miércoles, 29 de junio de 2011

Toda la maquinaria de Clarín para desprestigiar a Cristina

Columnas, columnas y más columnas. Los principales soldados del Grupo Clarín salieron con artillería pesada para armar insólitas teorías para una vez más influenciar negativamente en la imagen presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.
 
 
Un repaso por las columnas de Rosendo Fraga, Eduardo Van der Kooy, Ricardo Kirschbaum, Julio Blank y Susana Viau deja entrever que el objetivo es uno solo: debilitar a la presidenta de la Nación. Para eso utilizan todos los recursos que tienen en sus manos.

Uno de ellos fue meter miedo a la población través de afirmar que existe los planes para hacer una reforma constitucional que Cristina haría para perpetuarse en el poder. Además siguen machacando sobre las características de la primera mandataria: la acusan de ser autoritaria y de desprestigiar su partido.

Otro recurso muy utilizado en estos días es desautorizar a los candidatos. Los columnistas de Clarín sostienen que tanto Gabriel Mariotto como Amado Boudou no tienen "base política". También acusaron a Cristina de especular con su decisión de presentarse a un nuevo mandato y de ocultar esta información.

La peor de ellas es sin duda la que afirma que el gobierno nacional dejó de lado su lucha por los derechos humanos y sacó a Hebe de Bonafini de escena. Algo tan falaz que ayer quedó al descubierto en el anuncio de quien es el compañero de la fórmula nacional. Del acto en Olivos, no solo participó Estela de Carlotto titular de Abuelas de Plaza de Mayo, sino que Hebe de Bonafini, presidenta de Madres, también estuvo presente.

Aquí los ejemplos

"Un sistema parlamentario a la europea (quizá el modelo más estudiado sea el alemán) es una fórmula que atenuaría el acentuado presidencialismo actual y que permitiría, previo consenso obligado con otras fuerzas políticas, salvar lo que el oficialismo necesita hoy. Esto es la imposibilidad constitucional de una nueva reelección para Cristina Kirchner. No se han lanzado a la búsqueda de regímenes mejores para elevar la calidad institucional de la Argentina. Los acicatea otra urgencia: encontrar un atajo para, si gana Cristina, correr el horizonte más allá del 2015", busca asustar Ricardo Kirschbaum.

"El estilo personalista ahondado de Cristina estaría desnudando falencias a una década de desatada la gran crisis. Primero, una idea sobre la autoridad que se deslizaría peligrosamente hacia el autoritarismo. Segundo, el desprecio acerca de la participación de su partido. También, la idea clara de que la identidad de ese partido no le agrada. Se ha dicho y vale repetirlo luego del modo en que la Presidenta diseñó la construcción electoral: el kirchnerismo empezaría a convertirse en tiempo pasado; sería la hora del denominado cristinismo", escribió Eduardo Van der Kooy.

"La elección de dos funcionarios de confianza de la Presidenta, sin base política propia, parece significar que el kirchnerismo bajo el liderazgo de Cristina asume una articulación política diferente, en la cual las estructuras políticas, territoriales y sociales han pasado a tener menor gravitación, gestándose un poder aun más centrado en la figura presidencial. Quizás lo que ha sucedido con las dos elecciones de Cristina, hechas sin la participación ni el consenso de las estructuras partidarias, sea que el kirchnerismo puede estar transformándose en cristinismo", sostuvo Rosendo Fraga.

"La tensión sostenida casi hasta el límite legal para formalizar el anuncio que todos suponían se demostró eso: tensión buscada y lograda como efecto político que ayuda a controlar el centro de la escena. Cristina dijo que la decisión de intentar la reelección la tomó durante el velatorio, cuando la gente le pedía 'fuerza', y le daba su fuerza también. Eso fue hace ocho meses. Hasta ahora sólo había recomendado que no se hagan los rulos a los que le reclamaban que se proclamara candidata. Ella, por lo visto, ya se los había hecho", aseuró Julio Blank.

"Tal como sucede siempre en el oficialismo, la escenografía se encargó de expresar lo que las palabras omitían: la necesidad de apartar a Sergio Schoklender de las primeras planas de los diarios se verificó en la decisión de eliminar los pañuelos blancos de las primeras filas del auditorio. La actriz Andrea del Boca y el actor Victor Laplace sustituyeron a Hebe de Bonafini y Juana Pargament, presencias infaltables en los actos que el gobierno considera trascendentales. Las Madres y sobre todo Hebe, –la Supermadre– se han vuelto personajes incómodos. Ni siquiera son nombradas en esta etapa en que el kirchnerismo juega a suerte y verdad la eficacia de su relato y la potencia de sus leyendas. Como por arte de magia, los derechos humanos y su correlato setentista han comenzado a desaparecer de la prédica del Gobierno y el hueco se rellena con un insistente elogio de la juventud", especuló Susana Viau.

Escriban. Escriban lo que quieran. Cada vez la tienen más adentro.

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