EL TITULAR DEL BANCO CENTRAL, FEDERICO STURZENEGGER, LAS REDUJO POR DECRETO Y EN FORMA GRADUAL. EL SENADO PRESIONA PARA UN RECORTE ABRUPTO.
La rebaja de las comisiones en las tarjetas se convirtió en una novela interminable, que en diciembre enfrentó a las dos cámaras del Congreso como pocas veces ser recuerde y ahora mantiene una dura disputa de los senadores con los Bancos y el régimen.
Parecía todo terminado cuando Federico Sturzenegger las bajó por resolución por resolución desde abril en los términos del proyecto de ley aprobado en Diputados en noviembre: de 3% a 2% las de crédito y de 2% a 1% las de débito, pero con una baja gradual que las dejaría en 1.3 y 0.6 para 2021.
Técnicamente, modificó la "tasa de intercambio", una variable que representa el 95% de las comisiones y que Sturzenegger había controlar en el Senado, cuando el debate daba sus pasos iniciales.
Lo terminó haciendo y los senadores de la oposición no lo toleran. Convertidos en los grandes rebeldes de esta película, insisten con un proyecto para reducirlas en 1.5% (crédito) y 0.5% (debido), que ya tiene una mayoría para aprobarse y encendió las alarmas.
Los banqueros fueron al Senado a suplicar que obedezcan a Sturzenegger y el último viernes Miguel Braun, secretario de Comercio, recibió al chubutense Alfredo Luenzo, presidente de la Comisión de Industria, para pedirle que frenara las reuniones.
Pero no lo logró. "Los Bancos ganaron 15 mil millones de pesos en el último año y no pueden venir a pedir gradualidad", se enfadó Luenzo, que responde al gobernador Mario Das asco Neves.
Como los diputados macristas Daniel Lipovetzky y Eduardo Amadeo, Sturzenegger tuvo el respaldo de Osvaldo Cornide, histórico presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) hasta esta semana y que también había pasado por el Senado a respaldar. En sus últimos días al frente de la entidad, Cornide no estaba dispuesto a decirle que no a nadie y abrió un conflicto indefinido.
La grieta se abrió en diciembre, cuando los senadores de todos los bloques, en un acto corporativo casi sin precedentes, denunciaron a la Cámara de Diputados por presunto conflicto de poderes por ignorar su proyecto sobre tarjetas.
Lipovetzky y Amadeo habían apelado a un recurso reglamentario para salirse con la suya: en vez de devolver el proyecto al Senado con cambios, como se acostumbra, enviaron otro como las comisiones más altas y así les impedían insistir con el suyo con los dos tercios.
La maniobra enfureció por igual a los jefes de toda la oposición que ahora insisten en aprobar una ley como sea y tienen su argumento: las comisiones, originalmente, están definidas por una ley, como admitió Lipovetzky.
Al régimen y Sturzenegger ignorar al Senado les permitió conseguir lo que querían y por lo tanto es mejor dejarlo todo como está, un antecedente nada feliz para los líderes de la Cámara alta.
Para el titular del Central la clave para bajar las comisiones aún más es aumentar la competencia y por eso aseguran que Prisma ya no tendrá beneficios monopólicos como proveedora. Los senadores no piensan lo mismo. Y la pelea promete seguir.
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