Un español compró un objeto en internet que aseguraba agrandar su pene. La desilusión llegó, cuando abrió el esperado paquete y encontró en su interior una lupa.
El español, perteneciente a la ciudad de Pontevedra, había comprado en internet el alargador de pene para el día de los Reyes Magos. Como todo niño que se desilusiona al ver que en sus zapatos no encontró la consola de videojuegos que tanto había deseado, sino más que un par de medias, el pontevedrés encontró una lupa.
El hombre no realizó la compra directamente en un establecimiento comercial, sino que confió en la página web y siguió todos los pasos que ésta requería para adquirir el alargador de pene.
Fue el 6 de enero, día de Reyes, cuando el pontevedrés se personó en la Comisaría Provincial. Su intención inicial fue la de interponer una denuncia al entender que estaba siendo víctima de una estafa telemática, extremo que comunicó a los agentes que se encontraban de servicio.
Sin embargo, según trascendió, una vez en la sede policial de Joaquín Costa debió pensárselo dos veces, ya que desistió y decidió volverse por donde había venido.
"Técnicamente sería discutible hablar de una estafa porque agrandar, lo que se dice agrandar, es lo que, a fin de cuentas, hace una lupa", reseñó con ironía un funcionario de la Comisaría.
Otras fuentes, no obstante, precisaron que este tipo de conductas se encuadra en una modalidad de fraude que ha experimentado en los últimos tiempos una cierta expansión.
Consiste en la compra de toda clase de artículos por Internet donde se exige el pago previo del importe en una cuenta bancaria abierta, en ocasiones, con una identidad falsa. Una vez recibido el dinero, el vendedor suele desaparecer y con él las webs donde ofertaba los productos.
El gallego, un pelotudazo importante.
El que le mandó la lupa, un genio.
Y el funcionario de la Comisaria Provincial, con su explicación, un ídolo total que nos demuestra que el sentido común no es incompatible con la condición de policía.
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