacional en 2009?", se pregunta el decepcionado periodista: "Uno lo representaba el oficialismo kirchnerista; otro lo expresaba el peronismo disidente (con algunos aliados como Mauricio Macri), y el restante correspondía a la oposición no peronista, lo que fue el Acuerdo Cívico y Social que integraron el radicalismo, la Coalición Cívica y el socialismo".
"Hechos polvo electoral", dice Morales Solá aunque sin ser tan taxativo. Seguidamente trata de poner en pie matemáticamente lo que parece un absurdo, conocido el resultado: algo queda.
"La oposición terminó ayer vapuleada y acorralada -prosigue-. Cristina Kirchner le sacó más de 30 puntos al que le siguió, Duhalde, y se colocó sobre un porcentaje de votos propios que le asegura, hoy por hoy, el triunfo en primera vuelta", se lamenta Morales.
"Faltan más de dos meses para las elecciones que realmente decidirán el próximo gobierno. Muchas cosas pueden cambiar -afirma, aunque enseguida se pregunta amargamente-: Pero ¿tiene tiempo y ganas la oposición para cambiar y colocarse en alternativa al gobierno que está?"
Luis Majul, por su parte, en su artículo "Cinco victorias en una", trata de explicar en qué consisten esas cinco victorias: "Una corresponde al enorme porcentaje de votos que obtuvo, después de ocho años de gobierno. Otra a la impresionante diferencia entre Cristina Fernández y el segundo. La tercera es por el nivel de participación del electorado que le aporta al triunfo una indudable legitimidad. La cuarta razón es que, como se preveía, Ella logró más votos que el gobernador Daniel Scioli, gracias a la candidatura de Mario Ishi y la de Martín Sabatella. (Lo de Scioli, igual, es un importante triunfo, porque lo logró a pesar de que el cristinismo jugó contra él). Y la quinta victoria de la jefa del Estado es porque ganó sin deberle nada a nadie. O mejor dicho. Sin deberle nada al peronismo. Ni a Scioli, ni a Juan Manuel de la Sota, ni a Juan Manuel Urtubey".
"El impresionante triunfo de Cristina Fernández pone en evidencia, entre otras cosas, que 'no hay oposición'. O para ser más precisos: que está fragmentada y dispersa. O también: que la oposición no tiene un candidato lo suficientemente atractivo para enfrentar con alguna posibilidad a la muy buena candidata que es la Presidenta".
Como se ve, aunque la califica como "muy buena candidata", Majul es quien más hincapié hace en la "crisis opositora".
Y el inefable Carlos Pagni, en la columna titulada "No está él, está ella y no tiene rivales", expone las que para él son las "tres razones que explican ese éxito. En primer término, la regeneración del kirchnerismo a partir de la muerte de Néstor Kirchner. En segundo lugar, la percepción de una bonanza económica que induce a una tendencia de pasable conservadurismo: igual que en la Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, ayer ganó el que gobierna. Por último, la persistencia de la crisis política abierta en el año 2001, que volvió a manifestarse en la incapacidad de las fuerzas de la oposición para construir una alternativa al Gobierno".
Pagni intenta ser más rebuscado: habla del "fallecimiento de Kirchner que liberó al oficialismo de un gran pasivo". Así llama a Néstor: "un gran pasivo" de "alta imagen negativa" y "cargado de desprestigio".
"Su viuda, la Presidenta -dice-, modificó los rasgos principales de ese estilo. Para empezar, pacificó su discurso. Desde que falleció Kirchner, en la oratoria oficial ya no figuran enemigos ni conspiraciones destituyentes. También hubo un aprovechamiento inteligente de la comprensible empatía que produce el luto". Este es un tópico clásico de Pagni: el "éxito de Cristina se reduce a su viudez".
Luego dice que la "onda de recuperación del consumo" fue "estimulada hasta la irresponsabilidad por la política oficial", porque ahora se nota "la caída que se verificó en el PBI durante 2009" (ni menciona la crisis internacional).
No obstante, el problema sigue siendo que "la oposición". "Cristina Kirchner tiene rivales -sostiene Pagni- pero no está amenazada por ninguna alternativa", a lo que añade: "Sería inexacto suponer que la sociedad argentina carece de una opción distinta de la del Gobierno sólo por la debilidad organizativa de la dirigencia opositora. La campaña viene demostrando, por lo menos hasta ahora, que frente al mensaje oficialista no se ha elaborado ningún discurso de ruptura. En el mercado de las imágenes del país sigue circulando un solo producto definido: el del kirchnerismo".
En Currín On Line, a pesar de nuestras diferencias, nos compadecemos de estos tres esbirros y de tantos otros, que con suma incomodidad han tenido que escribir parados sus notas y editoriales de ayer. Es que no se pueden sentar frente a sus computadoras porque tiene el ojete destrozado.
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