La Nazión rechaza que el discurso del kirchnerismo se divulgue porque, según su lógica, sólo los monopolios tendrían derecho a bajar línea. Por eso, ataca el mural de Evita en el Ministerio de Desarrollo Social.
En su editorial de ayer, La Nazión la emprende contra la “batalla cultural” que libra el kirchnerismo. Una batalla que, por cierto, tiene como principales adversarios a diarios como el de Saguier-Mitre, que durante más de un siglo ha intentado instalar un tipo de pensamiento uniforme y unidireccional en la mente de varias generaciones de argentinos.
El o la editorialista arranca con una crítica precisa: el convenio suscripto entre el Ministerio de Educación y Télam, por medio del cual toda la información que emita la agencia estatal llegará a los poseedores de netbooks en el marco del programa Conectar Igualdad.
El hecho, según el libelo, cobra “suma gravedad, pero mucho más hoy por hoy, cuando Télam se ha convertido, como nunca antes, en un grosero agente propagandístico del kirchnerismo, algo inaceptable habida cuenta de su condición de medio estatal, es decir, sostenido por todos los ciudadanos, simpaticen o no con el Gobierno”.
Para el centenario diario mitrista, entonces, los únicos que pueden arrogarse ser “groseros agentes propagandísticos” son ellos mismos, toda vez que durante décadas y muy especialmente en los últimos años, han servido no sólo como propagandistas opositores sino también como ideólogos del antikirchnerismo; y más atrás en el tiempo, como impulsores de políticas antipopulares y antinacionales.
Pero no se detiene ahí. “Quienes han sido testigos del nacimiento del peronismo y de sus prácticas no pueden olvidar aquellos días”, rememora La Nazión y se molesta seriamente con “los afanes hegemónicos del Gobierno”. La bilis del o la redactora le produce espasmos de amargura al advertir sobre “el uso de espacios del Estado”, por ejemplo, “presentes en la avenida 9 de Julio. Vaya uno de Sur a Norte o de Norte a Sur, siempre chocará con la imponente imagen de Eva Perón que el Poder Ejecutivo dispuso instalar en las paredes del Ministerio de Desarrollo Social”.
A La Nazión le molestan sobremanera el peronismo y sus íconos. Pero no sólo eso: su lógica es que, como “el Estado es de todos”, debe dejar libre el camino a los privados para que prevalezca el discurso de éstos, sin oposición, sin voces disonantes, sin multiplicidad de ideas. Es decir, el retorno a un Estado ausente, que vuelva la cara cuando las grandes empresas realizan su carnicería cultural (cuando no económica y social, como en épocas del menemato).
La Nazión debería tener un poco de paciencia. En octubre Duhalde arrasa en las elecciones presidenciales, asume el 10 de diciembre y a más tardar en enero de 2012, saca la imágen de Evita del edificio del ministerio de Desarrollo Social y pone una imágen de Mariano Grondona de un lado y una de Joaquín Morales Solá del otro.
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