Un repaso de los principales titulares es suficiente para ver a qué juega cada diario.
La ventaja de Internet es que permite ojear rapidito qué nos cuentan los diarios de la realidad, cómo se posicionan, qué priorizan y qué ocultan. Ayer, Clarín ponía el acento en el mes que se cumple del siniestro de Once pero lo hace a su manera, diciendo “Demoras, miedo y resignación en el tren de las 7,28”.
La Nazion fracciona su tapa en tres títulos centrales: los dos más importantes son “Ante la presión, YPF no repartirá dividendos por 5800 millones” ¿Quién presiona, quién embiste? Por supuesto que el gobierno. Y como no podía ser de otra manera, el otro titular rimbombante es “Después del choque, en el Sarmiento se viaja peor”. A la izquierda de la tapa aparece la campaña demonizadora: “Se duplicó en 2 años el salario de la presidenta”.
Para Ambito Financiero, que la carta orgánica del Banco Central deje definitivamente atrás la concepción ideológica de la Convertilidad, se reduce a que el gobierno quiere manotear las reservas y descerraja “Gobierno lograba nueva ley y podrá usar las reservas”.
El Cronista, fiel a los intereses de su principal accionista, el diputado Francisco De Narváez, también privilegia la campaña demonizadota contra la presidenta y en un brote irónico titula “Paritaria gubernamental: en cuatro años el sueldo de la presidenta aumentó 171%”.
Página/12,por su parte, titula “Carta ganadora” , dándole toda la tapa a la votación del senado que convirtió en ley la reforma de la Carta orgánica del Banco Central y Tiempo Argentino va a fondo con lo ideológico y pone como título central “Aborto: Urtubey desconoce un fallo de la Corte Suprema”.
La revocatoria de la cautelar a la ley de medios en la provincia de Córdoba, información trascendente puesto que habilita la puesta en marcha del famoso Artículo 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sólo aparece en un recuadro al pie de la tapa de Tiempo Argentino. El Art. 161 da un plazo de un año para que las empresas que tienen más medios que los permitidos por la nueva ley se adapten a la norma, algo que desde los multimedios se denomina “desinversión”.
Está bueno que haya muchas alternativas y cada uno pueda elegir cómo y con quién informarse. Lo que también estaría bueno, es que cada medio asuma y reconozca públicamente su posición. Clarín, por ejemplo, suele referirse a Tiempo Argentino como "el diario oficialista". No entendemos por qué, entonces, el pasquín envuelve huevos no se asume ni se autodefine como "el diario opositor".
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