El caso Schoklender ha destado una avidez desenfrenada entre los monopolios mediáticos: quieren ver sangre y cabezas rodar, especialmente las de Hebe de Bonafini y Cristina Fernández de Kirchner. Para eso, mienten.
La rabiosa y desaforada campaña mediática que desató el caso Schoklender no apunta al propio implicado ni a tratar de desentrañar periodísticamente el hecho. Tiene por objetivo destruír, si fuere posible, uno de los ejes políticos sobre los cuales de desarrolla el actual modelo de gobierno desde 2003: los derechos humanos. Y de paso, al mismo gobierno.
Para ello, monopolios como el Grupo Clarín, La Nazión y Perfil, para mencionar sólo los emblemáticos, no vacilan ni vacilarán en echar sobre los organismos de derechos humanos la artera difamación que expelen sus brulotes cotidianos (lo del pasquín envuelve huevos debe ser récord: tantas tapas consecutivas a un mismo tema). Mucho menos sobre la persona en la que esa lucha -memoria, verdad, justicia- ha encarnado en términos históricos: Hebe de Bonafini.
Por esa razón, en los últimos días se han hecho denodados esfuerzos para lograr "la palabra" de quienes hasta hace poco esos medios ignoraban olímpicamente, salvo para incluirlos en hechos cuasi policiales; por ejemplo, Luis D'elía. ¿El objetivo? Que pidan, que reclamen clara y taxativamente la cabeza de Hebe y, por elevación, la de Cristina, intentando ensuciar su candidatura para así dar alguna posibilidad a sus oponentes de octubre.
Así, en La Nazión del sábado se aseguraba que "el escándalo por la estafa en las viviendas sociales de la Fundación Madres de Plaza de Mayo desató ayer fisuras en la coalición del gobierno de Cristina Kirchner". Bajo el título "El caso Schoklender provoca grietas en el kirchnerismo", se afirma que "figuras del campo social y de defensa de los derechos humanos, afines al oficialismo, pidieron que se investigue a la presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, por el desvío de fondos de su ex mano derecha Sergio Schoklender".
Seguidamente, se nombra a esa "figuras del campo social": "el jefe piquetero y titular del partido Miles, Luis D'Elía; la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, y el poeta y ex rector de la Universidad de las Madres, Vicente Zito Lema", enumera el diario.
Lo cierto, sin embargo, es que todos ellos pidieron que se investigue el hecho, como cualquier ciudadano común que pretende justicia, pero ninguno reclamó literalmente que "se investigue a Hebe", como aseveran La Nazión, Clarín y demás. Taty Almeida ya los desmintió y de la lectura de todas las notas hechas a D'elía y Zito Lema -ignorado habitual de los grandes medios- no surge ese pedido.
La justicia, en definitiva, decidirá qué investiga y qué no; no obstante, debería también investigarse la carnicería mediática con fines político partidarios que llevan adelante los monopolios.
Para ello, monopolios como el Grupo Clarín, La Nazión y Perfil, para mencionar sólo los emblemáticos, no vacilan ni vacilarán en echar sobre los organismos de derechos humanos la artera difamación que expelen sus brulotes cotidianos (lo del pasquín envuelve huevos debe ser récord: tantas tapas consecutivas a un mismo tema). Mucho menos sobre la persona en la que esa lucha -memoria, verdad, justicia- ha encarnado en términos históricos: Hebe de Bonafini.
Por esa razón, en los últimos días se han hecho denodados esfuerzos para lograr "la palabra" de quienes hasta hace poco esos medios ignoraban olímpicamente, salvo para incluirlos en hechos cuasi policiales; por ejemplo, Luis D'elía. ¿El objetivo? Que pidan, que reclamen clara y taxativamente la cabeza de Hebe y, por elevación, la de Cristina, intentando ensuciar su candidatura para así dar alguna posibilidad a sus oponentes de octubre.
Así, en La Nazión del sábado se aseguraba que "el escándalo por la estafa en las viviendas sociales de la Fundación Madres de Plaza de Mayo desató ayer fisuras en la coalición del gobierno de Cristina Kirchner". Bajo el título "El caso Schoklender provoca grietas en el kirchnerismo", se afirma que "figuras del campo social y de defensa de los derechos humanos, afines al oficialismo, pidieron que se investigue a la presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, por el desvío de fondos de su ex mano derecha Sergio Schoklender".
Seguidamente, se nombra a esa "figuras del campo social": "el jefe piquetero y titular del partido Miles, Luis D'Elía; la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, y el poeta y ex rector de la Universidad de las Madres, Vicente Zito Lema", enumera el diario.
Lo cierto, sin embargo, es que todos ellos pidieron que se investigue el hecho, como cualquier ciudadano común que pretende justicia, pero ninguno reclamó literalmente que "se investigue a Hebe", como aseveran La Nazión, Clarín y demás. Taty Almeida ya los desmintió y de la lectura de todas las notas hechas a D'elía y Zito Lema -ignorado habitual de los grandes medios- no surge ese pedido.
La justicia, en definitiva, decidirá qué investiga y qué no; no obstante, debería también investigarse la carnicería mediática con fines político partidarios que llevan adelante los monopolios.
Triste, lamentable, canallezco; pero de ninguna manera sorprendente. De una fábrica de mierda, solo se puede esperar que produzca mierda.
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