martes, 16 de enero de 2018

El Papa arribó a última hora de la tarde de ayer a Chile para una intensa visita de cuatro días

EL PAPA FRANCISCO LLEGÓ AYER A CHILE PARA UNA VISITA DE CUATRO DÍAS, DONDE LO ESPERAN CON ANSIAS MILES DE FIELES CATÓLICOS, AUNQUE TAMBIÉN GRUPOS INDIGNADOS POR ESCÁNDALOS DE ABUSOS SEXUALES COMETIDOS POR RELIGIOSOS JUNTO CON INDÍGENAS E INMIGRANTES QUE DEMANDAN UN TRATO MÁS JUSTO.


El avión de Alitalia con el Sumo Pontífice y su comitiva aterrizó a las 19.13 hora local (2213 GMT) en el aeropuerto internacional de Santiago procedente de Italia. El primer Papa latinoamericano fue recibido en el aeropuerto por la presidenta socialista Michelle Bachelet y la Conferencia Episcopal chilena.

Francisco, partió en una caravana por una autopista hacia una de las parroquias más antiguas de la capital, que en su creación se orientó a ayudar a las familias más pobres. Luego se trasladó en un papamóvil por la principal avenida de Santiago en la que miles de personas lo saludaron en su camino hacia la Nunciatura Apostólica.

Este martes, en su primer día de actividades oficiales, el Sumo Pontífice hablará en la sede de gobierno, el Palacio de La Moneda, desde las 8:20, y luego tendrá un encuentro privado con Bachelet. 

Luego, el pontífice tendrá su primera misa, en el parque O'Higgins de Santiago, antes de visitar la cárcel de mujeres de la capital chilena y luego proseguir sus actividades reuniéndose sucesivamente con sacerdotes, obispos y jesuitas.

"No será demasiado difícil para mí en Chile, porque estudié allí durante un año y tengo muchos amigos allí y conozco bien el país. En cambio, conozco menos a Perú. Fui allí dos o tres veces", dijo el Papa a los periodistas durante el vuelo desde Roma a Santiago.

Durante el viaje, Francisco reveló que estuvo en Chile durante el devastador terremoto que azotó al país en 1960 y quedó impresionado por la solidaridad entre la gente.

Esta es la segunda visita de un Papa al país. Juan Pablo II visitó la nación sudamericana en 1987, en las postrimerías de la dictadura de Augusto Pinochet, con un clima marcado por las violaciones a los derechos humanos y la profunda pobreza de millones de chilenos.

Chile recuperó la democracia tres años después de la visita de Juan Pablo II y se transformó durante las décadas siguientes en una de las economías más sólidas de América Latina, aunque con ciudadanos más distanciados de la Iglesia Católica y con mayores demandas de equidad e inclusión.

"El Papa va a encontrar una Iglesia que sí está en crisis, pero una crisis que es bendición, una crisis que tiene dimensiones fruto de nuestro pecado (...) y que desafía al hombre contemporáneo a vivir su opción de fe en este contexto nuevo de nuestra sociedad y cultura", dijo el cardenal en Chile Ricardo Ezzati el fin de semana.

La visita de Francisco ocurre mientras Chile intenta avanzar en temas como el matrimonio igualitario, mayor igualdad para las mujeres, respeto a la identidad de genero e inmigración, a través de iniciativas impulsadas por la actual presidenta Michelle Bachelet que podrían quedar inconclusas una vez que finalice su mandato en marzo.

"Esta es una visita que se realiza de una manera muy estratégica en términos de aprovechar el fin de un gobierno y dejar muy asentado su mensaje dentro de la agenda pública en momentos que se apresta a asumir un nuevo gobierno", sostuvo Guillermo Holzmann, analista político y profesor universitario.

Gestos y protestas

En la antesala de la visita del líder de la Iglesia Católica, el gobierno chileno preparó un gran despliegue de seguridad en la capital y en las ciudades de Temuco e Iquique que también visitará.

Poco antes de que el Papa arribara al país, un pequeño grupo de manifestantes ocupó por unos minutos una avenida en pleno centro de Santiago en protesta por su visita, aunque luego la policía desarticuló la movilización.

"Nos da lo mismo la visita del Papa. Chile va a seguir igual. La pobreza no se va a acabar, la violencia continuará y las personas van a seguir muriendo por una salud indigna", dijo en declaraciones a la prensa la dirigente Camila Ubeda.

El gobierno descartó que el Papa Francisco corra algún riesgo durante su visita a Chile, luego de los inusuales ataques incendiarios que afectaron a una serie de iglesias católicas en la capital el viernes. En algunas de las iglesias atacadas se encontraron volantes con amenazas al Sumo Pontífice.

Según la última encuesta de la consultora Latinobarómetro, Chile es el país de América Latina con la peor valoración del Sumo Pontífice, además de manifestar una alta desconfianza en la Iglesia Católica.

Miles de chilenos y fieles de naciones vecinas se preparan para acompañar a Francisco en su peregrinación, aunque grupos de laicos, minorías y comunidades de la etnia mapuche planean movilizaciones contra la autoridad eclesiástica en la capital, Temuco e Iquique.

"Solamente esperamos que el Papa sepa con la sociedad chilena con la que se va a encontrar. De acuerdo a las últimas encuestas de opinión, más del 66 por ciento de los católicos de Chile apoyan, por ejemplo, el matrimonio igualitario", dijo Juan Enrique Pi, presidente de la Fundación Iguales que aboga por los derechos de las minorías sexuales.


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