En 2011, el gobierno nacional desembolsó en territorio $ 2962 millones, con una ejecución del 133 por ciento. Por el contrario, Ciudad subejecuta la mayoría de las partidas presupuestarias dirigidas a mejorar la realidad social del distrito.
El jefe de gobierno porteño, Mugrizio Macri, sostuvo más de una vez que Nación “discrimina” y “abandona” a los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, cuando sus palabras se enfrentan a los datos duros, la victimización se queda sin argumentos y desarma el relato que quiere instalar al líder del PRO como la principal contrafigura del kirchnerismo.
Un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) evidencia que el gasto social de la administración pública nacional en 2011 le dio una gran importancia a la capital del país y en repetidas situaciones volcó recursos muy por encima de lo que la densidad poblacional de la CABA presuponía en teoría.
Para comenzar el recorrido se pueden observar las asignaciones familiares destinadas a jóvenes de entre 0 y 19 años.
La distribución entre las provincias benefició a la Ciudad, ya que su participación en el total del programa (23,75%) superó largamente su influencia en la estructura porcentual de la población a la que se destinan los fondos (4,65%). El presupuesto invertido en suelo porteño sumó $ 2962 millones, con una ejecución del 133 por ciento.
En particular la Asignación Universal por Hijo, que tuvo una ejecución del 97% a nivel nacional, mostró en la CABA una sobreejecución de más del 200%.
El distrito liderado por el hijo bobo de Franco Macri recibió $ 828 millones, sólo por debajo de la provincia de Buenos Aires.
Esta situación se repitió, por ejemplo, en las prestaciones previsionales, ítem en el que los porteños fueron beneficiados por una sobreejecución del 150% hasta alcanzar los $ 31.107 millones. Nuevamente la CABA participó de los beneficios totales (27,41%) por encima de su influencia en la población total (10,94%).
En tanto, el programa Acciones de Empleo, que durante el año 2011 gastó $ 1630 millones en áreas como “empleo transitorio”, “incentivos para la reinserción laboral”, “acciones de capacitación laboral” y “asistencia financiera a jóvenes desocupados”, tuvo una distribución por provincia que, una vez más, colocó a la Ciudad de Buenos Aires a la cabeza de las ejecuciones con un 149% de lo aprobado.
Otro ejemplo se encuentra en el área de Ingreso Social con Trabajo, programa que se implementa en 13 provincias pero alcanza un 90% sólo en tres: Buenos Aires (70%), CABA (12%) y Tucumán (9%).
El Plan Nacional de Seguridad Alimentaria también significó un importante aporte a la CABA, que recibió $ 544 millones (ejecución del 121%) convirtiéndose en el distrito más beneficiado en el área.
La política social del PRO en términos presupuestarios no sobrevive a un análisis exhaustivo con la misma suerte.
Los cuatro primeros años macristas estuvieron caracterizados por la pérdida de terreno de lo social y el crecimiento de la inversión en lo cosmético.
Durante 2011, el principal programa del Ministerio de Desarrollo Social de la CABA, “Ciudadanía Porteña”, creció un 23,7% interanual y estuvo muy por debajo del aumento promedio, a pesar de que es un eje fundamental para el sostenimiento de miles de habitantes de la Ciudad en condiciones de pobreza o indigencia.
El gobierno porteño no supo aprovechar el incremento del alcance de la Asignación Universal por Hijo que le sacó peso de la espalda al producir la migración de hogares beneficiarios y una consecuente menor demanda.
A la hora de responder las críticas, el PRO recurre a la evolución interanaual y sostiene que contra lo que apuntan las acusaciones el gasto social aumentó.
Sin embargo, para observar de forma completa el panorama se debe medir la evolución general del aumento presupuestario, método que sirve para concluir que cuando un ítem crece por debajo del promedio su influencia disminuye en términos absolutos.
A esto se suma, además, que durante los tres primeros años de gestión la subejecución en áreas sociales fue profunda.
“El gasto social está orientado a desmantelar la red de contención que existía. El objetivo es que la Ciudad no sea atractiva para los pobres que ven que las posibilidades de progreso y la ayuda del Estado disminuyen”, opinó Rafael Gentili, legislador porteño por Proyecto Sur e integrante de la Comisión de Presupuesto de la Legislatura porteña.
Gentili resaltó que la actitud macrista se evidencia en “la inexistencia de construcción de vivienda, la caída de los planes para la familia, la falta de elaboración de nuevos programas sociales, la baja oferta de apoyo para la tercera edad y la niñez, y la tercerización de funciones del Estado”.
En este escenario, el área de Publicidad y Propaganda mostró un crecimiento del 81,1% y se sumó al peso ideológico de las transferencias a colegios privados, que crecieron un 35% y alcanzaron los $ 1232 millones. Mientras tanto, las Becas de Inclusión Escolar del Ministerio de Educación sólo contabilizaron $ 147,3 millones.
En Infraestructura y Mantenimiento escolar también se denotó una falta de interés, ya que la ejecución fue del 64% de lo que estaba presupuestado. En esta línea se anotó además el gasto en agua potable y alcantarillado, que de los $ 655,5 millones con los que contaba sólo ejecutó $ 482 millones, es decir un 73,6 por ciento.
“El comportamiento de Macri es sistemático, no se hace cargo de derechos básicos como la vivienda, la salud y la educación. La falta de inversión en estas áreas mientras crece la influencia de la propaganda y el márketing es un hecho político que refleja las prioridades del gobierno porteño”, apuntó Rocío Sánchez Andía, legisladora porteña de la Coalición Cínica. La jurisdicción con la mayor subejecución de la CABA durante el año pasado fue la Jefatura de Gobierno, que alcanzó a devengar el 71% de los $ 1249,2 millones que conformaban su crédito aprobado. Fue determinante para esta ineficacia la baja ejecución del Instituto de Vivienda de la Ciudad, que apenas alcanzó el 49% de lo proyectado.
El área de Propaganda de la Ciudad de Buenos Aires y la transferencia a los colegios privados han ido engordando el presupuesto en detrimento de las becas que otorga el Ministerio de Educación de Mugrizio Macri, que quedaron congeladas.
Las ejecuciones del gasto social de la Nacion en la CABA, fueron: 133%, Asignaciones familiares; 150%, Prestaciones previsionales; 243,29%, Asignación Universal por Hijo y 121,16%, Plan Nacional de Seguridad Alimentaria.
No podía esperarse otra cosa. Lo que para el gobierno nacional -en el marco de un proyecto inclusivo-es inversión social, para "conejo negro" es un gasto sin sentido en el marco del proyecto de una ciudad y un país para pocos.
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