LA ALIANZA DE DERECHA CAMBIEMOS SANCIONÓ HOY A LA MAÑANA LA REFORMA PREVISIONAL EN MEDIO DE UNA OLA DE PROTESTAS EN TODO EL PAÍS.
El régimen macrifascista sancionó este martes por la mañana la reforma previsional tras 12 horas de debate, protestas en todo el país y el aporte clave de los diputados ligados a los gobernadores, que habían garantizado su colaboración ante Marcos Peña Braun Menéndez y Rogelio Frigerio, en una reunión al mediodía de ayer en el despacho de Emilio Monzó y con Elisa Carrió como garante.
Aún así, Cambiemos sólo consiguió 128 votos positivos, dos menos que la mayoría simple, contra 116 en contra y dos abstenciones. Le alcanzó porque muchos diputados disconformes con la ley ayudaron con el quórum, como el salteño Javier David, quien cerró el debate por el interbloque de los gobernadores, pero votó en contra.
Lo hicieron a favor los diputados cercanos al corbobés Juan Schiaretti (4), al misionero Hugo Passalacqua (4), al entrerriano Gustavo Bordet (2), a la catamarqueña Lucía Corpacci (2), al tucumano Juan Manzur (2 de 3), al salteño Juan Manuel Urtubey (ayudó con 2 de sus 3), al chaqueño Gustavo Peppo (con 1 de sus 2) y al neuquino Omar Gutiérrez (1).
Los tres pampeanos se mantuvieron firme en contra de la ley, como había anticipado la semana pasada Carlos Verna, mientras que el santiagueño Gerardo Zamora no apareció en la reunión y ayudó con sólo uno de sus seis diputados. Su esposa, Claudia Ledesma Abdala, ocupó por primera vez su banca a las 4.30 y anunció que se oponía a la reforma, tomando el consejo de la arquidiósecis de Córdoba.
Sergio Uñac (San Juan) dejó que sus tres diputados votaran en contra, pero el régimen no olvidará que colaboraron con el quórum en las dos sesiones más calientes que se recuerde en mucho tiempo. El riojano Sergio Casas ratificó su bronca por la coparticipación perdida y no ayudó con nadie.
Como el jueves, contribuyeron y mucho dando quórum el sindicalista Alberto Roberti (se fue en la votación), Martín Lousteau y sus dos aliadas (Carla Carrizo y María Villavicencio), que luego votaron en contra.
Un dato: entre los ausentes en la votación estuvo Daniel Scioli, que había aparecido al inicio de la tarde. Se hjabla de un evidente acuerdo con el régimen fascista de Mugrizio Macri Blanco Villegas. Ya en la fallida sesión del jueves pasado cuando el kirchnerismo se jugó todo, se había ausentado y cuando le pidieron explicaciones contestó que "yo soy un hombre de paz, estoy para la concordia no puedo ir en medio de la violencia".
La oposición intentó levantar la sesión varias veces pero Cambiemos siempre estuvo atento para reunir su mayoría y continuar con el debate. Hubo tres votaciones durante las primeras horas del debate y otra de madrugada, impulsada por Graciela Camaño.
El primer llamado para cerrar el recinto fue el que más apoyo tuvo, con sólo 114 votos. Lo había hecho Nicolás del Caño, muy alterado en las primeras horas del debate: habló sin micrófono cuando no le daban la palabra y disparaba insultos a sus pares de la alianza oficialistas, entrenados para no reaccionar.
Lejísimos habían quedado los enfrentamientos entre oficiales y manifestantes de la tarde, que obligaron a Monzó a suspender la sesión, pero a los 15 minutos la reanudó por orden de la Casa Rosada. La última arremetida de Camaño llegó cuando el palacio del Congreso quedó rodeado por cacerolazos que obligaron a la policía de la ciudad a sostener los vallados para evitar una avalancha. A las 3 de la mañana, los efectivos diluyeron a los manifestantes con otro operativo de "cacería", con corridas y detenciones al voleo.
El kirchnerismo aplicó la técnica del filibustero, que consiste en extender el debate para desgastar a sus rivales, pero aún no así no evitó la sanción.
"La oposición responsable no reparte fósforo adonde se andan con nafta. Señor presidente, mande a votar", pidió Mario Negri, jefe del interbloque Cambiemos, cuando ya eran las 7 de la mañana y Agustín Rossi había cerrado el debate por el bloque FpV-PJ.
"Mañana va a haber más cacerolas, porque todos sabemos como evoluciona estos procesos en el pueblo argentino. Volvieron a hacer lo que la derecha siempre hace: cortarle los recursos a los jubilados", afirmó el santafesino y anunció que se iniciaba un proceso de "resistencia pacífica".
"Han construido una teoría: que hacer oposición responsable es hacer seguidismo. Es mentira. Es decirle al Gobierno cuándo se está equivocado y representar el 60% de los argentinos que votaron en contra. Lo venimos diciendo: el Gobierno se está equivocando y feo", advirtió.
Ya había pasado un nuevo discurso de Graciela Camaño para repudiar el corazón de la reforma jubilatoria: la modificación del cálculo de actualización de la jubilación, que ya no tomará en cuenta la recaudación sino que combinará el índice de precios (en un 70%) y el de variación salarial (30%).
