Graciela Ocaña busca partido para obtener un cargo en 2013. Sigue los pasos de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón: pasó por el Frente Grande, el ARI, el kirchnerismo y recaló con De Narcováez, luego de coquetear con el GEN, la UCR y Proyecto Sur. Paso a paso, se acerca al Pro.
Ya se largó la pelea por las candidaturas del 2013. Graciela Ocaña, más conocida como la “la hormiguita”, no se quiere quedar atrás y ya comenzó a tender puentes para ver cómo gana una banca para el año próximo.
Si bien todavía no se sabe en qué partido incursionará esta vez, todo es esperable. Oriunda de San Justo, evalúa la posibilidad de dar el salto a Capital Federal.
Por lo pronto, su cara ya empapela la ciudad junto al ex legislador del Pro y actual denarcovaísta Daniel Amoroso. Conocido por liderar el sindicato de juegos de azar.
Un adicto a las megacampañas que siempre acostumbra a hacer gigantografías en las que se autoproclama como un ser “amoroso, respetuoso, tolerante y hasta valiente”. Ocaña tiene claro que quiere una banca y seguirá su derrotero.
Los que la conocen desde hace bastantes años, no pueden creer verla junto a uno de los principales sindicalistas referentes del juego.
Pero a Graciela no le importa el qué dirán y ya lo demostró con creces. No les teme a los cambios, por eso desde su ingreso a la política a fines de los ’90 hasta ahora es otra persona. No sólo porque se operó la vista y aggiornó su look, sino por su amplitud ideológica de 360 grados.
Hoy parece una anécdota recordar que se incorporó a la actividad política en la época del “Grupo de los 8”, conformado por legisladores peronistas que enfrentaban al menemismo. A través de Chacho Álvarez, se unió al Frente Grande, que luego se transformaría en el Frepaso, espacio que después le permitió ser electa como diputada nacional bonaerense en 1999.
Antes de que llegaran las elecciones del 2003, “la hormiguita” ya se había pasado al bando de Elisa Carrió, e integraba las filas del ARI. Convertida en una de sus preferidas, hizo todos los deberes para ser candidata a diputada y fue reelecta en el 2003.
Hábil como pocas, supo acercarse al ex presidente Néstor Kirchner y logró que en 2004 le ofreciera encargarse de la normalización del PAMI. Su trabajo en el organismo fue impecable, no sólo logró cambiar el modelo, sino que logró ponerles fin a las gerenciadoras. El cambio de modelo prestacional se dio en el manejo de recursos, lo que le permitió mejorar las compras del organismo e invertir mejor los fondos destinados a la salud de los jubilados. Con su imagen en alto, asumió el 10 de diciembre del 2007 como ministra de Salud, incorporándose al gabinete de la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Desde su ministerio, el sistema de salud había empezado a cambiar. En vez de subsidios anticipados de la Administración de Programas Especiales (APE), las obras sociales debían reclamar el dinero vía reintegros, después de dar la prestación y presentando los comprobantes; lo que le valió una dura pelea con Hugo Moyano, en el sindicato de Camioneros y en la CGT.
Tras una polémica actuación frente al dengue y la gripe A y sin estar convencida del proyecto político del kirchnerismo, finalmente renunció el 29 de junio de 2009, al día siguiente de las elecciones legislativas. A partir de ese momento comenzó a denunciar el escándalo de los medicamentos falsificados que involucra a los sindicatos en la compra de medicamentos adulterados a empresas farmacéuticas ligadas al narcotráfico.
Alejada del kirchnerismo, comenzó su derrotero tratando de seducir a cuanto político argentino se le cruzara. El objetivo era el mismo: unirse a alguien que le garantizara formar parte de una lista como candidata a algo para poder medirse electoralmente.
Primero buscó acercarse nuevamente a Elisa Carrió y lo hizo a través de Adrián Pérez. Cuando se dio cuenta de que ese no era el camino correcto, rápidamente se alejó una vez más.
En forma paralela, desde su alejamiento de la función pública, Graciela Ocaña creó la Fundación Confianza Pública con el objetivo de “desarrollar e implementar programas que permitan el cumplimiento de prácticas idóneas, basadas en los principios de legalidad, transparencia, responsabilidad y eficacia”. Desde allí generó el Programa Permanente de auditoría de satisfacción y confianza del sistema en Obras Sociales y Prestadoras de Salud, un estudio sistemático basado en encuestas de satisfacción a usuarios del sistema de salud como aporte al management. Pero inquieta como siempre, en forma paralela siguió buscando posicionarse en el mundo político.
Sin perder tiempo se acercó casi en forma paralela a Margarita Stolbizer, con intenciones de sumarse al GEN. Pero el romance duró poco. Enseguida se autoconvenció de que lo mejor era formar parte de Proyecto Sur, partido liderado por Pino Solanas. Buscaba ser candidata a vicejefa de gobierno y luego desistió cuando se dio cuenta de que los números no le daban al cineasta y que debía enfrentar una dura interna en el partido.
Inquieta, “la hormiguita” salió en busca del radicalismo y se sentó con Alfonsinito, ofreciendo su currículum como carta de presentación. Pero finalmente terminó con Francisco de Narcováez, para terminar siendo diputada nacional por la provincia de Buenos Aires.
El ex senador Santiago Nardelli, se convirtió en un fiel aliado desde Bahía Blanca; tierra que hoy camina junto a Juan Pablo Baylac, el radical que fue vocero de Fernando de la Rúa y hace pocos días decidió sumarse a las huestes de Mugrizio Macri desde un nuevo espacio radical que bautizó como PROA. Desde allí se lo oye decir: “Macri es la mejor propuesta”. Es así como a través de su delfín, Nardelli, Graciela Ocaña comienza a acercarse a Macri para el armado ante las próximas presidenciales.
Pero como su ambición es integrar una lista y tener un buen cargo, ahora se muestra casi enamorada del legislador porteño por el partido Unión Federal, Daniel Amoroso, quien ganó la banca por el Pro y luego decidió sumarse al proyecto de Francisco de Narcováez.
Juntos hacen denuncias, dan charlas a los vecinos en la confitería Las Violetas y se la pasan retwiteándose mensajes a través de la red social.
Aunque en su página personal Amoroso se presente como un ex mecánico, ex cadete, ex cobrador de una compañía de seguros, ex empleado en el Ministerio de Trabajo e incluso profesor de karate, hay un dato fundamental, que también Amoroso olvida en su carta de presentación: fue secretario general del sindicato de trabajadores de juegos de azar (Aleara) y aún mantiene el cargo de vocal titular primero, pero hoy quiere negar su pasado sindicalista. Prefiere presentar polémicos proyectos como el que propone declarar a Samuel “Chiche” Gelblung como “personalidad destacada de la cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por su larga trayectoria periodística”, olvidando su pasdado en la dictadura militar.
A Graciela Ocaña nada le preocupa si Amoroso puede ser su trampolín para saltar a la ciudad y hasta acercarse a Macri, nada importa.
No sólo Patricia Bullrich Luro Pueyrredón cambia de partido como de medias. “La hormiguita” le sigue sus pasos. Su próximo objetivo pareciera ser sumarse al proyecto nacional del jefe de gobierno porteño. Total, todo vale.
Ocaña es de las personas que no sufren las consecuencias del paro de los subterráneos. A ella cualquier bondi la deja bien.
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