EL PLAN DE AJUSTE PARA REDUCIR LA PLANTA ES RESISTIDO POR EL SINDICATO Y POR EL PRESIDENTE DEL INSTITUTO, AMADEO NICORA.
Ni bien asuma el próximo 21 de noviembre, el flamante ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, tendrá que enfrentar una dura parada -en términos políticos- que seguramente lo marcará, para bien o para mal, hacia el resto de su gestión.
Es que cuando la mesa chica de la alianza de derecha Cambiemos planteó casi en secreto quitarle el rango de Ministerio a Agroindustria para pasarlo a Secretaría, se encontró con una dura resistencia por parte del sector que mayor aporte hace a la economía argentina.
En un gesto al campo, Marcos Peña Braun Menéndez, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui frenaron el plan. Pero, enseguida, le encomendaron al ministro de Modernización, Andrés Ibarra, que el ajuste vaya dirigido hacia los organismos descentralizados.
A Agroindustria lo integran el Instituto de Semillas (INASE); el Instituto de Desarrollo Pesquero (INIDEP), el Servicio de Sanidad (SENASA), el Instituto de Vitivinicultura (INV); y, el más importante, el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Justamente en el INTA estaría concentrado el mayor ajuste que planea la Casa Rosada y que debería ejecutar Etchevehere en sus primeros días de gestión. Allí se menciona que la intención del régimen macrifascista es reducir en al menos 750 personas la planta de empleados.
El organismo tiene actualmente más de 7 mil trabajadores en todo el país en una estructura que comprende una sede central, 15 centros regionales, 6 centros de investigación, 52 estaciones experimentales, 22 institutos y más de 400 unidades de extensión.
Si bien en el INTA por ahora prefieren ser cautos respecto al plan oficial, lo cierto es que el tema representa un conflicto político dado que el presidente de dicho Instituto es el formoseño Amadeo Nicora, primo del recientemente designado embajador ante la UE, Ricardo Buryaile.
El dato no es menor si se tiene en cuenta que en los pasillos de Agroindustria todavía perdura un alto grado de incertidumbre por la sorpresa que causó la repentina salida del formoseño y la llegada del ex presidente de la Suciedad Rural Argentina (SRA).
De todas maneras resta por ver si Etchevehere y Nicora llegan a un punto de acuerdo el próximo miércoles en la sede porteña del ACA en el marco de una nueva edición del premio ArgenINTA a la Calidad Agroalimentaria donde ambos deberían asistir.
En este contexto, se sabe que el gremio que representa a los trabajadores, APINTA, se opone a cualquier clase de ajuste. "No sobran empleados: 7 mil es lo mínimo que se necesita para desarrollar las tareas", aseguró el secretario del Sindicato, Mario Romero.
En rigor, el Presupuesto 2018 que presentó el oficialismo ya plantea un ajuste para todas las estructuras que dependen del Ministerio de Agroindustria dado que dicha cartera tiene asignado una partida de $ 17.887 millones versus $ 17.283 millones en 2017.
Esto quiere decir que, si se considera la inflación oficial prevista para el año que viene (15,7%), entonces el recorte real en el monto asignado al Ministerio de Agroindustria sería en el mejor de los casos de al menos un 10,5% respecto a 2017.
Cabe destacar que durante la gestión kirchnerista el presupuesto del INTA se incrementó de manera notable: en 2003 el Instituto contaba con $ 100 millones, cifra que subió a $ 1600 millones en 2012, para llegar finalmente a $ 3302 millones en 2015.
Si bien el INTA tiene una larga trayectoria y reconocimiento, esta suba presupuestaria generó polémica en las gestiones que encabezaron los kirchneristas Carlos Cheppi, Carlos Casamiquela y Francisco Anglesio.
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