LA EX PRESIDENTA FUE LA ÚNICA ORADORA EN EL ESTADIO DE ARSENAL, EN SARANDÍ. EL EJE DEL DISCURSO SE CENTRÓ EN UN LLAMADO A LA UNIDAD DE TODOS LOS AFECTADOS POR EL AJUSTE. CONTRARIAMENTE A LO QUE SE ESPERABA, NO LANZÓ SU CANDIDATURA.
El objetivo quedó proclamado. “Hay que poner un límite, poner un freno”, dijo Cristina Fernández de Kirchner sobre la política de Mugrizio Macri ante una cancha de Arsenal de Sarandí repleta. Así presentó en público Unidad Ciudadana, la fuerza que competirá en octubre con el macrifascismo en la provincia de Buenos Aires.
Bajo el sol y el frío Cristina eligió un discurso de estilo nuevo para ella, lineal y personalizado en historias de la crisis social, sin el tono burlón de otras veces y sin las habituales referencias a los grandes medios de comunicación.
No adelantó qué hará a partir del primer segundo del próximo domingo, 25 de junio. Evitó decir si el cierre de listas de las cero horas de ese día la encontrará como candidata al Senado, donde se tramitan asuntos institucionales y tallan los gobernadores, o a la Cámara de Diputados, el escenario de la batalla política cotidiana, o tal vez en el llano.
A las 15.15, después de escuchar dos minutos de “¡Vamos a volver!”, pidió que le mostraran las banderas que cada uno había llevado según la consigna previa. Entonces apareció el grito de “Argentina, Argentina” y dijo que “ese me gusta más”.
“Podemos mirarnos a los ojos, que tanta falta nos hace a los argentinos”, exhortó. Parte del discurso recogió los 15 puntos de campaña que CFK difundió el 14 de junio, y sobre todo el número uno, sobre pérdida de empleos formales e informales desde que asumió Mugrizio Macri el 10 de diciembre de 2015 y con la propuesta de un aumento de emergencia y la suspensión de despidos por un año.
También volvió a condenar la “suba irracional de tarifas” y las tasas de interés alta para el financiamiento, “además de la deuda de casi 100 mil millones de dólares ya contraídas” y la última, a 100 años.
“Tenemos que organizarnos, porque a la entrada vi jubilados con remedios que ya no están y lo importante es canalizar esta fuerza, esta decisión ciudadana”, dijo y agregó que “la agresión neoliberal supera a todos los partidos políticos. Cuando van al supermercado, ¿a alguno le hacen una rebaja porque es de un partido o de otro? Cuando despiden en la fábrica, las suspensiones y los despidos vienen con nombre y apellido de carne y hueso. De eso se trata Unidad Ciudadana”.
Cuando escuchó el grito de “¡Cristina senadora!” dijo que tuvo en su vida “todos los honores y todos los cargos gracias a ustedes”. Ante el “¡Cristina Presidenta!”, respondió que venía a “poner el cuerpo, la cabeza y el corazón”, porque “no me parece justo que nos hayan venido a desorganizar la vida”, cuando antes “cada uno sabía cómo iba a llegar a fin de mes, a tomarse vacaciones, a juntar dinero para el auto”.
“Las próximas elecciones son parlamentarias y la sociedad expresa si la sociedad está o no de acuerdo con un gobierno”, encuadró, para añadir que “claro que tenemos pasado. No nací de un repollo. El problema es que con ellos no tenemos futuro, no podemos llegar a fin de mes, como me contaba Ema, del centro de jubilados, que se acuesta más temprano para usar menos la estufa".
“Con estas facturas, con estos precios de los remedios, ¿de qué 2019 me están hablando?”, preguntó y sostuvo que "ya no soy la joven aquella que quería cambiar el mundo. Los años pasan para todos. Me tocó ser madre, me tocó ser abuela, porque la vida tiene esas cosas: te dan y te quitan".
Con reminiscencias de la campaña electoral de 2011, después de la muerte de Néstor Kirchner el 27 de octubre de 2010, dijo que “todos parecemos fuertes pero todos tenemos nuestros dolores”.
“Los partidos hablan distintos idiomas pero la matemática es una sola y no dan los números a los trabajadores, a las pymes, a los científicos, a los comerciantes”, afirmó.
Antes de cerrar fue invitando gente al escenario. Por nombre. “Dije que quería que nos escuchemos. Les pido que suban a Guadalupe y Julia, del Conicet, a Laura de la UNAJ (la Universidad Nacional Arturo Jauretche de Florencio Varela), que vengan, porque perdieron la beca. Una estudiaba HIV. Agustín, el secundario, me cuenta que ya se fueron tres chicos porque abandonaron y tuvieron que ir a trabajar. Ezequiel es de Pergamino. Vino a estudiar Ingeniería Electrónica en la UBA y ahora perdió el progresar. Fernando, que estudia Historia. Luisa trabaja hace años en la biblioteca popular Islas Malvinas. La gente pedía libros. Ahora pide comida. María hace 20 años que trabaja al frente de un comedor. Lorena y su hermana Flavio buscan a su hermana o a su hermano. Sus padres están desaparecidos. Dos por uno, por Dios. Dos por uno… Agustín tuvo un accidente y lleva una chapa en la cabeza. Los tarifazos lo están arruinando. Con la pensión por discapacidad tiene que pagar el alquiler del comercio. Norma tiene siete hijos. Pensionada. Vení Norma. Mucho respeto. Mujer argentina de siete hijos. Vení, Verónica. Frigorífico Pilar de acá de Avellaneda. En el año 2012 tenía 50 trabajadores. Hoy 17. Karina de Microenvases. Claro que sí, problemas reales. Karina haciendo el aguante para no despedir gente".
