Finalizada la opereta montada por Sergio Schoklender en la Cámara de Diputados queda nuevamente la certeza de que la oposición sigue sin entender qué está pasando en Argentina.
La oposición en su imparable caída al bochorno termina siendo funcional a un personaje que monta estos escenarios buscando protegerse en base al escándalo mediático. Si hasta Carlos Pagni fue lapidario en La Nazión, que en esta, parece haber dejado solo a su socio estratégico Clarín.
Los dirigentes opositores pasaron sin escalas de las inverosímiles denuncias de fraude a sumarse a la estrategia defensiva Schoklender. Siguen sin política y terminan remolcados por personajes de la calaña de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, otra que está desesperada en su tarea de seducción para que el macrismo le dé un lugar bajo el sol pues sospecha que el 23 de octubre el electorado porteño no le renovará el mandato como diputada nacional.
El problema es que en un punto, por un lado están las Madres de Plaza de Mayo y por otro Schoklender, que está en problemas para explicar las bicicletas que hizo con los fondos con que el gobierno nacional abonaba las obras cuando se le presentaban los respectivos certificados de obra.
Aquí está el núcleo de la desesperación del ex apoderado de la Fundación Sueños Compartidos y esto es observado por la sociedad que se ve puesta en la disyuntiva de creerle a las Madres o a este personaje tenebroso. En este punto está claro que se le podrán criticar muchas cosas a Hebe de Bonafini, por ejemplo cierto nivel de personalismo al tomar decisiones como, sin ir más lejos, apañar a este señor que hoy le está pagando así su afecto, pero es difícil que mucha gente pueda poner en un mismo plano de sospecha a Hebe y Schoklender.
Es acá donde hace aguas el parricida y donde se hunde la barcaza opositora.
Lo que hay que preguntarse es porqué Schoklender emprende estas giras por el dispositivo mediático y porqué nada menos que Clarín y Patricia Bullrich Luro Pueyrredón le otorgan tamaña cobertura.
Indudablemente el ex apoderado de la Fundación de las madres se ve en dificultades para justificar ciertos manejos financieros y entiende que la única salida que tiene a mano son los medios opositores.
En esto confluye con el multimedios en aquello de mostrar que todo es una mierda, que todo está podrido y que por lo tanto ellos no son una excepción a la regla. En cada medio que le pone cámara o micrófono, tira y tira frases que son fabulosamente amplificadas. Habrá que ver luego qué dice ante el juez. Y habrá que ver también qué se hizo con los fondos con que el gobierno pagaba las obras y quién metió la mano en la lata, si Hebe de Bonafini y las Madres o Sergio Schoklender.
A esta altura queda muy claro quién es quién, pero fundamentalmente está a la vista de todos que, de cada 10 argentinos que se dicen escandalizados por este caso, 9 han impugnado desde siempre y de cuajo la política de Derechos Humanos y a la propia Hebe.
No sabemos si Schoklender se gasto la guita afanada en la famosa Ferrari, en aviones, en propiedades o en minas. De lo que estamos seguros es que no se la gasto en ropa. Hace días que aparece por todos lados (TV, diarios, revistas, el Congreso), con el mismo traje, la misma camisa y la misma corbata.
No sabemos si Schoklender se gasto la guita afanada en la famosa Ferrari, en aviones, en propiedades o en minas. De lo que estamos seguros es que no se la gasto en ropa. Hace días que aparece por todos lados (TV, diarios, revistas, el Congreso), con el mismo traje, la misma camisa y la misma corbata.
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