MÁS ALLÁ DEL REPUNTE DE TURISTAS QUE SE ADVIRTIÓ EN EL TERCER FIN DE SEMANA DEL AÑO, LA TEMPORADA DE VERANO NO LE ESCAPÓ AL FRACASO. UN DATO CLAVE: SE RECOLECTÓ UN 50 POR CIENTO MENOS DE BASURA QUE EN EL ARRANQUE DE 2015.
Una cosas son los datos oficiales y otra, muy distinta, lo que se pudo percibir a lo largo del primer mes del año en las entrañas de la, históricamente, ciudad número uno para las vacaciones de los argentinos. Y es que el cálculo difiere considerablemente -y no sólo ópticamente- con las cifras anunciadas por el ente de Turismo, que informó que en la segunda quincena de enero "Mar del Plata tuvo la misma ocupación que en la misma época que en 2015". Ni los recorridos por las playas, ni por las calles, ni por los locales comerciales pudieron hacer coincidir las dos piezas de este rompecabezas.
Finalizada la primera quincena, un primer balance mostraba a las claras la pobreza de la temporada en cuanto a la cantidad de turistas que arribaron a la ciudad para pasar sus vacaciones, una postal que se repitió en la mayoría de las ciudades balnearias.
Siempre, se sabe, la segunda quincena es la más fuerte de las vacaciones; y este año no fue la excepción. Coincidiendo con la disputa del superclásico entre River y Boca (sábado 23), la ciudad evidenció un aumento considerable de visitantes.
El incremento se notó en las playas y en las distintas arterias y paseos de compra pero, de cualquier manera, el marco no pudo compararse con los de otras temporadas, algo en lo que coincidieron tanto los turistas que suelen elegir Mar del Plata para sus vacaciones, como los residentes de la ciudad.
"Nada que ver con otros veranos"
"Vino algo más de gente en el tercer fin de semana del mes, pero nada que ver con otros veranos en los que la ciudad desbordaba, no había lugar para estacionar en ningún y no se podía pensar en ir a comer afuera sin reservar mesa o hacer una cola de más de una hora", contó Pablo Merighi, quien hace 40 años vive en La Feliz.
Por su parte, Martín de Remedios de Escalada, un fanático de Mar del Plata para pasar sus vacaciones, contó que "con mi amigo Sebastián vamos a La Reserva, una de las playas del sur; el sábado del Boca-River había mucha gente y no se podía conseguir mesa en el restaurante; pero, al fin de semana siguiente sólo había dos mesas ocupadas. Eso no pasó nunca, era impensado imaginar, en la segunda quincena de enero, ver un panorama semejante".
Quiere decir que, si bien en ese fin de semana arribó mucha gente a la ciudad, no se quedaron más que unos pocos días. Esa costumbre fue a la que más recurrieron muchos de los turistas del mes de enero que, entre la inquietud que generó el cambio de manos del gobierno nacional y los precios desorbitados de propietarios y comerciantes de las ciudades costeras, optaron por veranear apenas un puñado de días.
Los indicadores
Son muchos los indicadores que determinan claramente la notable merma de turistas que caracterizó la temporada: las vías de acceso y egreso en los balnearios (nunca hubo congestionamiento de vehículos), la posibilidad de encontrar mesa en los restaurantes habitualmente más concurridos y el aspecto de las playas que muy pocas veces lucieron con mucho público.
Pero hay otro elemento clave: desde la empresa encargada de recolectar los residuos de la ciudad se informó que la basura generada durante este mes de enero fue un 50 por ciento menos que en enero del año pasado.
Este dato echa por tierra cualquier otra estadística. "No hay mejor manera de medir la cantidad de turistas que hay en la ciudad que calcular la cantidad de basura que se recoge", explica uno de los máximos responsables de la empresa recolectora.
Este cálculo se realiza en base al peso de la basura. "El año pasado habíamos llegado a las cuatro toneladas de basura; ahora apenas si llegamos a las dos".
Baja en las ventas
Para aportar más datos, basta con realizar un recorrido por las playas y consultar, boca a boca, a los vendedores ambulantes del rubro alimenticio (panchos, choclos o bebidas). "El trabajo se redujo en un 40 por ciento. La gente consume, pero como la cantidad de turistas es menor, las ventas están más repartidas y todos hemos notado una gran disminución en nuestros ingresos", reconoce Rubén, mientras empuja su carro panchero
El mismo cálculo, de un 40 por ciento menos de producción, es el que manifestaron los taxistas a través de los representantes del gremio desde donde se informó que "la mayoría de los viajes son a la playa y no superan los 40 pesos. Hay muy pocos trayectos largos".
En ese sentido, desde el sector se anunció que "de acuerdo a estas proyecciones esperamos un invierno bastante duro".
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