Julio Giménez asegura que sufrió un apriete en plena calle el mismo día que se nombró al titular de la fuerza. Ya lo había acusado en 2009 ante la justicia federal por amenazas de muerte. "Hago responsable a De la Chota por mi seguridad", dijo Giménez.
Comisario Ramón Frías, jefe de la policía cordobesa. |
El viernes 28 de diciembre, alrededor de las 20 horas, el ministro de Seguridad de Córdoba, Alejo Paredes, anunció sorpresivamente la designación del comisario Ramón Frías como nuevo jefe de Policía provincial, en remplazo de Sergio Comugnaro.
El nombramiento es toda una señal política que el gobernador José Manuel de la Chota envía, tanto hacia adentro como hacia afuera de la institución.
Se trata de un alto mando policial denunciado en la justicia federal por amenazas al hijo de una víctima de delitos de lesa humanidad, cuyo caso está a punto de sumarse a la megacausa Menéndez III que se reinicia en febrero.
Además, Frías tiene antecedentes de mano dura: comandó la represión a la marcha de gremios estatales del año pasado, frente a Tribunales, por el ajuste del sistema jubilatorio, y defiende con fiereza la aplicación del Código de Faltas.
El comisario retirado Julio Giménez, quien se encuentra dentro del Programa de Protección a testigos de delitos de lesa humanidad por sus denuncias contra el accionar de la Dirección de Inteligencia Provincial –la tristemente célebre D2–, presentó el 2 de enero ante la Fiscalía Federal Nº1 una denuncia por amenazas reiteradas que alcanza al flamente jefe de la fuerza.
Giménez lo responsabilizó por el acoso del que fueron víctima él y su familia el mismo día en que asumía Frías, presuntamente con la intención de evitar que continúe como querellante en la causa por el asesinato de su padre –también comisario– ocurrida en la D2 en 1976.
Según este relato, que develó la revista Veintitrés en su edición cordobesa, el mismo 28 de diciembre, una hora después de la designación de Frías, Giménez manejaba su auto, junto a su esposa y su hijo de 9 años, cuando dos motos policiales comenzaron a seguirlo. La familia venía de la casa de un pariente. Giménez se detuvo un momento en su domicilio del barrio Alta Córdoba para que su mujer buscara algo antes de seguir viaje. Las motos pararon unos metros detrás y Giménez aprovechó para sacarles algunas fotos como venía haciendo hace tiempo. Cuando el auto arrancó nuevamente uno de los motociclistas interceptó el auto y lo obligó a detenerse. El ex comisario bajó para preguntar qué sucedía pero la moto arrancó súbitamente en contramano y se perdió en el barrio junto a su compañero. "Esta es la gota que rebasó el vaso, no pueden meterse con mi familia", se dijo.
El denunciante, comisario retirado Julio Giménez. |
El primer día hábil del año, Giménez se presentó en la Fiscalía Federal Nº1, a cargo de Enrique Senestrari, para denunciar el acoso que sufre en su calidad de querellante en la causa referida al asesinato de su padre.
El caso pone en tela de juicio, una vez más, el accionar de la actual conducción de la policía de Córdoba respecto de los crímenes cometidos por la lúgubre D2 que sembró el terror durante la década del ’70, particularmente en el período '74-'76, inundando de asesinatos políticos la provincia. Entre aquellos crímenes se encuentra el del padre del comisario Giménez y secretario general del Gremio de Pasteleros, Alberto César Giménez, ultimado en Córdoba Capital el 26 de febrero de 1976 por un disparo de Itaka en la espalda, en las puertas de un hotel donde se encontraba escondido, a pocas cuadras de la terminal de ómnibus.
"Yo estoy denunciando públicamente esta situación desde el 2009. Este último apriete me lo guardé para no generar mayor temor a mi familia y el sábado (siguiente) intenté contactarme con Protección de Testigos de la provincia, que está a cargo del comisario Inspector Vázquez, pero no lo logré a pesar de que mi familia se encuentra dentro de un programa de protección de testigos. Por eso el 2 de enero fui a la justicia federal", señaló el comisario, retirado desde mediados del año pasado.
Frías venía sonando hace tiempo para el cargo, pero la designación se precipitó por el aumento imparable de delitos que registraron los medios locales durante los últimos meses del año. Hasta el artista Flavio Mendoza reclamó mayor presencia policial en Villa Carlos Paz. Pero el cruce de Frías con Giménez data de tres años. Tanto el gobernador como el ministro de Seguridad están al tanto de la situación. De hecho, el jefe de Policía debió responder requisitorias periodísticas al respecto el mismo día de su asunción, aquella jornada en que Giménez lo denunció nuevamente en la justicia.
En su compulsiva obsesión por parecerse cada vez más a Mugrizio Macri, José Manuel De la Chota no deja cagada por hacer.
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