Carlos Pagni es uno de los editorialistas más inteligentes de La Nazión. Sin embargo, no siempre se puede estar lúcido y fértil para la tarea encomendada, en este caso, criticar al gobierno nacional.
Aunque parezca sagaz en el análisis de las últimas medidas de austeridad sobre la gestión de la empresa aérea de bandera, su nota autocrítica explícita no reúne las condiciones para ser considerada como una opinión seria. Y si no quisiéramos acusar de deshonestidad intelectual al autor, por lo menos,
deberíamos afirmar que está bastante mal informado.
Sostiene Pagni: "La nueva orientación sorprende por varios motivos. El primero es la demora. El Estado se hizo cargo de Aerolíneas hace tres años y medio, es decir, en julio de 2008. Para esa época la situación ya era escandalosa. Entre su privatización, en 1991, hasta diciembre próximo, la empresa se habrá tragado alrededor de US$ 7000 millones. Casi un millón de dólares por día. La secuencia demuestra que la discusión sobre la propiedad estatal o privada de la compañía es accesoria respecto del debate sobre la racionalidad con que se la conduce. Es cierto, sin embargo, que las gestiones de Julio Alak y de Recalde empeoraron las cosas: ahora la ineficiencia cuesta dos millones de dólares diarios. Es un misterio por qué Cristina Kirchner se ufanó durante el discurso de apertura de sesiones del Congreso, el 1º de marzo pasado, de haber incrementado la planta de personal en 1000 agentes".
Carlos Pagni sabe lo que hace y lo hace adrede. No se puede mezclar peras con bananas porque no son lo mismo. Desde 1990 hasta acá, pasaron muchas cosas que el opinador evita analizar pero asusta con las cifras: "US$ 7000 millones", dice sobreactuando preocupación.
La privatización de Aerolíneas fue realizada en 1990 (no en 1991, como dice Pagni) durante el gobierno menemista que regaló la aerolínea a la española Iberia. Ocho años más tarde, la compañía cedió la gestión a la estadounidense American Airlines.
La operación del grupo pasó en el 2000 a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de España, que en octubre de ese mismo año lo traspasó al grupo español Marsans.
Junto con el vaciamiento de los activos que llevó a cabo Marsans, la empresa mantuvo abierto un concurso preventivo, que el actual directorio logró levantar, ya que en agosto 2011, la Justicia dio por concluido el concurso preventivo (abierto en 2001) de Aerolíneas Argentinas (AA), medida que fue solicitada por la compañía, bajo gestión estatal, en marzo último.
En febrero de 2009, el Estado inició un juicio para expropiar la línea área a Marsans y desde entonces administra la compañía. Aerolíneas ya canceló el 99,3 por ciento de los pasivos verificados en el concurso preventivo, los cuales ascendían a 477,3 millones de pesos, según informó la empresa sobre la base de una certificación contable presentada por la Auditoría General de la Nación.
El saldo remanente respondía a la renuencia de los acreedores a percibir el pago, ya que tenían la intención de no perder la capacidad de lobby sobre la empresa. Sin embargo, el actual directorio, encabezado por Mariano Recalde, solicitó a la Justicia que se levantara de todos modos el concurso preventivo, y la Justicia dio por concluido el concurso preventivo.
Sigue diciendo Pagni: "La nueva etapa que se anuncia sería la de otra relación con los gremios. Es una determinación crucial. La principal dificultad que enfrenta la estatización de la empresa es que el Estado es incapaz de sostener la operación. Cristina Kirchner reforzó ese déficit. En vez de confiar Aerolíneas a un cuerpo idóneo, con autonomía profesional respecto de los sindicatos, se la entregó a militantes amigos de su hijo Máximo, quien monitorea las decisiones de Recalde a través de Eduardo Wado De Pedro, su superior en La Cámpora".
Aqui vemos a las claras como Pagni utiliza la falacia del "argumento ad hominem" para desacreditar la actual gestión en AA. Otra vez junto con la operatoria de negar los antecedentes históricos de la privatización y la mala gestión española, ataca a los "jóvenes", "militantes amigos", "La Cámpora", o "el Estado es incapaz", que se han encargado, nada menos, que de reparar el desastre neoliberal en la empresa.
No es nuevo, no es único, no es original, Pagni, al igual que otros pensadores reaccionarios que trabajan para el establishment, se pliega al plan sistemático para erosionar al gobierno nacional que viene demostrando desde 2003, que todos los ataques, críticas y advertencias de catástrofes han sido falsos, malintencionados, espurios. Hay 12 millones de razones que garantizan nuestro entusiasmo.
Por eso, Pagni, ¿por qué no te callás y la seguís mamando?