EL PAPA FRANCISCO ENCABEZÓ AYER, ANTE MILES DE FIELES, LA MISA DE VIGILIA DE PASCUA EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO, EN EL VATICANO, EN LA QUE ALUDIÓ A LA RESURRECCIÓN DE CRISTO.
Francisco denunció cómo los migrantes, los pobres y los marginados ven su "dignidad humana crucificada" cada día por medio de las injusticias y la corrupción y exhortó a los fieles en su homilía de la Vigilia Pascual a mantener vivas las esperanzas en un futuro mejor.
El Pontífice presidió la solemne ceremonia nocturna en la Basílica de San Pedro en una época de crecientes temores de seguridad tras una serie de atentados de inspiración islámica en Europa y tensiones por la llegada de enormes cantidades de inmigrantes al continente.
Las medidas de seguridad fueron especialmente estrictas, de forma similar a como se reforzaron en todo el mundo para las actividades de Semana Santa, en especial después de los ataques simultáneos sobre iglesias coptas el Domingo de Ramos en Egipto en los que murieron 45 personas.
Con un cirio en la mano, Francisco avanzó por el pasillo central de la basílica, en un símbolo de la oscuridad que descendió a la Tierra tras la crucifixión de Jesús el Viernes Santo. Cuando el pontífice llegó al altar, las luces del templo se encendieron, simbolizando la luz generada por la resurrección de Cristo.
En su homilía, Francisco evocó la escena bíblica de las dos mujeres que se acercaron al sepulcro de Jesús, y dijo que la desolación que sintieron por su muerte puede verse todos los días en los rostros de las mujeres cuyos hijos han sido víctimas de la pobreza, la explotación y la injusticia.
"Podemos ver también los rostros de los que son recibidos con desprecio porque son inmigrantes, privados de país, casa y familia", afirmó.
Otros son víctimas de burocracias paralizadas y corrupción "que los despojan de sus derechos y hacen añicos sus sueños", señaló el Papa, haciendo eco de dos temas en los que ha hecho énfasis durante su pontificado de cuatro años: atender a los migrantes y denunciar la corrupción.
"En su dolor, estas dos mujeres reflejan los rostros de todos aquellos que, al caminar por las calles de nuestras ciudades, contemplan la dignidad humana crucificada", agregó.
Pero en lugar de resignarse a un destino así, Francisco instó a los fieles a tener esperanza, como lo simboliza la resurrección de Cristo. Asimismo, exhortó a los católicos a "derribar todos los muros que nos mantienen encerrados en nuestro pesimismo estéril, en nuestras torres de marfil cuidadosamente construidas que nos aíslan de la vida, en nuestra necesidad compulsiva de seguridad y en la ambición sin límites que puede hacernos comprometer la dignidad de otros".
La ceremonia de ayer -que incluyó el bautismo de 11 personas (5 mujeres y 6 varones), entre ellas dos niños y una mujer de nacionalidad China- se llevó a cabo apenas horas después de que Francisco presidió la evocadora procesión del Viernes Santo con antorchas en el Coliseo, donde denunció repetidas veces la "vergüenza" de la sangre derramada de niños inocentes, mujeres y migrantes en los conflictos del mundo, naufragios y otras tragedias.
El Sumo Pontífice celebrará la misa jubilosa de la Pascua este domingo en una Plaza de San Pedro llena de flores. Se espera que miles de personas se esfuercen por ingresar a la plaza a pesar de los cierres de calles, detectores de metales y otras medidas de seguridad.
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