El escenario estaba colmado. Pero continuó. “Alejandro de Ezeiza tuvo que cerrar su panadería. Moderna. Tuvo que vender las máquinas para pagarles a los empleados. Cómo vas a hablar de competitividad. Bárbara, una pyme de 15. Calzado". En ese momento alguien llora. “No llores, por favor. Él es Adrián, de una cooperativa que fue fábrica recuperada. Pagaban 18 mil pesos de luz. Ahora les vienen 50 mil pesos. Y 40 mil de agua. Y les abren la importación".
Subió Pablo. “Escuchen bien los xenófobos. Vino hace diez años de Bolivia. Ocho hermanos, madre y padre, trabajan todo el día toda la semana. Pero además Pablo está en primer año de agronomía de la Universidad Nacional de La Plata. Pablo trabaja una hectárea con su hermano Abel. El 50 por ciento de la ganancia se la lleva el dueño de la tierra y el otro 50 ellos”.
“Estos son los ciudadanos y las ciudadanas”, siguió. “Fabián es remisero. Claudia por Facebook hace fábrica de ropa virtual. Ahora a los padres les suprimieron los remedios en el PAMI y tienen que estirarse".
“Tenemos que hablar de cómo le arruinan la vida a la gente”, dijo. “Podrás tener coaching y poner carita de buena, pero ésta es la realidad”, lanzó en una evidente mención a María Eugenia Vidal, a quien no llamó por su nombre y apellido.
La ex presidenta llegó al estadio dos minutos antes de las tres. Abundó la presencia de intendentes y dirigentes del peronismo bonaerense no enrolado con Florencio Randazzo y de los aliados de fuera del PJ.
Ya por el solo hecho de ser ex presidenta durante ocho años Cristina juega en el tablero nacional pero eligió proyectarse desde la provincia de Buenos Aires, donde precisa revertir las derrotas del peronismo en 2013 frente a Sergio Massa y en 2015 ante María Eugenia Vidal. Daniel Scioli ganó para la presidencia en Buenos Aires pero la derrota previa para la gobernación hirió las chances nacionales del Frente para la Victoria.
Un desafío para Cristina, aunque es obvio que no formó parte de su discurso, es el liderazgo del peronismo bonaerense. En general este puesto, que no es formal, estuvo en manos de dirigentes de la provincia de Buenos Aires. Solo dos figuras nacionales del peronismo fueron al mismo tiempo los jefes del mayor peronismo de la Argentina. El primero, naturalmente, Juan Perón. El segundo, Néstor Kirchner.
Perón no precisó de ningún par bonaerense para influir sobre el distrito obrero más importante del país. Otro líder nacional del peronismo como el turco innombrable, por ejemplo, sí. El riojano mufa nunca fue el jefe del peronismo bonaerense. El jefe era Eduardo Duhalde y el "yeta" compartía o disputaba su influencia con él. A tal punto fue así que, cuando el turco entró en una etapa de debilidad relativa, Duhalde le asestó el golpe final a su sueño de habilitar una reelección por segunda vez, tras la de 1995.
Hubo que esperar hasta Kirchner para que otro peronista de alcance nacional gobernara sin intermediarios entre los justicialistas de la provincia de Buenos Aires. Kirchner lo hizo desde la Presidencia de la Nación. Construyó relaciones propias con cada intendente, sobre todo en La Matanza con Alberto Balestrini, una fórmula que repite estos días Cristina con el balestrinista Fernando Espinoza. En junio de 2004, de vuelta de la gira por China, decidió caminar él mismo a fondo la provincia y desconocer la jefatura de Duhalde, que el año anterior lo había nominado para la presidencia. Y en abril de 2005, mientras estaba en Roma para la entronización del Papa Benedicto XVI, concretó la ruptura. La redondeó sin medias tintas, con la ayuda de dos bonaerenses además de Balestrini: Felipe Solá y Florencio Randazzo. Con los distritos atados, Kirchner resolvió que en las elecciones de octubre se presentaría Cristina como candidata a senadora. Duhalde hizo la simétrica, y así fue como Cristina Fernández de Kirchner le ganó a Hilda Chiche González de Duhalde. Kirchner desembarcó en Buenos Aires con aliados pero convertido en jefe indiscutido del peronismo en el distrito electoral que reunía y reúne casi al 40 por ciento de los votantes.
Más allá de dónde recale institucionalmente, Cristina va por lo mismo. El acto de Arsenal muestra el modo de construcción. La base es la estructura del peronismo y de algunas intendencias fuertes, como Avellaneda y La Matanza. La proyección pública no esconde nada (Espinoza y Jorge Ferraresi, entre muchos otros, estaban presentes) pero busca una imagen de representación del interés general.
“No hay que ponerse triste, no hay que llorar”, cerró Cristina Fernández de Kirchner en Sarandí. Eran las cuatro de la tarde. Después vino la armónica con el comienzo del Himno.
Fuente: nota de Martín Granovsky para Página/12
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