MARIO BONILLO SEÑALÓ QUE “LA UNIVERSIDAD ES UN LUGAR DE DEBATE Y LIBERTAD" QUE SE BUSCA LIMITAR. REMARCÓ QUE LA POLICÍA ACTUÓ "SIN ORDEN JUDICIAL" Y QUE “LOS CHICOS HAN SIDO MALTRATADOS”.
“Fue un mensaje de miedo y amedrentamiento". Esa fue la expresión con que el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Jujuy, Mario Bonillo, se refirió al ingreso de la policía en esa casa de altos estudios y durante la cual dos estudiantes fueron detenidos de manera ilegal.
El decano se manifestó “preocupado” por ese hecho, reveló que “los chicos han sido maltratados” y denunció que las fuerzas de seguridad que dependen del régimen fascista de Gerardo Morales admitieron que “no había orden judicial” para ingresar al predio.
El hecho ocurrió en la madrugada del jueves, cuando cinco móviles policiales ingresaron, según Bonillo denunció, “disparando tiros al aire” en el predio universitario, donde un grupo de estudiantes había organizado un asado “para los (alumnos) ingresantes que quieren acercarse a la vida política de la universidad”. Contra la versión policial de que los estudiantes no tenían permiso, Bonillo aclaró que estaba “al tanto de esa actividad”.
El decano relató que alrededor de las 2 de la mañana recibió “el llamado de una alumna totalmente asustada” a la que habían “encerrado en uno de los autos del procedimiento” y que le contó lo que ocurría. De los varios estudiantes que habían apresado de manera ilegal, dos fueron llevados a una dependencia policial, el presidente del Centro de Estudiantes y consejero estudiantil, Joaquín Quispe; y el estudiante Ignacio García.
Bonillo contó que cuando fue hasta la Comisaría 1ª de la ciudad capital para buscar a los detenidos, pidió la orden del procedimiento y “una oficial me dijo que no había orden judicial”. El motivo que le dieron fue, siempre según el decano, que las detenciones fueron “por averiguación de antecedentes y que había una falta contravencional”. Agregó que “le pregunté cuál era y me respondió: ‘Estado de ebriedad’”.
Por su carácter de autónoma y por tratarse de dependencias federales, las universidades son territorio prohibido para las fuerzas de seguridad, salvo cuando alguna autoridad les indique que pueden ingresar. Esta vez, en Jujuy, no fue el caso. La policía provincial que responde al gobierno del radical Morales entró sin autorización de la universidad ni de un juez, lo cual fue interpretado por Bonillo como “un mensaje simbólico hacia los chicos y hacia la política universitaria” de “miedo y amedrentamiento”.
“Hablé con el ministro de Seguridad (Miguel Singh) y me dijo que no tenía ningún detenido”, prosiguió Bonilla, quien calificó esa respuesta como “grave”, porque el funcionario provincial “negó o desconoció” el hecho.
Los dos estudiantes fueron liberados horas más tarde tras las gestiones de las autoridades de la Facultad de Ciencias Agrarias y la reacción de los organismos de derechos humanos tras el escándalo. “Han sido maltratados, tenían magulladuras; uno no puede mover el brazo”, describió Bonillo.
“No han detenido a cualquiera”, dijo el decano para referirse a Quispe y García, quienes militan en una agrupación universitaria “sin vínculos partidarios, como sí los tiene Franja Mora con el radicalismo”.
Para Bonillo, el operativo fue “un mensaje simbólico” del régimen fascista provincial hacia la comunidad universitaria. “La universidad es un lugar de debate abierto y de libertad de cátedras, de donde pueden salir nuevas ideas. Y con miedo y amedrentamiento es difícil que haya debate y libertad”, concluyó.
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