Al denominar como confiscación a la expropiación de YPF queda expuesta en toda su dimensión la brutal embestida de la opinión contra la información.
El Sábado pasado La Nazion puso en tapa un editorial titulado "YPF, una confiscación, no una expropiación" y a partir de ahí comenzó a etiquetar todas las notas referidas a la petrolera con el enunciado "Confiscación de YPF".
En ese editorial queda muy claro que el diario recurre de manera antojadiza a la utilización de una palabra que no se puede aplicar al procedimiento que el gobierno argentino está llevando a cabo. La lectura que realiza es traída de los pelos y persigue un fin claramente político.
Si hay algo en discusión en este proceder de La Nazion es que nuevamente su opinión está llevándose por delante a la información que le suministra al lector. Hubo un tiempo donde se informaba y luego se opinaba, ese código tan caro al buen periodismo parece haber sido enterrado definitivamente por este diario.
Ningún diario está obligado a coincidir con una medida del gobierno, el problema es cuando desde un medio de comunicación se tergiversa el sentido de las palabras y con ello se mal informa a la sociedad. El gobierno ha decidido en el marco del estado de derecho tomar una medida y ha enviado el proyecto al parlamento para que lo discuta y apruebe. De no haber sido lícito el proceder de Casa Rosada ya abrían salido los macarras de la Constitución a vociferar que se estaban violentando las normas vigentes, pero nada de eso ha ocurrido, lo que de por sí es ya una evidencia incontrastable.
YPF será expropiada y se negociará con los dueños anteriores el monto que se le abonará por la empresa, seguramente habrá tensiones y desacuerdos porque Repsol pedirá una cifra mayor que la que el gobierno estimará apropiada, pero esto entra en el terreno de toda negociación o disputa comercial. Bajo ningún aspecto puede considerarse este mecanismo como una confiscación cuando hasta incluso en el día de hoy se conocieron declaraciones del canciller español que le bajan mucho el tono a las bravuconadas que la semana pasada profirieron las máximas autoridades del gobierno de España.
El mecanismo que utiliza La Nazion es a todas luces perverso en tanto infecta la información en sí misma, lo que equivale a mentir. Los propietarios de este diario tienen todo el derecho de pensar como les plazca, pero eso no amerita que tergiversen de manera tan aviesa la información.
Si admitimos que una expropiación pueda ser comunicada como una confiscación, mañana dará lo mismo, por ejemplo, que un homicidio culposo sea comunicado como homicidio simple.
Resulta curioso que quienes se dicen defensores acérrimos de la "prensa libre" y el "periodismo independiente" recurran a una práctica tan manipuladora y degradante.
¿Resulta cuiroso?
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