Gladys Frías señaló que Marcos tuvo “una nueva oportunidad” después de vivir 10 meses conectado al primer corazón artificial intratorácico colocado en Latinoamérica. Fue trasplantado exitosamente en el Garrahan.
Gladys seguró que si su hermano tiene “una nueva oportunidad” es porque “hubo alguien que vio más allá del dolor” y donó los órganos.
Explicó que ya la primera intervención realizada en el Garrahan para conectar a Marco Frías, de 16 años, a un corazón artificial intratorácico “le cambió la vida a él y a todos”.
“Pasamos de no tener una esperanza, porque nos habían dicho que esto no existía, a encontrarnos en el Garrahan con esta posibilidad, con algo nuevo que no lo tenía nadie y era solamente para él”, dijo.
“Eso fue algo increíble, porque a pesar de las aflicciones y las pruebas que nos tocó pasar, nos daba esperanza que, más allá de tener su corazón artificial puesto, él pudo estar en su casa y tener una vida normal”, agregó.
La alegría fue completa cuando apareció el donante que posibilitó una segunda intervención, esta vez para reemplazar el corazón artificial por uno orgánico.
“Marco pudo recibir lo que tanto esperaba, porque apareció su ángel donante. Hoy hay muchos chicos esperando que llegue el suyo. Tenemos que tener en cuenta que donar es dar vida, ver más allá del dolor y si hoy mi hermano tiene una nueva oportunidad es porque hubo alguien que, a pesar de la pérdida de su ser querido, pudo donar y le estamos inmensamente agradecidos a esa familia”, agregó.
Marco, quien recibió un corazón orgánico el pasado 6 de mayo y pronto volverá a su hogar en la localidad bonaerense de Moreno, es el primer paciente pediátrico de Latinoamérica que esperó la intervención en su casa, conectado al aparato que portaba en una riñonera y que funcionaba a baterías.
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