Y según su artículo 3 empezará a regir en marzo con actualizaciones trimestrales y ya no semestrales, como ocurre actualmente. "Esto es inconstitucional y se viene una ola de juicios", reiteró ya en el debate en particular, el kirchnerista Leopoldo Moreau.
Ocurre que la nueva fórmula permitirá un aumento del 5% en marzo, mientras que la vieja garantizaba el 14%. Por presión de Carrió y los gobernadores, Mauricio Macri se comprometió a subsanar la diferencia con un bono compensador, que debería aplicar por decreto en las próximas horas.
Largo debate
Recién a las 19 horas, 5 después de lo esperado, Monzó pudo iniciar el tratamiento de la reforma previsional, tras frenar tres intentos opositores de levantar la sesión y luego de un cuarto intermedio decidido en medio de los incidentes. Desde la Casa Rosada recibió un mensaje fulminante: la sesión debía continuar.
"Quienes hirieron en el corazón al sistema previsional le dicen a los jubilados que van a estar peor con esta ley; y esto -yo lo repito con toda mi fuerza- es una vil mentira", dijo Eduardo Amadeo, ya acostumbrado a los abucheos. Su discurso fue el más repudiado por el kirchnerismo y Monzó tuvo que llamar al orden a los camporistas Larroque y Cleri que le gritaban desde el medio del recinto, pero esta vez no consiguieron generar un escándalo.
La camporista Mayra Mendoza también se acercó a reprocharle su respaldo a la represión de la que fue sido víctima el jueves y obligó a Monzó a pedir calma. Fue el último grito del kirchnerismo antes de partir resignado al debate.
Aunque no se note, el macrifascista Luciano Laspina volvió a estar más alterado que lo habitual al repudiar la moratoria jubilatoria del kirchnerismo y lo cruzó el ex titular de la ANSeS, Diego Bobossio.
"Que una ley como la de movilidad esté tan enraizada en toda la sociedad significa que es buena para la gente. Nunca fue cuestionada. Muchos dicen que la moratoria incluye jubilados truchos, pero no tienen problemas en aceptar el blanqueo de fondos del exterior, no tengamos doble vara", respondió enojado Bobossio.
"Quieren decir que hay jubilados de primera y de segunda y la verdad es que se trata de una política de Estado, los argentinos decidimos que el 95 al 98 por ciento de nuestros jubilados tenga cobertura, sean las señoras que vivan en el barrio que vivan. Y estamos muy orgullosos de esa decisión, la moratoria fue para los más humildes, en el Norte argentino donde sólo se jubilaban dos de cada diez y ahora nueve de cada diez", agregó.
Recién debutaba a cargo de la sesión el radical mendocino Luis Petri, flamante vice segundo de la cámara. El primero es el peronista José Luis Gioja y Monzó prefirió que no pisara el estrado durante las primeras cinco horas de la sesión, cuando el kirchnerismo intentaba una y otra vez levantarla.
"Esta ley es inconstitucional porque viola tratados y convenciones, y fallos de la Corte Suprema de Justicia. Esto va a ir a la Justicia, pero sólo se van a poder defender los jubilados con haberes más altos, porque el que gana 7.600 pesos no va a poder contratar un profesional para defenderse", sostuvo la massista Mirta Tundis, experta en temas previsonales.
Lousteau fue duro para argumentar su rechazo a la ley. "Esto que está ocurriendo hoy es la grieta, es la calamidad de la grieta, es el peligro de jugar con la grieta por temas electorales", se quejó y ofreció una detallada descripción del progresivo déficit del sistema previsional y su destino de crisis grave para toda la macroeconomía.
Como es habitual, el debate se fue aplacando con un recinto semivacío y ponencias televisivas. La principal fue Victoria Donda. Aún en muletas por su enfrentamiento con la gendarmería la semana pasada, sacó una cacerola y la golpeó con una cuchara, para replicar los cacerolazos que animaban las calles sobre la medianoche.
Frustrado el cuarto intento por levantar la sesión, reaparecieron los discursos de figuras de la alianza de derecha Cambiemos como Graciela Ocaña y Fernando Iglesias.
Carrió se hizo tiempo para sacar los trapitos al sol y recordar que Moreau y el fallecido Carlos Soria, padre de la diputada María Emilia, le habían ofrecido el Ministerio de Justicia de Eduardo Duhalde, tras la caída de De la Rúa. "No se me hubiera ocurrido nunca. Sería un acto de irresponsabilidad institucional", la desmintió el radical.
El metalúrgico Abel Fulrán, del FpV-PJ le reprochó a Roberti haber dado quórum en las dos sesiones. "Me avergüenza que un diputado de las entrañas del movimiento obrero haya traicionado los intereses del movimiento obrero", lo atacó.
La macrifascissta Silvia Lospennato le había exigido a los suyos bajarse de la lista de oradores para no estirar el debate hasta las 10 de mañana. Llegó a haber 40 anotados oficialistas y hablaron muy pocos.
Andrés "Cuervo" Larroque intervino a las 5 de la mañana, José Luis Gioja a las 6 y pronto llegaron los cierres. Las calles ya estaban despejadas. Negri prefirió votar rápido.
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