Se trata del sacerdote cordobés que apoyó al matrimonio igualitario. El Vaticano decidió la "dimisión del Estado clerical" en febrero, cuando todavía era Papa Benedicto XVI, pero lo comunicó recién ahora. Estaba suspendido desde 2010. El cura aseguró que seguirá brindando los sacramentos.
El Vaticano penó con "la dimisión del estado clerical" al cura cordobés Nicolás Alessio, suspendido desde 2010 por su adhesión militante a la ley de matrimonio igualitario.
La decisión, que "no está sujeta a ningún recurso", fue tomada el 6 de febrero pasado bajo el pontificado de Benedicto XVI, pero recién se difundió ahora, mediante un comunicado del Arzobispado de Córdoba.
"Es un motivo de orgullo. Con esta expulsión, la Iglesia católica busca ejemplificar, mostrar que no cabe la pluralidad de pensamiento, sino la obediencia debida", dijo Alessio quien, consultado sobre las posibles reformas en la institución tras la asunción del Papa Francisco I, indicó: "Creo que no hay razones fundamentadas para esperar cambios profundos. Lo único que hizo (Jorge) Bergoglio fueron gestos simpáticos, de sentido común, que llaman la atención. Lo que debería hacer es suspender todos estos juicios, procesos y castigos a teólogos que, a lo largo y ancho del mundo, piensan distinto".
El Arzobispado de Córdoba comenzó un proceso penal canónico contra el cura Alessio el 5 de julio de 2010 por "impartir el sacramento del matrimonio, en forma contraria a lo que dice la doctrina católica" y por "la divulgación pública de su forma de pensar", puntualizó el Vicario Judicial Dante Simón. También se le cuestionó celebrar la eucaristía junto a sacerdotes que han dejado el sacramento y sin el uso de los libros litúrgicos. Frente a esos hechos, el arzobispo de Córdoba, Carlos José Ñañez, le pidió que se retractara y reconociera el perjuicio ocasionado a la institución, pero Alessio se negó a hacerlo y así se determinó su remoción del oficio de párroco.
Ante las sanciones, Alessio respondió con rebeldía y continuó brindando misa, celebrando bodas y realizando bautismos, tal como planea hacer ahora que la cúpula eclesiástica radicalizó su pena. "El pueblo de dios tiene derecho a los sacramentos y yo soy un sacerdote. Eso no me lo puede borrar ninguna sanción. La Iglesia me considera ilícito, pero mis sacramentos son válidos. Mis acciones pueden no tener valor jurídico, pero sí sacramental", indicó.
A la primera sanción, que implicaba la suspensión de su estado clerical hasta tanto se disculpe y se retracte, vino un segundo proceso en la que el Vaticano se encargó de analizar la supuesta paternidad de Alessio y su convivencia con una mujer. La Santa Sede intervino en el caso y pidió la dimisión definitiva, que ahora Alessio no podrá apelar.
"No es verdad que fue dimitido por pensar diferente, sino porque no cumplió su palabra y su juramento sobre la Biblia. Hubo muchas acusaciones en su contra, entre ellas haber casado a parejas del mismo sexo o divorciadas", señaló Simón quien además indicó que, en caso de que Alessio siga brindando misa, sus acciones no serán reconocidas oficialmente.
Al ser consultado por las futuras reformas que podría sufrir la Iglesia católica en los próximos años, y especialmente por la eliminación del celibato, el vicario judicial reconoció: "Lo tendrá que decidir el Santo Padre. La renovación que va a traer el Papa Francisco no va a modificar la institución del matrimonio. Y no ha eliminado el celibato todavía. Es una ley eclesiástica que sigue en vigencia y el Papa ha aceptado. Podría modificarla, levantarla, pero todavía no lo ha hecho".
Ojalá, alguna vez, la Iglesia sea tan severa con los curas pedófilos.
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