El incremento del precio de los campos en los últimos años, impulsado por el boom sojero, no se trasladó al valor fiscal de los mismos, lo cual genera importantes distorsiones en el monto de los impuestos. El nuevo proyecto busca corregir esa situación de inequidad fiscal y darle al impuesto un carácter progresivo.
En los últimos años, traccionados por el boom sojero, los precios de los campos se incrementaron de manera extraordinaria. Sin embargo, esta situación se trasladó a los valores fiscales, que se mantienen congelados desde hace 20 años.
Hace casi seis años comenzó un debate para actualizar estos valores, debido a la inequidad fiscal que esto significa, pero la presión de las patronales agrarias frustró la iniciativa. Esta vez, el gobierno provincial envió un proyecto a la Legislatura para reformar el sistema impositivo rural, a partir de la modificación de los impuestos de sellos, ingresos brutos y el Inmobiliario Rural. Sin embargo, incidentes protagonizados por el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati y un grupo de ruralistas, frustraron la sesión.
Estos cambios, además de incrementar en un 30 por ciento la recaudación en la materia (de 1.000 a 1.300 millones de pesos anuales), hará progresivos los impuestos y corregirá las situaciones de inequidad fiscal. “Hay campos en el sur de la provincia, con tierras que no son productivas y no generan demasiados ingresos, que pagan lo mismo que en una zona núcleo, donde los campos son un 50 por ciento más caros. Por ejemplo, 100 hectáreas en Puan o 100 hectáreas en Necochea pagan lo mismo que 100 hectáreas en Junín o en Pergamino”, explicó Silvina Batakis, ministra de Economía de la Provincia de Buenos Aires.
En algunos casos, los valores anuales que se pagan son irrisorios. El diario Página/12 ejemplificó esta situación con un campo de 176 hectáreas en General Madariaga, que tiene un valor de mercado superior a los 2 millones de pesos y abona $1.800 al año por el inmobiliario rural. El mismo diario detalló que en distritos donde el precio de la hectárea supera los 45 mil pesos, el valor que se toma en cuenta para determinar el impuesto Inmobiliario Rural no supera los 1200 pesos.
Algunos productores pagan menos que por la patente del auto. A modo de comparación, una Jeep Grand Cherokee modelo 2007 como la de Hugo Biolcati tiene un valor de 180.000 pesos (algo más de 40 mil dólares) y paga cerca de 6.800 pesos anuales de patente.
Esta situación, lejos de ser una excepción, es la regla en el sector agropecuario. El dueño de un campo de 96 hectáreas en Salliqueló (oeste de la provincia), valuado en el mercado en dos millones de pesos, o 168 hectáreas en General Alvear, terreno para la cría con un precio de mercado de 1,3 millón de pesos, pagan menos por el impuesto inmobiliario rural que el dueño de una Volkswagen Suran modelo 2010.
“Esta distorsión no se puede corregir sin tener el valor real de lo que cuesta la tierra. Con esta reforma, en 4 millones de hectáreas, de un total de 19 millones que tiene la provincia, se va a ver reducido el valor del impuesto final que tienen que pagar. En las otras 15 millones de hectáreas sí se aplicará el revalúo y habrá un incremento de entre un 43 y 45 por ciento”, explicó la ministra.
En promedio, los dueños de las tierras bonaerenses pagan 47 pesos en promedio por hectárea al año por el impuesto inmobiliario rural. Con el nuevo gravamen, pasarán a abonar 67.
Fueron décadas de privilegios y, en cierto punto, es entendible que les resulte tan difícil resignarse a tenerla adentro.
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