Lo denunció la madre en la ciudad bonaerense de Magdalena. Dijo que discriminó a su hija cuando le negó la posibilidad de tomar la comunión por sufrir una parálisis cerebral.
La madre de una niña discapacitada de 13 años denunció que el párroco de la ciudad bonaerense de Magdalena, Carlos Herlein y una catequista discriminaron a su hija por su deficiencia mental y le negaron la posibilidad de tomar su primera comunión.
María Cristina Altamirano aseguró a Tiempo Argentino que "no sé si le voy a dar intervención al INADI. Este es un problema de una señora mayor y un señor mayor, con ideas erradas y desfasados en el tiempo”.
La hija de Altamirano concurría a una escuela local de educación especial de gestión pública. Allí recibió clases de catecismo por más de dos años dentro del establecimiento y en horario escolar. Sus compañeros poseían otras discapacidades.
El año pasado Nélida Mariani, la catequista de la niña, le dijo a su madre: “Tu hija no aprende así que no va a tomar la comunión”. Luego del hecho la joven dejó de concurrir a las clases porque se sintió discriminada luego de que la profesora no la dejaba participar.
Finalmente la niña terminó por tomar la primera comunión con otro sacerdote, el padre Carlos Warton, capellán del Ejército destinado en los regimientos de la zona, lo que le habría valido al religioso un apercibimiento por parte del arzobispo de La Plata monseñor Héctor Aguer.
La denuncia de la madre no es solo contra el párroco, Carlos Herlein sino también con la catequista Nélida Mariani: “Esperé todo este tiempo para decirlo porque pensé que el cura iba a tener hombría de bien para venir y preocuparse de lo que pasó, pero nunca vino".
El líder de la parroquia ya había sido acusado por discriminación. Le habría negado la posibilidad de dar catequesis a una joven con discapacidad motriz y ser músico de la iglesia a un joven que se declaró homosexual.
“¿Qué clase de Iglesia estamos teniendo en Magdalena? Yo no voy a misa como tantos que dejaron de hacerlo. No podemos seguir diciendo que somos Pueblo de la Misericordia cuando nos pasan cosas tan malas y que no es sólo contra mi hija, sino contra mucha gente”, señaló Altamirano.
María Cristina Altamirano aseguró a Tiempo Argentino que "no sé si le voy a dar intervención al INADI. Este es un problema de una señora mayor y un señor mayor, con ideas erradas y desfasados en el tiempo”.
La hija de Altamirano concurría a una escuela local de educación especial de gestión pública. Allí recibió clases de catecismo por más de dos años dentro del establecimiento y en horario escolar. Sus compañeros poseían otras discapacidades.
El año pasado Nélida Mariani, la catequista de la niña, le dijo a su madre: “Tu hija no aprende así que no va a tomar la comunión”. Luego del hecho la joven dejó de concurrir a las clases porque se sintió discriminada luego de que la profesora no la dejaba participar.
Finalmente la niña terminó por tomar la primera comunión con otro sacerdote, el padre Carlos Warton, capellán del Ejército destinado en los regimientos de la zona, lo que le habría valido al religioso un apercibimiento por parte del arzobispo de La Plata monseñor Héctor Aguer.
La denuncia de la madre no es solo contra el párroco, Carlos Herlein sino también con la catequista Nélida Mariani: “Esperé todo este tiempo para decirlo porque pensé que el cura iba a tener hombría de bien para venir y preocuparse de lo que pasó, pero nunca vino".
El líder de la parroquia ya había sido acusado por discriminación. Le habría negado la posibilidad de dar catequesis a una joven con discapacidad motriz y ser músico de la iglesia a un joven que se declaró homosexual.
“¿Qué clase de Iglesia estamos teniendo en Magdalena? Yo no voy a misa como tantos que dejaron de hacerlo. No podemos seguir diciendo que somos Pueblo de la Misericordia cuando nos pasan cosas tan malas y que no es sólo contra mi hija, sino contra mucha gente”, señaló Altamirano.
Este escriba lleva ya casi 10 minutos, desde el final del párrafo anterior, buscando un insulto apropiado para toda esta caterva de mal nacidos. Y no lo encuentra. Decirle hijo de puta al párroco, a la catequista o al obispo de La Plata, es casi una falta de respeto a los hijos de puta y ni que hablar a las putas.
Perdónalos Padre. Estos sí saben lo que hacen, pero perdonalos igual. Perdonalos vos "Barba", porque lo que es este redactor, no puede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario