EN EL TEDEUM POR EL 25 DE MAYO, EL ARZOBISPO PORTEÑO DIJO QUE "BUENA PARTE DE NUESTRO PUEBLO NO SE SIENTE INVITADO” A LA CELEBRACIÓN PORQUE “CARECE DE LO NECESARIO PARA UNA VIDA DIGNA”. ADVIRTIÓ QUE "LA INEQUIDAD GENERA VIOLENCIAS".
Recuperado de la descompensación que sufrió el miércoles durante su visita a Ecuador para la asunción de Lenín Moreno, Mugrizio Macri concurrió ayer al tedeum por el 25 de mayo en la catedral metropolitana.
Allí debió escuchar al arzobispo porteño Mario Poli remarcar que no hay motivos para festejar “cuando buena parte de nuestro pueblo no se siente invitado” porque “carece de lo necesario para una vida digna”.
El cardenal primado de la Argentina dijo también que "la inequidad genera violencias".
Macri participó del tedeum junto a su esposa, la explotadora de trabajadores textiles esclavos Juliana Awada y ministros y funcionarios de su gobierno. También estuvieron presentes en la ceremonia religiosa representantes de los otros poderes del Estado.
"Estoy bien. Fue una descompensación con la altura, el cansancio acumulado del viaje no recuperado por Asia, fue un momento feo pero no fue nada grave", había despejado el propio Macri temprano por la mañana las dudas planteadas acerca de su presencia en la homilía de Poli.
El ex hijastro de Flavia Palmiero se descompuso antes de ayer en Quito, adonde fue para la ceremonia del traspaso de mando de manos de manos de Rafael Correa a su vice. Macri explicó que fue por "la falta de oxígeno y la altura".
"Me bajó la presión, tuve que hacer reposo hasta emprender la vuelta. Me chequearon acá cuando llegamos a las 3 de la mañana y me dijeron que estaba bien", agregó.
Lo primero que hizo el idiota confeso ayer fue compartir un chocolate con churros con funcionarios del régimen fascista en la Casa Rosada. Con ellos fue luego caminando desde allí hasta la catedral metropolitana.
"La solución a nuestros desafíos internos, algunos estadistas lo llaman deuda social interna, depende prioritariamente de nosotros", expresó durante su homilía Poli.
Después llamó a dejarse “interpelar por la realidad humana que vivimos” y apuntó que “muchos pueden pensar que no hay motivo para hacer fiesta patria cuando buena parte de nuestro pueblo no se siente invitado, porque no posee igualdad de oportunidades y carece de lo necesario para una vida digna".
El arzobispo porteño también alertó que “la inequidad genera violencias” y sostuvo que “las estadísticas veraces son muy buenas porque nos advierten dónde estamos parados y nos animan a encarar soluciones. No obstante, los porcentajes invisibilizan el dolor de las familias que sufren la postergación y el desánimo”.
Tras escuchar el sermón de Poli, Macri continuó con las actividades vinculadas por la celebración del aniversario de la Revolución de Mayo, compartiendo un locro con integrantes de organizaciones sociales y alumnos de escuelas primarias. La actividad la organizó la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y se llevó a cabo en el Museo del Bicentenario.
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