EMPUJA UNA INTERVENCIÓN DEL CORREO PRIVADO QUE DESPLACE EL CONTROL DEL CAMIONERO, COMO PARTE DE LA EMBESTIDA CONTRA GREMIOS.
La Casa Rosada definió que irá a fondo contra la conducción del correo privado OCA, que naufraga en una pelea total entre el camionero Hugo Moyano y su ex representante en esa firma, Farcuh.
La iniciativa se presentará como otro avance en la ofensiva del régimen macrifascista contra los "excesos" del sindicalismo y al igual que se hizo en los casos del "Pata" Medina y el "Caballo" Suárez, será la justicia la que instrumente la decisión política.
El tema está en manos del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, que supervisa al Minsietrio de Trabajo y concentra el manejo del Correo Argentino, por encima del ministro de Modernización. La idea del régimen es empujar a la justicia a definir la intervención de la compañía y eventualmente incidir en la definición de los futuros dueños OCA.
En la Casa Rosada ya saben de un grupo de empresarios que está dispuesto a asociarse para quedarse con la compañía, que arrastra un déficit monumental y sólo pudo afrontar los últimos sueldos con aportes extraordinarios del sindicato de camioneros de Moyano.
OCA tiene 7.000 empleados directos y otros 4.000 indirectos. La mayoría de ellos están afiliados al sindicato de Moyano, lo que la convierte en la empresa con mayor número de camioneros en su personal.
Pero antes de disparar ese conflicto, es necesario que la Corte Suprema resuelva un problema de jurisdicción: la causa se la disputan un juzgado de Lomas de Zamora y uno de Capital.
Hasta ahora la Corte no demostró mayor interés en zanjar la cuestión, aunque las disputas de jurisdicción son las que el máximo tribunal suele resolver más rápido. Desde el 22 de Agosto la causa está en manos de la procuradora General, Alejandra Gils Carbó, que todavía no se expidió. Luego intervendrá la Corte.
En el máximo tribunal también maceran otra causa neurálgica para los intereses de Quintana: la demanda que planteó para que Farmacity pueda entrar a la provincia de Buenos Aires. Desde que asumió el cargo público, el vicejefe de Gabinete renunció a cualquier rol ejecutivo en la compañía que fundó -no podía hacer otra cosa-, pero mantuvo sus acciones en Farmacity.
No es un secreto que Quintana tiene un interés especial en el tema de los correos y es uno de los más convencidos de la inviabilidad de sectores enteros de la economía si la Argentina no encara una reconversión logística profunda que baje el costo de los fletes y haga posible exportar a precios razonables.
Desde sus épocas de Farmacity, Quintana arrastra una pésima relación con el inestable Farcuh. En aquellos años el hoy funcionario tuvo un problema con la distribución de sus productos que realizaba a través de OCA. El conflicto escaló y según cuentan fuentes al tanto de aquel conflicto, Farcuh apeló al gremio de camioneros -por aquel entonces era el niño mimado de Moyano- y unos robustos representantes sindicales le explicaron al gerente que había designado Quintana, que mejor no protestara más.
Cuando Macri asumió, Farcuh lo fue a ver a Quintana para contarle sus penurias, sin visualizar el odio que había acumulado el dueño de Farmacity. "Vos debes 4.000 millones a la AFIP y vas a ir preso", lo paró en seco entonces el flamante funcionario. Furioso, Farcuh presentó dos demandas penales contra Quintana y llamó a Macri. Amables componedores le pidieron luego que las desistiera y el CEO de OCA accedió. Pero nunca lo hizo y las demandas siguen su curso.
Persistente, Quintana ya logró quedarse con el control del Correo Argentino en la última modificación ministerial donde impuso a Gustavo Papini. Y ahora apuesta a tener incidencia sobre el principal correo privado.
Quintana mantiene una feroz disputa con el titular de la AFIP, Alberto Abad, por el salvataje de la empresa. Antes de la guerra entre Moyano y Farcuh, Quintana se acercó al titular del HSBC, el macrista Gabriel Martino, y ambos intentaron convencer al dueño del Grupo Rhuo que les venda la compañía. La jugada fue frenada por el camionero. Ese es el marco en el que se despliega esta pelea y vuelve a cruzar a Macri con una historia tóxica en su familia: los correos.
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