A pesar de la fuerte desmentida que la propia Presidenta realizó en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias, el periodista de La Nación insiste en criticar el inexistente proyecto de reforma constitucional para que Cristina Kirchner pueda ser reelecta en 2015.
A Morales Solá poco le importan las palabras de los protagonistas a la hora de armar su columna dominical en el diario La Nación.
En ese sentido, parece no haber escuchado el discurso de la Presidenta en la apertura de sesiones del Senado, en el que la propia Cristina Kirchner desmintió la posibilidad de una reforma constitucional para una posible re-reeleción en 2015. Es más, su desmentida incluyo la frase: "No se hagan los rulos", que circuló por todos los medios hasta el cansancio.
Sin embargo, Morales Solá ya tenía los ruleros puestos, y escribió en referencia a la reforma constitucional:
"Una terca fracción del oficialismo creyó encontrar un atajo cuando descubrió la posibilidad de un plebiscito después de un eventual triunfo de Cristina en las elecciones de octubre. Es un camino posible, pero que no evitará nunca el procedimiento constitucional; es decir, los inalcanzables dos tercios de diputados y senadores, separadamente. El plebiscito es una consulta popular que no elude la obligación de cumplir con el debido procedimiento constitucional. Pueden flamearlo en las narices de la oposición, como hizo Menem en su momento, para presionar a la política y a las instituciones. Presión. No mucho más que eso".
"Lo peor que le sucedió a la Presidenta es que, en la práctica, el ultrakirchnerismo se convirtió en anticristinista. ¿Está dispuesta la sociedad argentina a avalar, aunque fuere una fantasía sin sustentación, la perspectiva de una 'Cristina eterna'? El plazo que la sociedad argentina les ha dado históricamente a sus gobernantes, incluidas las dictaduras, ha sido de seis años, más o menos. Menem duró 10 años, pero fue un político impopular durante todo su segundo mandato. Su etapa estaba políticamente concluida cuando cumplió los primeros seis años. 'Cristina eterna' parece, en fin, un eslogan de sus opositores antes que de sus aduladores. La Presidenta salió en el acto a exorcizar ese demonio, que se lo impuso su propio círculo creyendo que la seducía. Guste o no, el tema ya quedó instalado".
En éste último párrafo, Morales Solá, confirma que "Cristina eterna" es un slogan opositor, es más, él mismo lo está utilizando en ese sentido en su columna. Es todo rulos para Joaquín.
Asimismo, en su columna insiste con el intento de censura a Vargas Llosa y cita fuentes off the record que aseguran que el escritor peruano "no es liberal".
En su encendida defensa, Morales Solá escribió:
En ese sentido, parece no haber escuchado el discurso de la Presidenta en la apertura de sesiones del Senado, en el que la propia Cristina Kirchner desmintió la posibilidad de una reforma constitucional para una posible re-reeleción en 2015. Es más, su desmentida incluyo la frase: "No se hagan los rulos", que circuló por todos los medios hasta el cansancio.
Sin embargo, Morales Solá ya tenía los ruleros puestos, y escribió en referencia a la reforma constitucional:
"Una terca fracción del oficialismo creyó encontrar un atajo cuando descubrió la posibilidad de un plebiscito después de un eventual triunfo de Cristina en las elecciones de octubre. Es un camino posible, pero que no evitará nunca el procedimiento constitucional; es decir, los inalcanzables dos tercios de diputados y senadores, separadamente. El plebiscito es una consulta popular que no elude la obligación de cumplir con el debido procedimiento constitucional. Pueden flamearlo en las narices de la oposición, como hizo Menem en su momento, para presionar a la política y a las instituciones. Presión. No mucho más que eso".
"Lo peor que le sucedió a la Presidenta es que, en la práctica, el ultrakirchnerismo se convirtió en anticristinista. ¿Está dispuesta la sociedad argentina a avalar, aunque fuere una fantasía sin sustentación, la perspectiva de una 'Cristina eterna'? El plazo que la sociedad argentina les ha dado históricamente a sus gobernantes, incluidas las dictaduras, ha sido de seis años, más o menos. Menem duró 10 años, pero fue un político impopular durante todo su segundo mandato. Su etapa estaba políticamente concluida cuando cumplió los primeros seis años. 'Cristina eterna' parece, en fin, un eslogan de sus opositores antes que de sus aduladores. La Presidenta salió en el acto a exorcizar ese demonio, que se lo impuso su propio círculo creyendo que la seducía. Guste o no, el tema ya quedó instalado".
En éste último párrafo, Morales Solá, confirma que "Cristina eterna" es un slogan opositor, es más, él mismo lo está utilizando en ese sentido en su columna. Es todo rulos para Joaquín.
Asimismo, en su columna insiste con el intento de censura a Vargas Llosa y cita fuentes off the record que aseguran que el escritor peruano "no es liberal".
En su encendida defensa, Morales Solá escribió:
"Trataba de disciplinar a los duros sindicalistas cuando la izquierda de su propia fracción la sorprendió con otro zafarrancho: pidió que Mario Vargas Llosa fuera censurado como orador principal de la Feria del Libro. Es un contrasentido que intelectuales clamen al cielo por la censura. Pero el kirchnerismo cree que todo le pertenece: esa feria es un evento privado que puede hacer lo que quiera en un país supuestamente libre. Los intelectuales kirchneristas ni siquiera han leído a Vargas Llosa; el célebre escritor es el más persistente luchador, entre los escritores latinoamericanos, contra los autoritarismos de cualquier signo, sean militares o civiles. Sólo la última dictadura militar censuró a Vargas Llosa y a Julio Cortázar. Una vez más, la historia demuestra que la matriz del autoritarismo es una sola. ¿El pensamiento económico de Vargas Llosa es liberal? Sí. Pero ¿acaso la opinión es un delito en la Argentina de hoy? Vargas Llosa no es un liberal. ¡Es el último premio Nobel de Literatura! , se escandalizó un peronista que solía frecuentar al kirchnerismo. Es ahora también, quizás, el escritor con más repercusión periodística en el mundo. Es lo que Cristina entrevió en soledad cuando ordenó frenar la censura contra Vargas Llosa; éste vendrá a la Argentina, pero nada lo salvará del acoso y la agresión del kirchnerismo más rancio. No importa. Vargas Llosa es un escritor excepcional, pero también un hombre con un enorme coraje".
Morales Solá está fuera de sí, escribe con bronca y resignación ante el panorama político que plantean todos los sondeos de opinión. El columnista de La Nación prefiere hacerse los rulos, e insistir con temas que ya salieron de la agenda de los medios.
Su ira lo enceguece y aunque trata de pegar, perdió la contundencia que solía tener cuando fantaseaba con la certeza de que sus columnas eran leías como verdades absolutas. Hoy, ese panorama cambió y no sólo Morales Solá, sino casi todo el periodismo, está desorientado.
Nos preguntamos: ¿no se podrá ser de derecha o lacayo de intereses corporativos, sin ser un pelotudo?
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