Lo dicen hombres y mujeres que lucharon para la sanción de la norma que dispone la gratuidad de los tratamientos de fertilización en todo el país. Sin el obstáculo económico, afirman que se sienten más cerca de concretar su sueño.
Se miran entusiasmados, como si fuera la primera vez. Pero debe ser la número 10 mil en la que se ven las caras. Año tras año, en las manifestaciones, en sus casas, en las clínicas, y llorando por no poder.
Ahora es distinto, se juntan después de que su ley finalmente fuera aprobada en la Cámara de Diputados, el 5 de junio pasado. Desde ese día, se sienten más cerca de cumplir su sueño, el de convertirse en padres.
Las parejas pertenecen a dos de las asociaciones civiles más conocidas en la lucha por la ley nacional de fertilización asistida, Sumate a dar Vida y Abrazo x dar Vida. Además del objetivo común que se repite en sus nombres, coinciden también en la mayoría de las palabras que eligen para describir sus sentimientos.
Guido Howlin y Teresa Bravo, de 38 y 40 años respectivamente, se conocieron en el año 2000 mientras estudiaban en España y desde hace diez años están buscando un hijo. "Me operaron dos veces porque tengo endometriosis, y después descubrimos que los espermatozoides poseen ADN fragmentado", cuenta Teresa que es abogada y cantante.
La pareja se sometió a tres tratamientos de baja complejidad (Inseminación Intrauterina), y a tres ICSIS, uno de los procedimientos más costosos que ronda entre los 25 mil y los 50 mil pesos. "Pensar que por no tener plata, no podés ser padre, es terrible", afirma Guido para quien su profesión de diseñador gráfico fue uno de los refugios, "además del amor de mi pareja, que para pasar por esto y permanecer juntos, es fundamental", aclara.
Al respecto de la aprobación de la ley, Teresa opina que "surgió de abajo hacia arriba. Me llena de orgullo saber que las parejas que vengan ahora no van a tener que pasar por lo mismo que nosotros, de estar dependiendo del ahorro constante para no bajar los brazos".
La mayor preocupación de las parejas ahora es "por lo que viene". Esperan por la promulgación de la norma para que luego pueda reglamentarse lo más pronto posible. La reglamentación es fundamental para conocer los detalles de la norma, como el límite de edad para los tratamientos, o la cantidad de intentos que cubrirá, y que podrá concretarse 90 días después de la promulgación del ejecutivo.
Cynthia Cándido de 36 años y Gustavo Rodríguez de 43 son empleados y se conocieron en 2006 durante una excursión en Jujuy. A los pocos años comenzaron la búsqueda de su primogénito. Realizaron tratamientos de baja complejidad y dos de alta: una fertilización in vitro y un ICSI. Los resultados negativos "te matan", comenta Gustavo y agrega que "hay muchos mandatos, los de tus amigos que te preguntan ¿los hijos para cuándo? o de la familia que te avisa que 'se te va el tren'. Estos clichés culturales deberían ir cambiando".
Otra de las parejas es la de Patricio Campos de 40 años, periodista y Daniela Hornich, de 37 años y empleada. Tuvieron la oportunidad de realizar seis tratamientos ICSI, dos de ellos con ovodonación, pero ninguno fue positivo.
"La ley es una huella profunda y en una sociedad en la que hay mucho odio, es algo que reluce. Es una ley inclusiva y la parimos en tantos años de lucha", asegura Patricio para quien "la coronación fue que la presidenta lo reconozca de forma pública como lo hizo en Twitter".
El obstáculo económico es un denominador común para las parejas. Para navidad, cumpleaños y fechas especiales piden que se les regale dinero para los tratamientos. No se van de vacaciones ni se compran cosas lindas porque cada peso "es mejor ahorrarlo" para los tratamientos. "Gracias a la ley esa prisión se acaba", dice Cynthia.
Javier Collazo trabaja en un taller metalúrgico y tiene 49 años. Su mujer, Viviana Alonso, de 39, trabaja en una casa funeraria. Y forman una de las parejas que nunca pudo acceder a un tratamiento. Para ellos, la norma es "una luz de esperanza". Hace cinco años que intentan tener un hijo. "El que necesitábamos hacer (ICSI) nos sale 35 mil pesos, no pudimos juntarlos. Quiero ser mamá desde mis 16 años, no sólo tengo obstruidas las trompas, también tengo hipertiroidismo", cuenta Viviana quien formó el grupo Abrazo x dar Vida.
Florencia Pérez, (33) está terminando el secundario y Carlos Bogado, (30) es operario. En los diez años que hace que están buscando un hijo tampoco pudieron realizar un tratamiento de fertilización. "Tengo menopausia y los médicos ya me dijeron que necesito una ovodonación", dice Florencia y añade que "sin ley, no podríamos siquiera intentar ser papás, porque no nos alcanza la plata".
Frente a Florencia, Débora Ratti de 31 años cuenta que hace poco más de un año tuvo un embarazo ectópico y perdió una trompa. Con su esposo Marcelo Mereles de 40 años creen que "la ley nos dará una nueva oportunidad". Lo cuenta llorando, pero es ella misma quien se encarga de aclarar que ahora llora, "pero con esperanza".
Desde que decidieron ser padres, el calendario biológico les marcó la vida. Ayer, otro calendario señalaba que es el Día del Padre. Lejos de esquivar el bulto, reconocían que es un "día especial".
"Digamos que, por ahora, somos padres de la ley. Somos optimistas y ya pedimos regalos por adelantado", bromea Gustavo. En el caso de Guido, "ser papá es mi deseo desde hace muchos años, quiero transmitirle a mi hijo todo lo que sé".
Patricio asegura que en "días como estos, uno tiene un pequeño puñal clavado que ahora se siente un poco más liviano. Sueño con mis hijos todos los días, me los magino, y tenemos un cuaderno donde les escribimos".
Florencia comenta que aunque "este día nos encuentra otra vez sin panza, esta vez, tenemos esperanza. El domingo (por ayer) voy a abrazar a mi marido y le voy a decir 'ya va a llegar tu día'".
Ante las repercusiones sobre la suba de las cuotas de las prepagas, como consecuencia de la aprobación de la ley, las parejas demostraron su posición. Para Guido Howlin "que Mathé (Federico Díaz Mathé, director de la cámara de prepagas, CIMARA) diga que por qué los que no necesitan tratamientos, van a pagar a los que los necesitamos, significa que no tiene idea de cómo funciona el sistema de salud argentino que es solidario".
Por su parte, Cynthia Cándido asegura que "con mi obra social también le pago a quien se hace una cirugía estética, porque la cubre. Sin embargo, dicen que no está bien que se cubran los tratamientos a personas que poseemos una enfermedad".
En cuanto a la opinión de la iglesia, las parejas aseguran que los tiene "sin cuidado lo que digan". "Somos personas que necesitan una ayuda de la ciencia para ser papás, es un derecho para todos los que padecemos de infertilidad. Si los tratamientos existe, no tomarlos es retrógrado", añade Patricio.
No saben si finalmente lograrán tener un hijo, "pero de lo que estoy segura", dice Cynthia "es que, gracias a la ley, el dinero deja de ser un obstáculo para ser papás, y con eso definitivamente ya logramos vivir en un mundo más justo".
Al igual que el día en que la ley fue aprobada en el Congreso, nos sigue emocionando hasta las lágrimas la alegría de toda esta gente.
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