Editorial. Por Soledad Sganga.
Mugrizio Macri, jefe de gobierno porteño, desconoce el sistema
republicano, el cual se caracteriza por la división de poderes (poder
ejecutivo, poder legislativo y poder judicial).
El juego político es el siguiente: desconoce y hace caso omiso a todas
las medidas judiciales -exceptuando aquellas que lo beneficien- y desconoce las
prerrogativas de la legislatura, ejerciendo el poder de veto de manera
excesiva.
Es la justicia, por la cual ya está procesado por escuchas ilegales y
excesos de la UCEP, la que lo obliga a cumplir con leyes que tienen plena
vigencia en la ciudad, como el caso de las obras en el Borda, la puesta en
marcha nuevamente de los talleres protegidos del borda o el vallado del Parque
Centenario.
La última semana no fue una semana fácil para el PRO. El vallado del
Parque Centenario, en contra de la voluntad de los propios vecinos que habían
juntado las firmas manifestando su oposición, tuvo como consecuencia una brutal
represión por parte de la policía metropolitana, en la que resultaron detenidas
varias personas y hasta una periodista herida con balas de goma, las cuales
según el jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larrata, eran balas del estilo “Paintball”.
Ante éste hecho, una vez más fue la justicia, la que ordenó al gobierno
de la Cuidad
de Buenos Aires frenar el vallado.
Como si esto fuera poco, en medio de éste clima de represión y agresión,
aparecieron las repudiables declaraciones del mediocre cómico, devenido en
político, Miguel Del Sel.
Una vez más, las declaraciones provenientes de miembros del PRO están
cargadas de odio, racismo y discriminación. Pero en éste caso, se pasaron todos
los límites de tolerancia y buen gusto. No sólo se insultó a la presidenta,
sino que hubo una fuerte carga de misoginia, racismo, discriminación y
violencia en esas declaraciones.
El primero en salir a pedir unas dudosas disculpas fue el propio Del
Sel, y luego lo siguió Rodriguez Larrata, argumentando que esas declaraciones
se hicieron desde el rol de cómico. Y por último, como siempre, Mugrizio Macri
expresando que el pedir disculpas no lo hace cualquiera y el cómico lo hizo, lo
cual lo hace una persona de bien.
Habría que avisarles que cuando una persona, venga de donde venga, al
entrar en la política, debe cuidar mucho sus palabras, porque se convierte en
un referente social. Y más allá que sea político, ese tipo de declaraciones,
aún vengan desde el humor, son totalmente repudiables e indefendibles. Ofenden
a la sociedad entera.
Y para finalizar otra de las tantas semanas traumáticas del PRO, se
conoció que en lo que va del 2013, Mauricio Macri vetó ya 11 leyes, siempre
referidas a cuestiones sociales, de salud, de educación. Leyes que fueron
votadas por sus propios legisladores.
De ésta manera, el procesado Macri, desconoce a los otros dos poderes.
No cumple con lo que le dicta la justicia y no respeta las leyes votadas en la
legislatura.
De ésta manera, le quita autoridad no solo a la legislatura sino también
a sus propios legisladores. Y la oposición al machismo en la ciudad, pareciera
tener el síndrome de la oposición nacional, caracterizada por la inacción.
Macri hace lo que quiere, como un miembro de una monarquía, contando con
una impunidad y una protección únicas.
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