Frente al santuario desfilaron miles de fieles que se acercaron hasta allí para pedir y agradecerle al Santo del Trabajo en su día. Muchos realizaron una vigilia en la puerta del templo. El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, brindó una misa.
Ni alertas meteorológicos, ni lloviznas heladas los detuvieron. Miles de fieles hicieron caso omiso a las condiciones climáticas y se acercaron hasta el santuario de San Cayetano, el patrono del Trabajo, para agradecerle, pedirle o cumplir alguna promesa que le habían hecho al santito.
En un clima de tranquilidad, la gente realizó una doble fila de más de diez cuadras a lo largo de la calle Bynon. Aguardaron pacientemente su turno para ingresar al templo y ver la imagen de San Cayetano, mientras su espera era amenizada por canciones folclóricas y cantos religiosos, desde los altoparlantes instalados en las inmediaciones.
Por la mañana, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, pronunció una homilía exaltando las bondades del santo patrono del trabajo.
"Este año me parece que hay menos gente que los anteriores, eso muestra que gracias a Dios ya no hay tanta necesidad, porque la gente es muy devota, ya que en tiempos de falta de trabajo esto es un mar de gente", comentó Rafael, antes de ingresar al santuario.
"Mi familia y yo somos de Tapiales, pero todos los años nos organizamos con conocidos de otros barrios para venir juntos, esta vez me vine hace dos semanas para guardar el lugar y después llegó el resto en la medida en que sus trabajos los dejaban", detalló.
Muchos de los devotos realizaron una vigilia en carpas durante semanas para ser los primeros en ingresar en la medianoche del martes a la iglesia y venerar al santo Patrono. En esos días, soportaron bajas temperaturas y lluvias.
Unos 1.500 voluntarios laicos, 200 sacerdotes y 800 scouts asistieron a los peregrinos, a quienes repartieron pan, caldo y mate cocido.
Esta devoción popular también se repitió, coo todos los años, en las 45 parroquias del país que llevan el nombre del santo de la providencia. Especiales características tiene la fiesta patronal en el templo del barrio porteño de Belgrano, Vidal al 1700, que celebró medio siglo desde su creación parroquial.
Gaetano Thiene, como se llamaba San Cayetano, nació en Vicenza, norte de Italia, en octubre de 1480, en el seno de una familia de nobles. No obstante, abandonó el ambiente familiar y dedicó su vida a la atención de los enfermos y desvalidos. Murió a los 77 años, en agosto de 1547. Fue canonizado en 1671, después de que una comisión eclesiástica comprobó numerosos milagros entre quienes lo invocaron para pedir sanación, alimentos y trabajo.
Mientras miles de fieles en Liniers pedían o agradecian trabajo, en Barrio Parque, Mugrizio Macri no sabe como hacer para devolver el trabajo que tiene.
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