El monarca deja el trono luego de 39 años de reinado y transmite la Jefatura del Estado en su hijo, anunció ayer el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy. La delicada situación que vive la monarquía española desde hace varios años sería el desencadenante.
Con el anuncio se inició ayer un proceso con el que finalizarán 39 años de reinado de Juan Carlos I y comenzará el tiempo de Felipe VI.
La abdicación aún no está regulada en España. Por eso, el Parlamento tendrá que aprobar ahora una ley orgánica para hacerlo, según establece la Constitución Española de 1977, informó la agencia de noticias DPA.
La sucesión en el trono español sigue el orden regular de primogenitura, pero la ley prefiere al varón frente a la mujer. Desde hace tiempo se pretende cambiar eso para adecuar la situación a los nuevos tiempos.
Cuando nació la infanta Leonor, la primongénita de los futuros reyes Felipe y Letizia, la presión por el cambio creció, sobre todo cuando la princesa volvió a quedar embarazada. Pero el nacimiento de otra niña, la infanta Sofía, acabó con esa presión.
A primera hora de la mañana, fue el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, quien anunciaba en una declaración institucional sobre la renuncia al trono.
Unas horas después, el propio Juan Carlos de Borbón dirigió un mensaje a los españoles en el que justificó su decisión de abdicar en el objetivo de "abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación".
"Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando", dijo el rey en alusión a su hijo Felipe, de 46 años de edad.
El monarca aseguró que el pasado mes de enero, cuando cumplió 76 años, empezó a preparar su renuncia y ahora, casi cinco meses después y superados sus problemas físicos, aplicó esa idea, que trasladó al Gobierno para que se pongan en marcha los mecanismos de sucesión.
Está previsto que mañana se reúna el Consejo de Ministros, con carácter extraordinario, para enviar a las dos Cámaras del Parlamento la renuncia del rey y el proceso de sucesión, que tendrá lugar mediante una ley orgánica, para lo que hace falta una amplia mayoría parlamentaria.
Cuando esa ley orgánica quede publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) se activará el mecanismo constitucional de sucesión de la Corona y el príncipe Felipe será proclamado Rey ante las Cortes Generales reunidas en el Congreso.
Eso ocurrirá previsiblemente en las próximas semanas de junio y el príncipe se convertirá en el rey Felipe VI de España.
Juan Carlos I llegó al trono el 22 de noviembre de 1975 y su hijo, Felipe de Borbón, se convirtió en príncipe de Asturias, título del heredero de la Corona española, en enero de 1977.
Según aseguró Rajoy en su discurso institucional, el monarca le comunicó su convicción de que el actual es el mejor momento para que pueda producirse con toda normalidad el cambio en la Jefatura del Estado y la transmisión de la Corona.
El presidente del Gobierno recordó el papel de Juan Carlos I en la transición democrática y dijo que "ha sido un defensor infatigable" de los intereses de España y deja "una impagable deuda de gratitud" a todos los españoles, informó la agencia de noticias EFE.
Tras el anuncio de abdicación, Juan Carlos de Borbón ha cosechado numerosos elogios y muestras de gratitud que recuerdan su aporte a la instauración de la democracia en España.
La renuncia del rey tuvo un amplio eco en la prensa internacional, que coincide en destacar su figura histórica, sus problemas de salud en los últimos años con varias intervenciones quirúrgicas y también los escándalos que rodearon a la monarquía española.
El anuncio de la abdicación se convirtió en el tema del día en los medios de comunicación y en las redes sociales, con comentarios de todo tipo y con peticiones de un referendo sobre la continuidad de la monarquía.
Algunas partidos y sectores de izquierda solicitaron asimismo una consulta para que se pronuncien sobre el modelo de jefatura del Estado, que desde la reforma constitucional del 6 de diciembre de 1978 es una monarquía parlamentaria.
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