Reproducimos la muy buena nota que nuestro amigo y lector Ricargo Gómez escribiera para S.A.P.I. (Síndrome de Abstinencia de Periodismo Independiente).
Hace ya cuatro años que escribo artículos en este blog. He repasado la situación política del país desde varias ópticas, aunque el foco más certero fue puesto en los medios de comunicación y su apriete a la política. Hay un repaso largo y sinuoso sobre hechos acaecidos en el país, y por haberlos abordado desde una visión anti monopólica me gané muchos enemigos, y perdí algunos que creía amigos. Hasta algunos familiares me miran con recelo. Pero eso no importa.
Uno de mis últimos artículos giró sobre la idea de que en estos tiempos que vivimos cada uno ha tomado la decisión de dónde pararse. De ahí que haya una “masa crítica” de fieles a Clarín que ya no pueden a esta altura desconocer quién es el multimedio, razón por la cual non gorilas, sino cómplices.
A esa gente no solo no se la puede convencer de que existe un país real fuera de los títulos de Todo Noticias, sino que, y esto es mucho peor, ellos adoran servir a sus formadores de opinión. Solo la adoración y el deseo de alimentar su odio hacia todo lo “K” justifica que alguien se siente un domingo a ver putear a un pseudo periodista otrora de izquierda. Es porque son como esos individuos que lo soportan, no hay otra explicación.
Como dije, con esa gente no se puede hacer nada, mucho menos discutir de política. Conozco algunos que hasta hace poco no sabían nada de política, y ahora están abonados a todas las páginas anti K que se publican en el Facebook. Curioso comportamiento, aunque reafirma su desconocimiento del tema.
El problema con el que me encuentro, y posiblemente a usted le pase lo mismo, es que si no se puede discutir, ¿qué se puede hacer? La imposibilidad de discutir, como bien sabemos, es una estrategia muy bien pensada por el jefe de esta horda desde las oficinas del monopolio. Pero, entonces, ¿qué hacer?
Vivo en una ciudad muy favorecida por este modelo económico. Mar del Plata ha visto crecer su consumo interno y la cantidad de visitantes en las temporadas estivales de forma exponencial. Como si esto fuera poco, los fines de semana largos ayudan muchísimo a la economía local, más aun al estar organizados con mucha antelación. Curiosamente, esta ciudad tiene un caudal importante de personas anti K. ¿Cómo se explica esto? Muy sencillo. Los marplatenses están muy cerca de Buenos aires, y no solo en lo geográfico, sino también en lo ideológico. Hay muchos aquí que añoran asemejarse al capitalino, como si eso representara algún honor que, al menos yo, desconozco. Usted los verá en verano esforzándose para que el capitalino sepa que ellos miran los mismos programas que se tragan en la capital, que leen los mismos diarios, ven los mismos noticieros; casi como si esta ciudad les quedara chica.
Comprenderá entonces, querido lector, el por qué de que algunos en esta ciudad actúen como hijos de Macri. Están siendo influenciados desde el mismo lado. Sin embargo, y a pesar del inédito apoyo que esta ciudad recibe del gobierno nacional, aun así hay gente que critica al modelo.
Pero el problema no radica en sus críticas -tienen derecho a hacerlas-, sino en sus actitudes. Me he topado con numerosos de estos personajes que, ante el menor inicio de conversación, se despachan contra el gobierno sin anestesia. Sus argumentos, de alguna manera hay que llamarlos, son inexorablemente los títulos de Clrín y de TN, hasta ahí llega su amplitud informativa. Pero, y mucho peor que la crítica, es que casi ninguno de estos comerciantes cumple con su deber de entregar boleta por la compra realizada. Como consecuencia de esto, el desánimo es doble, ya que, por un lado hay que soportar las más increíbles estupideces disfrazadas de conocimiento, sino que, además, nos afanan el 21% del IVA.
Estos ladrones son los que más se quejan de los otros ladrones, esos que nos asolan desde los títulos de TN. Ellos roban, pero se quejan de los otros ladrones. Se ve que no les gusta la competencia, hasta en eso se parecen a Clarín.
Así que me decidí a no salir bajo ningún concepto de ningún negocio sin mi boleta. Estoy harto de estos hipócritas que se llenan la boca escupiendo odio, pero que nos roban a todos ante nuestra atónita mirada. Es lo único que puedo (podemos) hacer. Ya no puedo argumentar, no me dejan discutir ni aportar ideas, así que intentaré decididamente no ser cómplice de estos ladrones. Sé que desde aquí no puedo iniciar una campaña nacional, este blog es una mota de polvo en el viento. Pero si tan solo pudiera llegar a diez personas, esas diez personas exigirían sus derechos como yo, y serían diez facturas más que no se evadirían.
El pedido ha sido claro: “Unidos y Organizados” Si me permiten, y con todo respeto, yo le agregaría “y con factura en mano”.
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